Candy y Azabache, los dos peludos que le brindaron amor hasta el final a don Alfonso López

Esta es la historia de amor, protección y ternura de un habitante de calle que perdió la vida en una pelea callejera que al parecer se formó cuando buscaba proteger a sus dos mascotas, las cuales al final le brindaron un último adiós. 

Candy y Azabache, los dos peludos que le brindaron amor hasta el final a don Alfonso López

A ellos, los tres, quienes son para mi familia, a pesar de todo

El amor es una semilla que germina, luego que se siembra en la tierra fértil del corazón, como el caso del habitante de calle Alfonso López González, quien depositó toda su ternura en Candy y Azabache  

Y floreció ese amor en estos dos caninos criollos, porque ellos lo acompañaron hasta el último adiós que le brindaron a esta persona que perdió la vida en una riña callejera, registrada en la noche de este martes 9 de abril en inmediaciones de Profamilia, en Popayán, Cauca.  

Sí, Candy y Azabache eran los amigos incondicionales de  Alfonso López González, quien por cuestiones de la vida, convirtió la calle en su hogar y encontró en estos dos  peludos la compañía suficiente para enfrentar la rudeza de la existencia, el frío y hasta el desprecio de otras personas.

"Él se hizo cargo de los dos canes, con amor los alimentaba, los cuidaba, los paseaba, de hecho dormían juntos  ahí mismo en Profamilia, donde lamentablemente sucedieron los hechos que truncaron la vida de este abuelo, quien además era muy querido por los habitantes del sector", relatan las personas que lo conocían.

Esa noche de martes, al alrededor de las 11:00 p.m., Alfonso López González se trenzó en una fuerte discusión con otra mujer que también compartía esa condición de vivir en la calle. Esa situación fue calando a tal punto que se formó después una pelea, la cual terminó con la vida de vida Alfonso López González.

"Las versiones que manejamos es que ella portaba un cuchillo, y en medio de ese altercado, le propinó cuatro puñaladas al señor en el pecho, acabando así con su vida. La mujer, al verse en esa situación, intentó huir del sitio pero las reacción de una patrulla de la Policía permitió su captura", indicaron en su momento las autoridades.  

Existe otro relato que apunta que la agresora, quien era una especie de compañera sentimental de la víctima, llegó esa noche a buscarle problemas a Alfonso, de ahí que Candy y Azabache salieron en defensa de su amo. La mujer, al parecer, intentó apuñalar a los perros, cuando estos la atacaron.

"Él no permitió que apuñalaran a Candy y Azabache, de ahí que la mujer ya se ensañó con él, propinándole varias puñaladas hasta acabar con su vida, luego huyó mientras que los dos ejemplares no se despegaron del cadáver de Alfonso, de hecho, tocó espantarlos a la fuerza para que los funcionarios judiciales realizaran la inspección técnica a la escena de los hechos",  manifiesta Viviana Valencia, la representante de Comedog Popayán y quien ahora es una de las personas que protege a los dos ejemplares.

La noticia del final de este abuelo, de aproximadamente 63 años de edad, golpeó los corazones de los comerciantes, habitantes del sector y hasta de los trabajadores del Éxito Panamericana, ubicado en el lugar donde se registró este homicidio. Todos ayudaban a esta persona en la tarea de cuidar a 'los peludos'.

"La historia es muy impactante porque don Alfonso cuidaba muy bien a Candy, Azabache y Condesa, esta última no sabemos qué le pasó, ya no estaba con él, pensamos que la raptaron, pero la gente lo quería mucho porque a pesar de vivir en la calle, tenía el amor suficiente para que a sus dos mascotas no les faltara la comida, por eso la gente lo quería mucho, le ayudaba", agrega Viviana Valencia, quien fue testigo de cómo estos dos ejemplares criollos ahora están deprimidos por la trágica partida de su amo.    

Tanto Candy como Azabache después del fatal suceso fueron rescatados por esta integrante de Comedog Popayán, con el apoyo de los funcionarios de la secretaría de salud municipal y del grupo ambiental de la Policía Metropolitana de Popayán.

"Al día siguiente, miércoles, la Policía Ambiental rescató a Azabache ahí mismo en Profamilia, porque los dos aún estaban en ese lugar  donde dormían con don Alfonso, seguro lo esperaban, y cuando se adelantó este procedimiento, Candy salió huyendo,  llegó después hasta Campanario, donde ya fue recogida con mucho cuidado por el veterinario", agrega Viviana Valencia

Después vino la escena más dolorosa y conmovedora de esta historia surgida en medio de la violencia y la intolerancia, la misma que  acaba  con la vida de muchos colombianos: los dos peludos fueron llevados hasta sala de velación La Ermita, al norte de la ciudad, para que se despidiera de su amo, de su protector, de la persona que llegó hasta dar la vida por ellos.  

"Con esta historia se comprueba que los perros son cien por ciento seres sintientes, porque Candy y Azabache demostraban con su mirada que querían irse a Profamilia a buscar a don Alfonso, por eso los llevamos al funeral, claro, fue muy impactante cuando se percataron que él yacía en el ataúd, se dio un momento en que se les abrió y ahí Azabache le lamió las manos, como una señal de despedida",  relata, compungida, Viviana Valencia.

Luego, y por varios minutos, los dos ejemplares se acostaron al lado del féretro, para después expresar, con sus miradas y posiciones, que ellos sabían que don Alfonso no estarían más en sus vidas, que era una despedida. El momento quedó plasmado en una foto.

Tras este sentida escena, tanto Candy y Azabache fueron sacados de la sala de velación con los debidos cuidados porque llegó la hora de conducir los restos de don Alfonso a su última morada. No querían irse, de ahí terminaron cargados y evacuados del sitio por esas personas que ahora los protegen al punto que lograron ubicarle, para ambos, un nuevo hogar.

Nota: Los funcionarios de la secretaría de salud municipal Nataly Muñoz y Juan Manuel Rodríguez lideran ahora el proceso de resocialización de Candy y Azabache, con el apoyo de Comedog Popayán. También apoyan la fundación Salvando Huellitas Popayán.