Desenmascarando al matador de la verdad: el chismoso que vende cuentos y protege a los que viven sabroso del pueblo

El matador sin capote, ese mismo que vive Armando chismes y desarmando la verdad, volvió a salir al ruedo con su muleta rota, su teclado alquilado y su viejo oficio de siempre: vender rumores al mejor postor.

Desenmascarando al matador de la verdad: el chismoso que vende cuentos y protege a los que viven sabroso del pueblo

Esta vez, en su nuevo acto de ilusionismo, intenta defender lo indefendible: a Jorge Bastidas, actual Representante a la Cámara por el Cauca.
Lo presenta como si fuera un abanderado del pueblo, como si aún cargara las banderas del cambio, cuando todos sabemos que Bastidas no hizo más que acomodarse al sistema y vivir sabroso de los impuestos de los contribuyentes.

Porque eso es lo que ha hecho Jorge Bastidas:
Llegó cabalgando sobre la inconformidad legítima de un pueblo cansado de 200 años de gobiernos que favorecian a los ricos y poderosos del país, pero bastaron tres años de gobierno Petro para que se entregara al engranaje de la politiquería que no distingue ideologías.
Aquí no importa si es izquierda o derecha: lo único que importa es el poder. Y Bastidas aprendió rápido a jugar el mismo juego de siempre, pero con un nuevo disfraz.

Hoy, el representante que decía ser la voz del pueblo, reparte burocracia, engaña alcaldes con la promesa vacía de que tiene línea directa con Petro, pero en realidad, Petro ni lo llama ni le contesta.
Su supuesta cercanía con el presidente es la misma que cualquier ciudadano tiene con un billete que ya no está en circulación: existió, pero ya no vale.

Jorge Bastidas ya no representa al Cauca, representa el sistema que lo explota.

¿Dónde está su voz exigiendo que le cumplan al Cauca?
¿Dónde están sus gestiones concretas para saldar la deuda histórica con este territorio?
¿Dónde está el supuesto liderazgo que prometió?
No está. Porque Bastidas no incomoda al poder: se acomodó en él.

Pero claro, al matador sin capote eso no le importa.
Él está demasiado ocupado Armando sus chismes, emigrando al bolsillo del día, son varios los quejosos que manifiestan que supuestamente cobrando con cada publicación disfrazada de humor, pero cocinada con intereses muy concretos.
Porque al matador sin capote no le interesa la verdad: le interesa quién factura por contarla a medias.

Y cuando le tocó hablar de Édgar Gómez, un hombre de extracción popular, formado a punta de trabajo, disciplina y servicio comunitario, lo atacó sin pudor.
Porque lo que no puede entender es que hay gente que se abre paso por mérito y no por billete.
Porque quien siempre tiene precio, siempre encuentra a quién cobrarle, pero nunca sabe a quién respetar.

El matador sin capote quedó desenmascarado.

Ya sabemos quién es:
Ni torero, ni periodista, ni argentino.
Solo un coleccionista de cuentos, un comerciante de rumores y un alma en pena sin ruedo donde caer.

Pero tranquilo, matador, siga toreando en la plaza imaginaria de su Facebook, que la verdad, esa sí, siempre embiste de frente.

¿Por qué importa esto?

  • Porque Popayán y el Cauca ya no necesitan más politiqueros disfrazados de salvadores.
  • Porque la verdad no se alquila y la dignidad no tiene precio.
  • Porque el pueblo caucano ya aprendió a pasar factura en las urnas.

Comparte esta nota y sigamos defendiendo la verdad, el respeto por lo público y un Cauca que no se vende.