Cortar la energía a los semáforos: el atentado silencioso de la CEO contra la vida en Popayán
La Secretaría de Tránsito y un privado no ha pagado la cuenta de energía, y la CEO responde desconectando los semáforos en El Catay, alegando que no están incluidos en el contrato. El resultado: caos y riesgo para todos.

La Compañía Energética de Occidente (CEO) autorizó el corte de energía del medidor que alimenta los semáforos en la intersección de El Catay, una de las más transitadas de Popayán, dejando a la ciudad en peligro. El argumento: la cuenta es privada y no hace parte del contrato de alumbrado público. La consecuencia: accidentes, confusión y una sensación de abandono institucional que indigna.
Una decisión irresponsable y criminal
La CEO, empresa encargada de la distribución de energía eléctrica en el Cauca, ha demostrado su peor cara. En una acción inhumana y sin criterio de interés público, cortó el suministro eléctrico de los semáforos en una de las intersecciones más críticas de la ciudad, amparándose en una justificación contractual: ese medidor no hace parte del contrato de los semáforos, y por tanto, no es su obligación mantenerlo activo.
No les importó que esa supuesta “cuenta privada” cumple una función pública esencial: proteger la vida de miles de ciudadanos que transitan por ese punto.
Tránsito sin autoridad, y la ciudad sin orden
La Secretaría de Tránsito de Popayán también tiene su cuota de responsabilidad. No solo no ha pagado el servicio, sino que ha demostrado una desconexión absoluta con la realidad.
¿De qué sirve tener semáforos si no hay voluntad ni capacidad institucional para garantizar su funcionamiento? ¿Cómo es posible que el caos se normalice y que los ciudadanos tengan que arriesgar su vida en cada cruce?
Este caso es un espejo de cómo las decisiones técnicas y administrativas, cuando carecen de humanidad y sentido común, pueden convertirse en tragedia. Un semáforo no es una lámpara más. Es un regulador de vida. Quitarle la energía no es solo cortar un servicio: es cortar la seguridad vial de toda una ciudad.
Y lo peor: esto ocurre en una ciudad donde la CEO abusa con tarifas exorbitantes y donde ciertos periodistas prepagos prefieren justificar a la empresa en lugar de defender a su gente.
El corte de energía a los semáforos no es solo una decisión técnica. Es una muestra del desprecio de una empresa por la vida humana. Es la evidencia de una administración que no actúa con responsabilidad. Y es, sobre todo, un llamado de urgencia a que Popayán despierte.
Lo más indignante de esta tragedia anunciada es el silencio absoluto de quienes deberían levantar la voz en defensa de la ciudadanía. ¿Dónde están los concejales de Popayán? ¿Dónde está el alcalde Juan Carlos Muñoz Bravo? ¿Y los congresistas que dicen representar al Cauca? Su indiferencia los hace cómplices. La Contraloría, la Procuraduría, la Defensoría del Pueblo y hasta la Personería Municipal brillan por su ausencia, cuando deberían estar exigiendo explicaciones y tomando medidas inmediatas. ¿Qué esperan, una tragedia con muertos para actuar? El pueblo payanés no puede seguir soportando una clase política muda frente al abuso de la CEO y la negligencia administrativa. Su omisión, en este caso, no es neutral: es criminal.
Hoy fue El Catay. Mañana puede ser otro cruce. ¿Qué más tiene que pasar para que se priorice la vida por encima del negocio?
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