Cuando más duele, se necesita liderazgo: el mensaje del Gobernador del Cauca

En el epicentro del dolor, junto a las víctimas del más reciente ataque violento contra la Fuerza Pública. Su presencia no fue simbólica. Fue un acto de gobierno con sentido humano y político, un mensaje contundente de que el Estado debe estar, y actuar, precisamente donde la vida está siendo arrebatada.

En tiempos donde la indiferencia institucional se ha vuelto paisaje en muchas regiones del país, reconocer el liderazgo del gobernador Guzmán es un deber. No basta con pronunciar discursos desde escritorios cómodos ni con declarar intenciones en redes sociales. El mandatario departamental ha entendido que el Cauca no aguanta más retórica: necesita acción, presencia real, escucha activa y decisiones valientes.

Al decir “¡No están solos!”, Guzmán no solo acompañó a las víctimas, sino que asumió el deber de articular al Estado con la comunidad, a la política con la esperanza, a la autoridad con el compromiso. Su participación en el Consejo Extraordinario de Seguridad liderado por el presidente Gustavo Petro, demuestra que sí es posible levantar la voz del Cauca en los espacios donde se toman las decisiones que pueden cambiar el rumbo de la historia regional.

El editorial de hoy no pretende idealizar ni sobredimensionar. Pero sí destacar lo esencial: necesitamos más gobernantes que caminen el territorio, que le hablen a la gente con la verdad, que no le teman al conflicto sino que lo enfrenten con dignidad, con justicia y con la voluntad política de construir paz.

Cuando un líder se para firme frente al dolor de su pueblo, el pueblo también se fortalece. Y hoy, en medio de la violencia que nos arrebata vidas, lo mínimo que podemos hacer es reconocer el valor de gobernar con humanidad, con presencia y con propósito.

Porque donde hay dolor, debe haber más Estado. Pero sobre todo, más liderazgo como el que empieza a consolidar Jorge Octavio Guzmán en el Cauca.