Colombia: así es la pelea entre el presidente Gustavo Petro y el Fiscal Francisco Barbosa

El presidente de Colombia denuncia un plan orquestado desde dicha entidad para sacarlo del poder.

Colombia: así es la pelea entre el presidente Gustavo Petro y el Fiscal Francisco Barbosa

Hay un 90 por ciento de colombianos que no se asoma a X -antes Twitter- y es posible que a estas alturas aún no sepa que Colombia enfrenta una grave tormenta política, en medio de la violencia y la sangre.

En dicha red social, en los últimos días, se ha vivido una batalla discursiva que incluso pone en entredicho el orden constitucional de Colombia.

El presidente Gustavo Petro ha utilizado su canal de comunicación preferido para poner en alerta al mundo, en un mensaje publicado en varios idiomas -árabe incluido-, de un supuesto plan organizado por la Fiscalía para adelantar un golpe de Estado.

No es la primera vez que el presidente democrático habla de un golpe en su contra, pero en este segundo capítulo la ruptura entre el poder ejecutivo y el judicial ha escalado un paso más, algo que no es normal.

Las voces que claman por rebajar la tensión se han multiplicado en las últimas horas, pero los próximos días mostrarán si la tensión sigue en aumento o se recupera la calma tensa que se vive desde que hace un año y medio llegó al poder el primer gobierno de izquierda de la historia moderna del país, donde por los siglos ha gobernado la derecha.  

El este jueves 8 de febrero hay dos citas que marcarán la semana. Por un lado, la Corte Suprema de Justicia se reunirá para elegir al sucesor del actual fiscal general, Francisco Barbosa, que finaliza el próximo lunes su mandato.  Este último está abiertamente participando en política.

Por otro lado, el sindicato de educación ha convocado una marcha, con el respaldo de Petro, frente a la sede de la Corte en Bogotá como forma de presión. Esto mismo se registrará en las ciudades colombianas.

El pasado 25 de enero, los 23 magistrados que integran el órgano judicial ya trataron de elegir nueva fiscal entre la terna enviada por el presidente. Ninguna de las tres mujeres propuestas obtuvo una votación suficiente porque 13 magistrados votaron en blanco, lo que generó un nuevo desencuentro de Petro y la corte.

La enemistad manifiesta entre el presidente y Barbosa, designado por el expresidente Iván Duque, se remonta a los tiempos de la última campaña electoral y no ha parado de escalar. Porque Barbosa representa a la derecha encarnada por Álvaro Uribe Vélez y el Centro Democrático.

Situados en dos sesgos ideológicos opuestos, el fiscal ha arremetido en varias ocasiones contra el Gobierno en una forma de oposición que ha contribuido a difuminar la línea de la separación de poderes mientras la violencia acaba con la vida de campesinos, indígenas, líderes sociales y otros muchos ciudadanos.

Petro, por su parte, ha respondido siempre dando la batalla contra lo que considera una Fiscalía que actúa fuera de la ley, porque el Fiscal General de la Nación no debe participar en política, esa no es su función.

Tanto él como Barbosa han tratado en estos meses de reconducir la situación en varios encuentros, pero el encono entre ambos es superior a su deseo de mostrar equilibrio institucional mientras Colombia nada entre los muertos.

El encontronazo se descontroló en los últimos días, cuando Barbosa ya enfila la puerta de salida. Petro considera que detrás de la decisión de la Procuraduría de suspender tres meses al canciller Álvaro Leyva, por declarar desierta la licitación de pasaportes, y de la Fiscalía de investigar un aporte de 500 millones de pesos del sindicato de los profesores a la campaña del Pacto Histórico en 2022 se esconde la intención de arrebatarle el poder.

De acuerdo con Gustavo Petro es un plan orquestado desde la Fiscalía, con el concurso de una Procuraduría encabezada por una exministra de Duque, para borrarlo del mapa.

La idea de que las élites conservadoras que siempre han ostentado el poder en Colombia quieren acabar con él ha sido una denuncia constante del presidente en medio de los discursos.

Para muchos líderes políticos se trata de una estrategia para presentarse como víctima frente a los pocos avances políticos del llamado Gobierno del cambio, pero antecedentes, en cualquier caso, no le faltan al presidente. Petro es ahora el único presidente que despachó desde la Costa Pacífica Colombiana.

En 2013, cuando era alcalde de Bogotá, Petro fue destituido por una decisión judicial y recuperó su puesto gracias a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, CIDH, que le dio la razón. Años después, la Corte Interamericana condenó al Estado colombiano por vulnerar sus derechos políticos.

Este hecho, que contribuyó a consolidar su imagen como líder de la izquierda y de las clases populares, se le quedó grabado en la memoria. Su pasado guerrillero y sus años en la clandestinidad y la cárcel le valieron el repudio de la clase dirigente durante décadas, que nunca se tomó en serio sus aspiraciones presidenciales.

Su triunfo en 2022, sin embargo, acabó de un plumazo con aquella resistencia. Petro llegó a la Presidencia acompañado de una enorme ola de esperanza en gran parte del país que le llevó a sumar a sectores moderados y de ascendencia liberal y socialdemócrata a su gabinete.

Un capital político inesperado que, sin embargo, se esfumó en pocos meses. Para unos, por la poca cintura del presidente ante la diversidad de opiniones en su Gobierno; para otros, por los pocos resultados políticos de su mandato; para Petro, por las enormes resistencias que genera el cambio en determinados sectores del poder.

Sea por unas razones, por otras o por todas a la vez, el presidente ve la sombra de un golpe de Estado muy cerca. Petro le ha dado su apoyo cerrado a Leyva frente a su suspensión temporal. El canciller dijo este lunes que acatará la decisión de la Procuraduría cuando el presidente nombre a su sucesor, lo que por ahora no ha sucedido. Desde la Procuraduría hablan ya de un “abierto desacato” de ambos que “atenta contra el Estado de Derecho, la Constitución y la ley”.

El caso de la investigación a los aportes en campaña del sindicato de maestros, en el que Gustavo Petro ve una mano negra detrás, no es algo nuevo. Las campañas de sus dos antecesores -Duque y Juan Manuel Santos- también fueron objeto de investigaciones que finalmente no llegaron a conclusiones.

Hasta el momento, las voces que se han alzado para responder a la alerta internacional lanzada por el presidente aún son pocas. El mismo Gobierno colombiano emitió este lunes 5 de enero un comunicado donde recoge el apoyo del Partido de Izquierda Europea.

Este último reúne a más de cuarenta partidos nacionales de izquierda de diferentes tendencias en Europa y cuya sede se encuentra en Bruselas, explica la nota, en la que han mostrado “su más honda preocupación por las actuaciones del Fiscal General, de la Vicefiscal y de la Procuradora de Colombia, que manifiestan un evidente laxismo con el crimen organizado, y en cambio ponen constantes trabas al actuar del gobierno de Colombia democráticamente elegido”. El Grupo de Puebla, que reúne a dirigentes progresistas iberoamericanos, también dio su apoyo al presidente colombiano.

Como explica la analista Yolanda Ruiz, que la Corte designe este jueves 8 de febrero a una nueva fiscal ayudaría con el fin de esta confrontación.  No hacerlo, colocaría al frente de la Fiscalía de forma interina a la vicefiscal Martha Mancera, del ala de Barbosa. El propio fiscal saliente dejó entrever sus cartas en unas declaraciones recientes.

“Hay un apoyo total de los Estados Unidos y del Departamento de Justicia a la señora vicefiscal General de la Nación. Justamente, dentro la conversación que tuvimos, están muy tranquilos. Queda en muy buenas manos en caso de que la Corte Suprema de Justicia tome un tiempo adicional”, dijo sobre la elección de su sucesora.

Los próximos capítulos de esta batalla los podrá seguir por la cuenta de X del presidente el 10 por ciento de los colombianos que usan la red social. Hasta el momento Barbosa no tiene perfil allí, aunque Petro creyó encontrarlo este pasado fin de semana. El presidente entró a discutir con una cuenta falsa a nombre del fiscal lo que, en medio de la gravedad de las acusaciones mutuas, convirtió el último incendio político de Colombia en un éxito viral.