Adolescente se lanzó desde el viaducto de Dosquebradas: todo quedó grabado en vídeo
La víctima fue identificada como Liam David Marín Pineda, quien estaba a tan solo cuatro meses de cumplir 17 años.

Un lamentable hecho conmocionó a los ciudadanos la tarde del miércoles 9 de julio, cuando un joven de 16 años decidió acabar con su vida desde el viaducto César Gaviria Trujillo, que conecta a Pereira con Dosquebradas.
La víctima fue identificada como Liam David Marín Pineda, quien estaba a tan solo cuatro meses de cumplir 17 años.
Según testigos, el joven permanecía aferrado a la baranda externa del puente mientras unidades de la Policía, Bomberos y varios ciudadanos intentaban intervenir para evitar la tragedia.
Pese a los esfuerzos desplegados, en cuestión de segundos el joven cayó al vacío, ante la mirada impotente de quienes presenciaban la escena.
Un video grabado desde el sector de San Judas captó el momento de la caída, así como el lugar del impacto. Su cuerpo fue recuperado por los organismos de emergencia.
Con este caso, ya son 36 personas que han perdido la vida en el viaducto en lo que va del año 2025.
Aunque la cifra es menor que en años anteriores, sigue representando una alerta crítica frente a una problemática que, según denuncian autoridades y colectivos ciudadanos, no ha sido atendida con la seriedad necesaria.
A pesar de las múltiples solicitudes de intervención por parte de la Alcaldía de Dosquebradas, el Cuerpo Oficial de Bomberos de Pereira, concejales del área metropolitana y distintos movimientos sociales, el Instituto Nacional de Vías (Invías) —entidad responsable del mantenimiento del viaducto— no ha implementado acciones efectivas para frenar este tipo de hechos.
Entre las medidas solicitadas están: instalación de barreras físicas de protección, cámaras de seguridad, señalización con mensajes de ayuda emocional y patrullajes permanentes. No obstante, ni siquiera se ha realizado mantenimiento básico a la estructura, que presenta evidentes signos de deterioro.
El viaducto César Gaviria Trujillo, una de las principales obras de ingeniería del Eje Cafetero, se ha convertido tristemente en un símbolo de la crisis de salud mental que atraviesa la región.