De Popayán a Guevolandia

Por: Marco Antonio Valencia

De Popayán a Guevolandia

Hombre, bueno, esta ciudad debería cambiar de nombre, incluso este departamento debería cambiar de nombre.

¿Qué tal si lo bautizamos como "Guevolandia", por la cara, el alma y la parsimonia de güevones que tenemos cada uno de los habitantes de este pueblo?

Al llegar un foráneo a vivir aquí, lo primero que aprende es a tener cara de aguevado, ni siquiera de guevón, sino de aguevado, que es algo así como apendejado.

A los que viven en Guevolandia se la montan los indios, los negros, los niños, en fin, todo el que le dé la gana se levanta del mal genio y va y con dos palos y una piedra cierra la vía Panamericana y nos quita todos los derechos a los atembados que vivimos aquí.

Y estamos hablando de todos, absolutamente todos los derechos humanos, civiles y económicos y hospitalarios (hasta la muerte de los enfermos), y la asfixiar extrema a los apendejados que vivimos en Popayán y todo el Cauca.

¡Y nadie dice nada!, pero nada, todos chisss, silencio, calladitos, esperando con culillo y miedo a que venga otro grupo de tontorrones y les dé por cortar de nuevo los mínimos vitales cerrando la Panamericana de un pueblo de arrodillados como somos los que vivimos en Guevolandia.

Y así, una y otra vez, sin cansarse cada semana cierran la vía. ¿Y los agüevados? Jajaja, ni se asombran, ni se inmutan, ni se emputan, como si no fuera con ellos. Ya estamos enseñados a vivir en la miseria, a lo pendejo y a lo pobrecito.

Es que ya la noticia de un cierre de Panamericana no es noticia, ni asombra, ni alarma, ni preocupa, ni se comenta, ya nos apendejamos y normalizamos que nos metan el dedo sin decir ni mú.

Cierran la vía por los días que sea, y no decimos nada, tan solo comentamos o nos quejamos en privado y aculillados.

Esta ya no es la ciudad de los próceres, es la ciudad de los y las pipianes inútiles.

Esta ya no es la ciudad universitaria, es la ciudad de los apendejados. Tanto egresado universitario y ninguno sirve para un carajo. Ya son más 480 años de pobreza absoluta y ningún universitario se le ha ocurrido ni una idea de cómo salir de la olleta en que cuatro indios con dos palitos nos tienen metidos.

Esta ya no es la ciudad blanca, es la ciudad de los aguevados tristes y babosos.

Da asco y rabia, no tanto ver que cualquier pelagato con un palito y dos piedritas cierra la vía Panamericana y nos quita los derechos por los días que le da la gana, sino ver lo pechos fríos que somos los que vivimos aquí. Nadie revira, nadie se emputa, nadie reclama. ¡Maricas!

Aquí no hay líderes, hay inanes- sin pantalones, politiqueros sin ideas, ni conocimiento. Empresarios chichos que ni para defender su patrimonio alzan la voz.

Por ahí gentecita intelectual dizque defendiendo derechos de cuatro indios sátrapas, descarados y asesinos que se esconden en leyes chichas, ¿y los derechos de las mayorías?  ¿Se han puesto a pensar cuántas vidas humanas, cuántas empresas, cuántas oportunidades se han perdido por el cierre de vías? Y nadie los demanda por genocidas. ¿Abogados? ¿Hay abogados aquí?

Antes decían que venir de Cali a Popayán era como atravesar el túnel del tiempo, esos eran otros tiempos. Ahora venir de Cali a Popayán es un viaje a la ciudad de los zombies aguevados y apelotardados que es en lo que nos convertimos sus habitantes.

¡Qué tristeza de vereda! Porque esto puede ser tan grande como una ciudad, pero tan chiquita como la más lejana y pendeja de las veredas.

Los indígenas nos cierran las vías y nos quitan todos los derechos existentes hasta para los más imbéciles en el más chiquito de los países del planeta, y en la ciudad de los mongólicos ninguno decimos nada, en Guevolandia nadie dice nada… somos una caterva de pechos fríos sin voz, ni voto, gentecita sin importancia para el contexto nacional.

…porque al final, los habitantes de Guevolandia terminamos siendo un montoncito de indigentes con cara de mongólicos al que cualquiera se culea cada semana como se les da la gana, con un palito y dos piedritas y nadie, pero nadie dice nada.

Ay dios, qué tristeza de pueblito.

¿Y los dirigentes? ¿y los administradores?

¿Hay dirigentes? ¿Hay administradores?, no me diga. ¿Dónde están?

Solo veo aculillados manipulados y amedrentados por cuatro pelagatos con ruana, un palito y dos piedritas.