El legado del concejal Campo: Privatización y abandono de los payaneses

Una vez más, el concejal Alexander Campo se jactó de sus más de 20 años de trayectoria política, como si esto fuera un mérito y no una larga lista de despropósitos y claudicaciones que han sumido a Popayán en el atraso y el abandono.

El legado del concejal Campo: Privatización y abandono de los payaneses

Con un tono soberbio que raya en la insolencia, Campo se enalteció ante el alcalde Muñoz por su experiencia de dos décadas en el Concejo Municipal. ¿Experiencia de qué? ¿De venderle los intereses de los payaneses al mejor postor? ¿De aprobar a diestra y siniestra la entrega de servicios públicos estratégicos a privados?

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Porque esa es la verdadera hoja de ruta del afamado concejal. En su llamada 'trayectoria', Campo avaló sin reparos la funesta decisión del ex alcalde Ramiro Navia de entregar el servicio de recolección de basuras a una empresa privada. Una decisión que hoy nos condena a pagar una de las tarifas más costosas del país por este servicio público esencial. Pero no solo eso, el mayor agravio es que las jugosas utilidades y ganancias que genera este lucrativo negocio no quedan en las arcas municipales para beneficio de los payaneses. No, se van íntegras a los bolsillos de los privados. En el caso puntual de la recolección de basuras, hablamos de la no despreciable suma anual de $16.000 millones de pesos que se fugan de las finanzas locales.

Campo guardian de la ciudad. ¡Já! Más bien vigía complaciente de los atropellos contra los intereses de Popayán.

Si a eso le sumamos su reciente respaldo a la creación de una empresa mixta de alumbrado público en la anterior alcaldía de López, nos queda claro que su "experiencia" de 20 años lo único que acredita es una larga lista de traiciones al pueblo payanés.

Por eso es tan cínica su postura, que nos preguntamos ¿De qué se jacta Campo? ¿De haber sido peón facilitador de los mayores atropellos contra el patrimonio y los derechos de esta ciudad? Porque de haber defendido y procurado el bienestar de Popayán, ciertamente no hay ningún mérito.

En vez de enaltecer esa funesta "trayectoria", lo que debería hacer el concejal es pedir perdón de rodillas. Explicar por qué en más de 20 años como supuesto servidor público, su accionar solo ha representado intereses particulares que nada tienen que ver con el presente y futuro de los payaneses.

Porque lo que a Campo le debería dar vergüenza no son 20 años como concejal. Es haber dedicado dos décadas a traicionar ese mandato de representación que el pueblo equivocadamente le confirió.