Con encapuchados no se negocia: La dignidad y el respeto son esenciales en la protesta
Los hechos ocurridos ayer en Popayán no solo son lamentables, sino profundamente preocupantes.
Lo que empezó como una supuesta manifestación estudiantil degeneró en actos violentos que afectaron a miles de ciudadanos, quienes se vieron atrapados en bloqueos injustificados y en un clima de agresión. Uno de los momentos más escalofriantes fue cuando el alcalde Juan Carlos Muñoz Bravo y la secretaria de Gobierno, Consuelo Chantre, fueron atacados con papas bomba mientras intentaban mediar y garantizar el orden público. Esta agresión no solo es una afrenta contra la autoridad legítima, sino contra toda la ciudadanía que confía en sus líderes para buscar soluciones.
Con encapuchados no se negocia. La protesta es un derecho fundamental, pero debe ejercerse con responsabilidad y en el marco de la ley. Quienes recurren a la violencia y se ocultan tras máscaras no buscan diálogo ni justicia; buscan sembrar caos y miedo. La cara cubierta no es un símbolo de lucha, es un acto de cobardía que desvirtúa cualquier causa que pretendan representar.
Este ataque no solo pone en peligro la vida de las autoridades, sino que también envía un mensaje de intolerancia que afecta a todos. ¿Cómo puede la sociedad confiar en las intenciones de quienes recurren a métodos tan reprochables? La violencia nunca será el camino para construir una sociedad más justa. Todo aquel que cree en la legitimidad de sus demandas debe manifestarse con dignidad, de cara al país, con la frente en alto y con respeto hacia los demás.
El derecho a protestar no puede ser usado como excusa para bloquear vías, agredir ciudadanos y atacar a quienes intentan dialogar. Es urgente que las autoridades actúen con firmeza para garantizar la seguridad de todos los payaneses, especialmente cuando los líderes que intentan mediar terminan siendo víctimas de actos vandálicos. Además, instituciones como la Universidad del Cauca deben condenar y deslindarse claramente de estos comportamientos, asegurando que sus espacios académicos no se conviertan en trincheras de violencia.
Declaraciones de Laura Mesa, estudiante de la Universidad del Cauca
Señorita Laura Mesa, valoramos profundamente el compromiso de los estudiantes universitarios con la defensa de sus derechos y la búsqueda de una educación de calidad. Es innegable que en nuestro país se debe priorizar un mayor esfuerzo económico y estratégico para fortalecer las condiciones académicas de estudiantes, docentes y también del personal administrativo, pues ellos son pilares fundamentales en la construcción de un futuro más prometedor.
Sin embargo, es doloroso y profundamente preocupante observar cómo, frente a la insatisfacción con ciertas decisiones, se opta por medidas como el uso de capuchas, el bloqueo de vías y la agresión a ciudadanos que no tienen ninguna responsabilidad en las situaciones que se cuestionan. Estas acciones no solo vulneran derechos ajenos, sino que también desvirtúan el propósito legítimo de sus luchas, generando divisiones en la sociedad y afectando a quienes, como nosotros, reconocemos y apoyamos la importancia de sus reivindicaciones.
Reflexionemos sobre cómo estas formas de protesta pueden transformarse en acciones que inspiren unión, diálogo y construcción de consensos, y que, en lugar de generar rechazo, sumen aliados en el propósito común de lograr un sistema educativo más justo y fortalecido para todos.
Hacemos un llamado a los verdaderos líderes sociales y estudiantiles: el cambio no se logra desde el anonimato violento, sino desde el debate transparente, las propuestas constructivas y el respeto por el otro. La protesta pacífica y responsable es legítima, pero las acciones encapuchadas solo generan rechazo y desprestigio.
Como medio de comunicación, reiteramos: con encapuchados no se negocia. El respeto, la dignidad y el diálogo son los pilares de cualquier lucha legítima. Sin ellos, cualquier causa, por justa que parezca, pierde toda legitimidad.