¿A quién beneficia realmente el "Pico y Placa"?
En el maremágnum postelectoral de octubre, cuando las promesas de campaña empiezan a desempolvarse, la atención se centra en una declaración audaz del Alcalde electo de Popayán durante campaña: la abolición del notoriamente impopular "Pico y Placa".
Este ajuste, presentado como un acto de valentía y compromiso, promete romper con la tradición de promesas incumplidas.
La calibración inicia, ajustando el rumbo con la determinación de cumplir las promesas de campaña. La primera medida, que se establezca sin rodeos, sería la retirada efectiva del "Pico y Placa" a partir del 1 de enero de 2024. Enfatizando en la necesidad de desmarcarse de prácticas de los últimos cuatro años que han estado plagadas de falacias y promesas vacías. Este anuncio se presenta como un indicio de firmeza y conocimiento en la implementación de políticas de movilidad.
Este redactor, desde una perspectiva crítica, he denunciado la medida del "Pico y Placa" como una herencia absurda del periodo de Peñalosa en los años 90. Y sostengo que esta restricción ha sido la principal culpable del caos vehicular a nivel nacional, de donde se deriva un aparente beneficio personal para Peñalosa en el contexto del sistema de transporte masivo implementado en Bogotá.
Hemos sido oídos de ideas absurdas de Peñalosa, como la afirmación de que un bus de Transmilenio es más eficiente que los vagones de un metro. Estas declaraciones, registradas en medios, se basan en estadísticas inverificables y se vinculan presuntamente a intereses personales, como la recepción de comisiones de Volvo. Así pues, en caso de que el metro de Bogotá se construya subterráneo, la afectación sería grave para las ganancias de Transmilenio, lo que se presenta como un motivo adicional para la defensa de un metro elevado por parte de Peñalosa.
La estrategia del "Pico y Placa" es duramente cuestionada por su falta de coherencia y metodología clara. Representa la ausencia de un enfoque estratégico en torno a la movilidad que a su vez revela la ineptitud técnica de los funcionarios en movilidad y tránsito. La medida expone la incapacidad de estos funcionarios para definir estrategias basadas en la ingeniería que ofrezcan soluciones reales al problema del tráfico, insinuando una incompetencia generalizada y sugiriendo la presencia de clientelismo y favores políticos en la asignación de cargos.
Más Vías…sí, algún día…
Más vías, sí, pero con las intersecciones adecuadas; no cortinas de humo como la vía de los "Próceres", que está destinada a estrellarse en sus extremos con semáforos. Esta avenida, bautizada como la "Avenida de los Próceres", carece de intersecciones bien diseñadas, y en su cruce con la Panamericana, está programada la instalación de otra serie de semáforos, similares a los de Campanario. Este enfoque solo lleva a más detenciones, más interferencias, y los políticos históricos han intentado venderla como la panacea de las soluciones viales para la ciudad. Esto parece ser más una estrategia para reforzar la imagen de aquellos que "al menos hacen algo", pero ¿en qué mente cabe semejante idea?
Otro ejemplo es la vía lenta de la Panamericana, que desplegó 1000m2 de asfalto sobre la antigua glorieta Antonio Nariño. Esta vía ha sido saturada con semáforos y pasos peatonales que automóviles y motos utilizan como retorno frente a la estación de servicio. A pesar de las afirmaciones de aquellos que defienden esta intervención, la realidad es que solo ha ampliado el área de congestión y ha comenzado a generar graves vicios de comportamiento entre los conductores.
La existencia de más vías, sin intersecciones adecuadas, ya sea elevadas o a nivel, no contribuye en nada a mejorar la movilidad; más bien, se convierte en una petición sin sentido. Es imperativo instalar, modificar y adaptar intersecciones que permitan un flujo fluido del tráfico, minimicen las interferencias y eviten la acumulación. Sin estas medidas, el problema persistirá y las nuevas vías serán ineficaces para aliviar el caos vehicular en la ciudad
¿A quién beneficia el "Pico y Placa"? ¡A NADIE!
Bueno, sí, a los taxistas y a la concesión. Tras varias revisiones sobre el tema, la cruda realidad indica que el principal beneficiario es el gremio de taxistas. Según afirmaciones de personas de este sector, logran desplazarse más rápido y atender carreras "chiquitas" que les resultan rentables, y la existencia de la medida les garantiza contar con la necesidad de muchos usuarios que utilizan este servicio, para atenderlos de la forma que más les convenga, pero en ningún caso suficiente.
Sin embargo, este beneficio se limita a menos de 900 vehículos en toda la ciudad, una cifra que en la práctica no tiene la capacidad para satisfacer la demanda generada durante las horas de mayor flujo vehicular. ¿A quién más beneficia? A la concesión que gestiona las cámaras de foto detección de Campanario y el Inem, ya que obtienen un capital significativo a través de las sanciones impuestas.
En resumen, ¡a NADIE MÁS!
El sistema de transporte público colectivo, que cuenta con poco más de 500 colectivos, se encuentra en una batalla perdida contra los mototaxistas. Han intentado diversas estrategias, tanto regulares como irregulares, para mantenerse a flote: cancelación unilateral de rutas, cambio de recorridos, reducción de frecuencias, beneficios para estudiantes, y más. Sin embargo, desde la administración Fuentes, surgieron los primeros "Motorratones" y, desafortunadamente, no se tomó ninguna medida para controlar su crecimiento masivo, lo que ha afectado gravemente al transporte público colectivo.
En la campaña del actual Alcalde, los moto trabajadores fueron utilizados para ganar favores electorales, pero luego fueron traicionados debido a que la normativa no los respalda. Actualmente, los mototrabajadores incorporan en su operación cantidades de motos de origen dudoso, algunas sin papeles e incluso reportadas como robadas que llegan de otras latitudes. Se rumorea que en el negocio del mototaxismo hay miembros de la fuerza pública que son propietarios de lotes de estos vehículos, alquilándolos por días para prestar servicios. La realidad es que no todas las motos en circulación son "nuevitas", el mercado en ventas no ha dado tanto como se podría pensar.
La ciudadanía ansía movilidad, y ello se reflejará en desarrollo y economía, y esto no se consigue a base de restricciones; esa es una idea absurda. La verdadera solución radica en estrategias técnicamente viables, implementadas con conocimiento y basadas en una profunda observación del fenómeno.
Coincidentemente, este lunes 20 de noviembre, en plena hora pico, presenciamos el retorno de la movilidad en el cruce de las Salesianas y el Seminario. ¿La razón? Sencillamente dejaron de implementar el "Plan Semáforo", que otorgaba prioridad a los vehículos de los colegios, quitándosela a la vía Panamericana. Cuando se aplica la lógica, las cosas pueden funcionar; no obstante, un "Plan Semáforo" que pone a los funcionarios públicos al servicio de intereses privados, generando un peculado, no era la solución idónea. Queda por ver cuánto perdura esta medida.
Una de las regulaciones más notables de la administración saliente en el manejo del tránsito fue dejar a los habitantes de calle controlar los cruces y controlar una glorieta con un personaje de semáforo en Simón Bolívar. Lamentablemente, carecieron de la preparación, conocimiento y pericia necesarios para aportar soluciones que minimicen las interferencias en estos puntos críticos y garanticen una movilidad eficiente.
Un ejemplo simple pero vital es el semáforo en la subida al Tablazo, una solución que aporta oxígeno esencial al cruce de Piedra Norte. Sin embargo, choca con otro caso de peculado en Bella Vista, donde el contratista de Movilidad Futura, obligado por ley y normativa a implementar un plan de manejo de tránsito, utiliza a los funcionarios públicos de tránsito para controlar los flujos. Estas artimañas son evidentes, perduran en el tiempo y se convierten en parte del paisaje, sin ofrecer una utilidad práctica significativa para la ciudad en términos de mejorar la movilidad.
En el caso de Campanario, retiraron los dispositivos de canalización frente a este sector, alineándose con los taxis. Ahora, estos conductores invierten en maniobras peligrosas, retrocediendo sobre la 25 Norte, infringiendo gravemente la ley y generando un riesgo inminente de colisión. En otro acto cuestionable, los guardas de tránsito intentan evitar el estacionamiento frente a las instalaciones del Comité de Cafeteros, trabajando para un privado como Campanario, que no soluciona los problemas generados por su desafortunado diseño de accesos. Este nivel de incoherencia es excesivo, pero lamentablemente se convierte en parte del paisaje cotidiano.
En Popayán, hemos retrocedido a prácticas criticadas hace muchos años en Bogotá: "Donde hay un agente de tránsito... hay trancón", una expresión que data de los ochentas. Este nivel de atraso revela la falta de conocimiento por parte de los líderes. La ciudad necesita un enfoque más informado y estratégico para abordar sus problemas de movilidad.
Estrategias para mejorar el comportamiento del tráfico pueden ser diversas, pero permíteme compartir algunas ideas:
1. Evitar el cargue y descargue de pasajeros en lugares prohibidos:
Implementar personal auxiliar para guiar a los peatones a lugares apropiados. Trabajar de la mano con los transportadores para evitar interrupciones innecesarias en el flujo vehicular, y que en verdad ellos respondan a ese llamado. Enfatizar la importancia de recuperar y mantener hábitos que minimicen obstrucciones y afectaciones a las trayectorias.
2. Análisis de giros en cruces conflictivos:
Evaluar la necesidad de algunos giros en horas pico y considerar rutas alternas para aliviar la congestión. Blindar ciertos movimientos para garantizar un flujo más eficiente en momentos críticos. Requiere astucia y conocimiento para implementar estas medidas con éxito y comodidad para los usuarios.
3. Penalizar seriamente conductas peligrosas en lugar de dígitos de placa:
Enfocar el control de agentes de tránsito en acciones de alto riesgo como maniobras peligrosas y giros no permitidos. Reconocer que la velocidad, el respeto a las señales y trayectorias son elementos críticos que afectan la seguridad vial.
4. Restituir demarcación vial:
Recuperar la señalización y demarcación vial para minimizar interferencias en las trayectorias. Implementar un plan estratégico de instalación de dispositivos para mejorar la movilidad, con una inversión viable de aproximadamente 7000 millones.
5. Reorientación de sentidos viales:
Utilizar resoluciones existentes para cambiar sentidos de calles y optimizar la utilización de la malla vial. Evaluar y poner en marcha medidas que favorezcan corredores alternos de movilidad. Ya existen en documentos, pero fueron archivadas por los funcionarios de la administración actual, apañados por los contratos de prestación de servicios y las obligaciones implícitas, veletas del momento.
6. Manejo técnico y experticia:
Abogar por un enfoque técnico y experto en la gestión del tráfico, evitando politiquería y negociaciones parciales. Desarrollar estrategias que beneficien a toda la ciudad, no solo a ciertas áreas específicas, como esas repavimentaciones en campamento que solo beneficiaron a dos cuadras y no a la ciudad en general.
7. Aterrizar con criterio el manejo de la movilidad:
Implementar estrategias de reorientación de sentidos y manejo estratégico mientras se espera la construcción de nuevas vías. Evitar proyectos que no aporten significativamente a la movilidad de la ciudad y buscar inversiones más efectivas. La Secretaría de Infraestructura y la de Tránsito pueden apropiar recursos importantes que bien destinados pueden lograr mejoras significativas, en esta administración no se vio absolutamente nada en la materia.
8. No caer en decisiones perjudiciales:
Reconsiderar decisiones como la cancelación de la glorieta del Parque Caldas, evaluando su impacto en la movilidad del centro. Corregir errores evidentes, como obstáculos inadecuados que impiden el paso y afectan la estética urbana. Recoger todos esos elementos con los que comerciantes osados se apropian de los frentes de sus establecimientos, cuando la normatividad claramente se los impide, pero la autoridad no hace mayor cosa.
En resumen, aboguemos por estrategias basadas en ingeniería, conocimiento técnico y enfoque integral para mejorar la movilidad de la ciudad. Evitemos abominables ideas que perjudiquen la circulación y busquemos soluciones prácticas y efectivas para los desafíos de tráfico.
Finalmente, una promesa de campaña que no solo suena bien, sino que también se presenta como realizable y coherente en el ámbito de la movilidad: la eliminación del "Pico y Placa". Esta propuesta, que resonó positivamente entre muchos técnicos en la materia, representa un rayo de esperanza para una campaña asesorada con claridad técnica y que abraza ideas sensatas. Es un cambio que, sin duda, merece ser aplaudido.
La percepción inicial fue la de estar ante la posibilidad de contar con un enfoque técnico claro y sensato en lo que respecta a la movilidad. Ahora, con la elección lograda, queda por ver si esta promesa se mantiene, ya que su cumplimiento podría significar un giro significativo en la dirección de las políticas de movilidad de la ciudad. Si se materializa, podría ser el indicador de un cambio real y necesario en la gestión de este aspecto crucial para el bienestar de la comunidad.
Sin embargo, es crucial observar cómo esta promesa se convierte en un calibrador para el futuro. ¿Será realmente el punto de partida para nuevas y mejores ideas en el ámbito de la movilidad, o simplemente continuaremos con las mismas prácticas de siempre? La consistencia en la implementación de medidas efectivas será fundamental para determinar si esta administración puede marcar una diferencia significativa en la movilidad de la ciudad.
Además, sería alentador ver una clarificación y limpieza en el enfoque de "Movilidad Futura". La revisión y mejora de estrategias existentes, junto con la introducción de nuevas ideas innovadoras, son esenciales para garantizar que el sistema de transporte público estratégico pueda convertirse en una realidad viable en el futuro. Es imperativo evitar simplemente mantener a los mismos actores en posiciones rotativas, tanto en Movilidad Futura como en Tránsito e Infraestructura, ya que esto podría perpetuar problemas preexistentes y obstaculizar el progreso, hay que salir de esta horrible noche.
En resumen, el compromiso de eliminar el "Pico y Placa" es un paso prometedor hacia una gestión de movilidad más eficiente y centrada en soluciones reales. Sin embargo, el verdadero impacto dependerá de la consistencia en la implementación de medidas efectivas y de la disposición para abrazar ideas innovadoras y frescas en la gestión de la movilidad urbana.
Esperemos que esa sea una promesa cumplida.