Adiós al legendario periodista Carlos Campo o Catecampo

La noticia de la partida de este reconocido periodista se confirmó en la noche de este sábado 29 de marzo.

Adiós al legendario periodista Carlos Campo o Catecampo

Consternación en la ciudad de Popayán tras la muerte del legendario periodista Carlos Campo, conocido cariñosamente como Catecampo.

La noticia del fallecimiento de este obrero de la información, y uno de los primeros reporteros de esta región del país, se confirmó en la noche de este sábado 29 de marzo, cuando los familiares y amigos informaron de su partida en las redes sociales.

Después llegaron los mensajes de condolencias para los seres queridos, pero también mensajes recordando el aporte de este profesional de la comunicación a la historia de Popayán, una ciudad que ahora enfrenta el rigor de la censura.

"Carlos Campo, Catecampo, se adelantó a entrevistar al Padre Celestial. Con un pesado teletipo sobre sus hombros, lleva muchos mensajes de la tierra que lo vio nacer. En este paraíso terrenal se fajó en todos los medios de comunicación con dedicación amorosa por las letras. Ahora conjuga sus escritos espiritualmente. ¡Nos vemos, Cate!", expresó el veterano periodista Horacio Dorado Gómez.

Es que Carlos Campo empezó su carrera en el desaparecido periódico El Liberal, el cual dejó de circular desde tiempo atrás. Después fue corresponsal de El Tiempo y otros medios escritos de la región.

"Se despide de este mundo terrenal, el periodista, Carlos Campo, más conocido como Cate o Catecampo. Fue el periodista de la vieja guardia caucano. Buen maestro, amigo, amable con las personas, siempre se caracterizaba por su estado de humor y ese don de los piropos a las chicas. Sentido pésame a toda su familia y paz en la tumba al colega", expresó la periodista Omaira Guzmán.

Su vida fue un recorrido por los caminos del periodismo, desde sus inicios como «saca pruebas» en el taller de tipografía del Diario El Liberal, hasta su jubilación como corresponsal de El Tiempo. Pero más allá de los cargos y los reconocimientos, lo que realmente importaba era su pasión por contar historias en una región, donde hasta vivir parece extraordinario.

"Él era un cronista de alma», dice otro colega. «Tenía esa habilidad de convertir lo ordinario en extraordinario, de encontrar la belleza en lo cotidiano", expresó el periodista Alfonso Luna Geller.

Sus crónicas eran un reflejo de la vida en la ciudad Popayán, con sus personajes pintorescos, sus tradiciones arraigadas y sus problemas sociales. No le temía a la crítica, ni a la controversia, siempre defendiendo la verdad con valentía y convicción, relatan su colegas.

En radio, su programa «Atalaya» era un faro de opinión en La Voz de Belalcázar. Luego, en Radio Mil 40, relató cuentos de espanto en «El Martes del Terror», recogidos de la tradición oral caucana. «Era el único que hacía llorar a los vivos y reír a los muertos», recuerda Antonio María Alarcón.

Pero Cate Campo era mucho más que un periodista. Era un hombre de múltiples facetas, un apasionado del deporte, un amante de la bohemia, un amigo leal, un padre orgulloso, y un hincha incondicional de su querido Santafé.