Comunidades Indígenas AISO Incendian Maquinaria Pesada: Un desafío abierto al Estado de Derecho

En un giro alarmante de los acontecimientos, dos volquetas de gran capacidad, pertenecientes al consorcio encargado de la construcción de la doble calzada entre Popayán y Santander de Quilichao

Comunidades Indígenas  AISO Incendian Maquinaria Pesada: Un desafío abierto al Estado de Derecho

Dichas volquetas fueron incendiadas por comunidades indígenas en medio de los esfuerzos de la fuerza pública por recuperar la vía Panamericana. Este acto vandálico, que va más allá de una simple protesta, representa un desafío directo al Estado de Derecho y a la estabilidad de la región.

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La quema de estas volquetas constituye un acto delictivo de extrema gravedad. Según el artículo 347 del Código Penal Colombiano, la destrucción o inutilización de bienes ajenos, especialmente aquellos destinados a la ejecución de obras de interés público, está penada con severidad. Este incidente no solo implica daños materiales significativos, sino que además pone en riesgo un proyecto de infraestructura crucial para el desarrollo regional, afectando a miles de ciudadanos que dependen de esta vía para su movilidad diaria.

El incendio de la maquinaria no es solo una acción violenta, sino un ataque directo contra el patrimonio público. Las autoridades deben considerar estos actos como terrorismo, dado que su intención es sembrar el miedo y forzar decisiones políticas mediante la violencia. Las consecuencias legales para los responsables pueden incluir largos periodos de cárcel, multas sustanciales y la obligación de reparar los daños causados, además de posibles sanciones adicionales en el ámbito civil.

El Escuadrón Móvil Antidisturbios (ESMAD), en cumplimiento de su deber constitucional, ha intervenido para restablecer el orden y proteger los bienes públicos y privados. Aunque esta unidad ha enfrentado críticas por su actuación en situaciones de protesta, es fundamental reconocer su rol en la contención de actos violentos como el ocurrido hoy en el Cauca.

La quema de las volquetas subraya la urgencia de una respuesta firme por parte del Estado. La protección de los derechos y bienes de todos los ciudadanos, incluidos aquellos que trabajan en la construcción de la doble calzada, es un imperativo que no puede ser ignorado. Las comunidades tienen derecho a manifestarse, pero cuando sus acciones cruzan la línea hacia la violencia y el terrorismo, el Estado debe actuar con todo el peso de la ley.

Los desafíos que enfrenta el Estado colombiano bajo el liderazgo de Gustavo Petro en la preservación del orden público y la legalidad son monumentales. La quema de las volquetas es un acto inaceptable que debe ser castigado con todo el rigor de la ley, enviando un mensaje claro: la violencia no es, ni será, una herramienta legítima de presión en un Estado de Derecho. Las autoridades tienen el deber y la obligación de restablecer la normalidad en la región, proteger los bienes públicos y privados, y asegurar que los responsables de estos actos respondan ante la justicia. La estabilidad y el desarrollo de nuestra región dependen de la capacidad del Estado para hacer cumplir las leyes y proteger a sus ciudadanos