Atlético Nacional ganó el clásico y terminó el año con la Copa BetPlay: con gol de Román alcanzó su título número 37
Atlético Nacional venció 1-0 a Medellín, se quedó con el clásico antioqueño, conquistó la Copa BetPlay y alcanzó su título número 37, cerrando el año con una alegría para su hinchada gracias al gol decisivo de Andrés Román.
Atlético Nacional volvió a celebrar y encontró en la Copa BetPlay el cierre ideal para un año cargado de dificultades. El equipo verdolaga alcanzó su título número 37 tras consagrarse campeón del certamen por tercera ocasión consecutiva, un logro que sirvió para recomponer el vínculo con su afición y ratificar su lugar de privilegio en la historia del fútbol colombiano, nada menos que en un clásico antioqueño siempre cargado de significado.
El contexto previo a la final no fue el habitual. Para los seguidores de Nacional, el partido se vivía con una sensación particular: la imposibilidad de clasificar a la Copa Libertadores, tras el título de Junior en la Liga, había desplazado el enfoque hacia el orgullo y la rivalidad regional. En el caso del Independiente Medellín, el duelo ofrecía la oportunidad de cerrar una buena temporada, ya con cupo asegurado a la Libertadores, sumando un trofeo que respaldara un proceso que dejó pasajes de juego convincente. Dos equipos con objetivos distintos, enfrentados en un mismo escenario y con la tensión propia de un clásico definitivo.
El ingreso de los equipos al campo fue imponente. El estadio se iluminó con un despliegue de luces y pirotecnia que se extendió más de lo previsto, retrasando incluso el pitazo inicial. Fue una bienvenida acorde con la magnitud del compromiso. Sin embargo, la euforia dio paso rápidamente al recogimiento. Un minuto de silencio rindió homenaje a los 16 jóvenes y al conductor que perdieron la vida en un accidente de tránsito cuando regresaban de Tolú. En cuestión de instantes, el fútbol volvió a mostrar ese contraste permanente entre celebración y dolor.
Con la pelota en movimiento, el desarrollo inicial reflejó la cautela que ya se había evidenciado en el partido de ida. Ninguno quiso asumir riesgos innecesarios. Aun así, el DIM, impulsado por su público y la localía, trató de tomar la iniciativa. Logró hacerlo con una anotación temprana de Brayan León, que fue anulada por un fuera de lugar evidente. La advertencia fue clara. Nacional respondió poco después con un disparo que se estrelló en el travesaño, señal de que también estaba listo para hacer daño.
El momento decisivo llegó de la mano de un jugador acostumbrado a aparecer en instancias definitivas. Andrés Román, señalado en distintos tramos del semestre y lejos de su mejor versión durante buena parte del año, volvió a demostrar que las finales se juegan con carácter. Al minuto 10, una transición rápida dejó mal parado al Medellín. Camilo Cándido filtró un pase preciso y Román, llegando desde atrás, definió con frialdad para marcar el 1-0, el gol que terminó inclinando la balanza.
La anotación tuvo un valor especial. Con ella, Román alcanzó su tercer gol en finales con Atlético Nacional, una estadística poco habitual para un defensor. Ya había sido protagonista en la final de la Liga BetPlay II-2024 frente a Deportes Tolima, cuando anotó en el partido de vuelta, y también en la ida de la final de la Copa BetPlay 2024 ante América de Cali, serie que terminó con un contundente 6-1 en el global para el conjunto verde.
A partir de la ventaja, el libreto fue claro. Nacional cedió el control del balón, se replegó con orden y apostó por salir rápido al contragolpe. Medellín tomó el protagonismo, adelantó sus líneas y buscó el empate con insistencia. En ese tramo, el arquero Washington Aguerre fue clave para evitar que la diferencia se ampliara tras un par de ataques rápidos del rival.
El DIM nunca bajó los brazos. Insistió hasta el final en busca del gol que reabriera la serie. Hubo entrega, presión sostenida y empuje, aunque faltó precisión en los metros finales. Nacional, por su parte, respondió con solidez defensiva y con la jerarquía de David Ospina, quien no solo intervino cuando fue necesario, sino que supo manejar los tiempos del partido, enfriando el ritmo cuando la tensión amenazaba con desbordarse.
Caer en una final frente al rival de ciudad siempre deja una herida profunda. Nacional lo vivió en 2004, cuando perdió una Liga ante el DIM, y esta vez fue Medellín quien cargó con ese peso. Aun así, el balance no es del todo negativo para el conjunto rojo. El equipo disputó dos finales en la temporada —la de Liga ante Santa Fe y esta de Copa frente a Nacional— y en varios momentos exhibió un fútbol que lo ubicó entre los más competitivos del país. El proceso de Alejandro Restrepo ha tenido dificultades, pero muestra señales claras de crecimiento.
En la vereda opuesta, la satisfacción fue plena. Diego Arias levantó su primer título como entrenador profesional, recompensa al trabajo discreto y a la capacidad de recomponer el camino tras la salida de Javier Gandolfi. Aunque el año estuvo lejos de ser ideal para Nacional, cerrarlo con una copa significó un alivio y una base para proyectar lo que viene. Con ajustes puntuales y una estructura sólida, el 2026 se presenta como una oportunidad para volver a competir en los primeros planos.
Con este campeonato, la vitrina de Atlético Nacional alcanza los 37 títulos. Una cifra que respalda su historia y su vigencia. Pero más allá del trofeo, el gran ganador fue el fútbol antioqueño, que disfrutó de una final intensa, cargada de emociones, capaz de recordar que los clásicos y las definiciones siguen siendo el lugar donde se construyen los relatos que perduran en el tiempo.