César Dubán Alarcón Paz: cuando la geometría se convierte en un puente hacia lo espiritual

César Dubán Alarcón Paz es un artista que trasciende la técnica para construir experiencia. Sus creaciones no son solo obras para ser vistas: son atmósferas diseñadas para ser vividas con los sentidos, espacios capaces de invitar al espectador a un diálogo íntimo con lo invisible, con lo sagrado, con Dios.

Este joven payanés de apenas 25 años habla pausado, con la tranquilidad de quien entiende que lo material es únicamente un vehículo hacia algo más profundo: esa quietud interior que permite vivir con plenitud los distintos momentos de la existencia.

“Vengo de la academia, de los conceptos, de las teorías —explica con serenidad—, pero soy una persona que vive desde la espiritualidad gracias a mis conocimientos en las enseñanzas de Dios. Desde niño me acerqué a Él y ahora, que estoy por culminar mi formación como artista plástico, mi obra busca brindar a los espectadores la oportunidad de encontrarse consigo mismos, desde los sentidos, y si es posible, conocer de Dios y sus enseñanzas”.

Y por eso advierte: quien llegue buscando una obra tradicional podría sorprenderse. César Dubán recurre a materiales sencillos —cartón, espejos, vidrio, luz láser, canicas— para construir una experiencia total. No se trata solo de mirar: el espectador vive la obra, la atraviesa, la completa y le da sentido.

“No busco imponer”, aclara. “Todo lo contrario: quiero que esa libertad que nos da Dios esté presente en mi creación. La oscuridad inicial no es vacío, sino un camino hacia el autodescubrimiento espiritual. Cada persona entra sin saber qué encontrará, pero termina hallando un significado propio. Usted, compañero periodista —dice sonriendo—, entró perdido, pero fue descubriendo desde su experiencia. Fue usted quien le dio vida a la obra”.

La pieza hace parte de la exposición colectiva Gestos, lo que insiste en quedarse, que se inaugura este martes 2 de diciembre y estará abierta hasta el jueves 4 en la Facultad de Artes de la Universidad del Cauca. Allí, los visitantes podrán recorrer nueve instalaciones creadas por estudiantes de últimos semestres de Artes Plásticas, en un encuentro que busca romper el marco académico y abrirse al diálogo con el público.

Para su instalación, César prepara un cuarto oscuro con telas y cartones. Luego dispone espejos y estructuras geométricas que canalizan haces de luz. El espectador ingresa a ese umbral de sombras donde la luz aparece cuando es “descubierta”, no cuando es mostrada. Durante el recorrido, el artista comparte fragmentos de la palabra de Dios, reforzados por destellos de luz, aromas, sensaciones. Cada estímulo construye un lenguaje espiritual.

“Como artista tengo una responsabilidad social: ayudar a las personas —señala—. No para imponer credos, sino para guiar, compartir reflexiones. Mi obra explora la geometría como lenguaje universal y como puente entre lo intangible y lo material, desde ejes investigativos que sostienen este proceso: la reflexión sobre el Espíritu Santo, los dones espirituales y el diálogo entre filosofía, arte y experiencia ritual, sin caer en dogmatismos”.

Al finalizar el recorrido se revela la naturaleza simbólica de los materiales: madera, piedra, oscuridad, transparencia, láser, arena. Cada elemento representa la dualidad: lo sólido y lo frágil, lo opaco y lo transparente, lo efímero y lo eterno. Es decir: la vida.

“La composición se fundamenta en reflexiones inspiradas en la Biblia Reina-Valera 1960 y se organiza desde la visión del plano cartesiano —horizontal, vertical y profundidad—. La geometría es ese cordel que une lo humano con lo divino. La luz, en cambio, actúa como revelación sutil, tal como lo expresa Jun’ichirō Tanizaki en El elogio de la sombra, donde la penumbra revela la belleza de lo oculto y lo espiritual”.

Esta instalación, titulada Cordel: geometría como medio hacia lo espiritual, se presenta como uno de los trabajos destacados de esta exposición y representa una invitación clara: sentir el arte más allá de la mirada, convertirlo en experiencia corporal y en encuentro interior. La entrada es libre y abierta para todo público.