Doble vergüenza para los caucanos: Velasco y el ‘Mono’ González, en el ojo de la justicia por presunta corrupción

Para nosotros, los caucanos, la indignación que genera la corrupción en Colombia alcanza niveles insospechados cuando los protagonistas de estos escándalos provienen de nuestra propia tierra.

Doble vergüenza para los caucanos: Velasco y el ‘Mono’ González, en el ojo de la justicia por presunta corrupción

Dos figuras políticas de Popayán, Luis Fernando Velasco y Eduardo José ‘el Mono’ González, ahora están en el centro de investigaciones por presunta corrupción en la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD). Este caso no solo expone una falta de principios y valores, sino que además evidencia que la decencia no es cuestión de ideología política, sino de integridad.

El exministro del Interior, Luis Fernando Velasco, está vinculado a acusaciones por supuestos sobornos y manejos turbios de fondos públicos, recursos que debían proteger a los colombianos en momentos de crisis. Las investigaciones sugieren que, mientras el gobierno de Petro impulsaba reformas en el Congreso, algunos de sus altos funcionarios, incluyendo a Velasco, habrían gestionado sumas millonarias de la UNGRD para obtener el apoyo de congresistas. Con Velasco en la mira, se refuerza la decepción de los caucanos, quienes confiamos en él como líder y representante.

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Se habla de presunta negociación de 80.000 millones de pesos en contratos para aprobar la reforma de la salud en comisión del Congreso.

Por otro lado, Eduardo José ‘el Mono’ González, quien lideró la UNGRD durante la administración de Iván Duque, también enfrenta una exhaustiva investigación sobre sus presuntas irregularidades en la asignación de contratos de infraestructura en lugares donde mantiene intereses empresariales. Su hacienda en Casanare y su participación en empresas palmeras en la región son algunos de los puntos de interés de la Fiscalía. Se habla de contratos millonarios para construir diques y proteger municipios de inundaciones, asignaciones que, según las investigaciones, habrían beneficiado los intereses personales de González.

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Municipio donde tiene empresa palmera recibió dinero. Retrovisor apunta a la reconstrucción de San Andrés y Mocoa.

Ambos, Velasco y González, provienen de Popayán y representan polos opuestos del espectro político; sin embargo, se les acusa de lo mismo: aprovechar su posición de poder para satisfacer intereses particulares. Este triste escenario revela una realidad ineludible: la corrupción no distingue ideologías. Nos duele como payaneses, como caucanos, y como ciudadanos de un país que merece líderes honestos.

La corrupción en la UNGRD ha sido calificada por el propio presidente Petro como "estructural". Sin embargo, la implicación de líderes de nuestro departamento en este escándalo es un golpe particularmente duro para nuestra comunidad, que necesita confiar en sus representantes. La situación se agrava con las afirmaciones del exdirector de la UNGRD, Olmedo López, quien ha implicado a Velasco y otros en un supuesto pacto delictivo para desviar recursos hacia campañas políticas en Bogotá y Córdoba. Los caucanos debemos reflexionar sobre qué clase de líderes estamos dispuestos a seguir y qué valores queremos que nos representen en el ámbito nacional.

Este caso debe servirnos de lección: debemos exigir transparencia y ética a quienes nos representan, sin importar sus colores o banderas políticas. El pueblo caucano no puede seguir cargando con la vergüenza de ver a sus líderes envueltos en escándalos de corrupción. Es momento de levantar la voz y exigir un cambio genuino. La integridad debe ser la bandera que defina a los verdaderos líderes, aquellos que no traicionan la confianza de sus electores ni usan los recursos públicos en beneficio propio.

No es suficiente que estos funcionarios declaren su inocencia. Queremos que los hechos hablen y que se haga justicia. Que este sea un llamado a la ética y al compromiso con el bien común, no solo para los caucanos, sino para todos los colombianos que merecen un país limpio y honesto.