El Cauca enciende una luz por la vida en medio de la zozobra del conflicto

Mientras en Popayán se preserva la tradición, en los municipios del norte y sur del departamento la Noche de Velitas se convierte en un acto de resistencia civil ante el incremento de las hostilidades armadas.

El Cauca enciende una luz por la vida en medio de la zozobra del conflicto

Este 7 de diciembre, el departamento del Cauca recibe la Navidad con una dualidad que desgarra y esperanza a la vez.

Mientras miles de familias en Popayán y las cabeceras municipales salen a las calles para iluminar la noche en honor a la Inmaculada Concepción, en las zonas rurales del Cañón del Micay, el norte del Cauca y el macizo, el encendido de cada vela tiene un significado urgente: es un ruego por la vida. En un año marcado por el recrudecimiento de los enfrentamientos entre grupos armados ilegales y la Fuerza Pública, la tradicional celebración se transforma hoy en un grito silencioso que exige el cese de la violencia.


La situación de orden público en el departamento ha alcanzado puntos críticos en las últimas semanas. Según reportes de organizaciones de Derechos Humanos y la Defensoría del Pueblo, el confinamiento y el desplazamiento forzado han repuntado en municipios como Argelia, Toribío y Suárez. Para los habitantes de estas zonas, salir al frente de sus casas a encender una vela no es solo un acto de fe, sino un desafío al miedo impuesto por el control territorial de los actores armados.


"No vamos a dejar que nos apaguen la luz. Encendemos velas por los que ya no están y para que los que quedamos podamos vivir en paz", manifestó un líder social del norte del Cauca, cuya identidad protegemos por seguridad, refiriéndose a la tensión que se respira en los territorios donde la tregua parece una utopía lejana.


En Popayán, la capital, el ambiente es diferente pero no ajeno a la realidad regional. Las autoridades locales han desplegado un dispositivo de seguridad para garantizar que la jornada transcurra sin contratiempos en puntos emblemáticos como el Parque Caldas y el Pueblito Patojo. Sin embargo, la Iglesia Católica y los movimientos sociales han convocado a que esta noche la intención principal sea la reconciliación.

"Que cada llama que se encienda hoy en el Cauca sea un compromiso inquebrantable con el respeto a la vida. No podemos normalizar la guerra mientras celebramos la fiesta de la luz", expresaron voceros de la sociedad civil en un comunicado emitido esta tarde.

Cifras que duelen
El contexto de esta celebración no puede ignorar los datos. El Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz) y observatorios locales han alertado sobre el incremento de las acciones violentas en el último trimestre de 2025. El control por las rutas del narcotráfico y la minería ilegal sigue poniendo a la población civil en medio del fuego cruzado, convirtiendo fechas festivas en momentos de alta tensión y zozobra.


Más allá de la tradición católica, la Noche de Velitas en el Cauca se ha resignificado como un acto político y social de resistencia. En una región donde la oscuridad suele ser sinónimo de peligro e incursiones armadas, iluminar las calles colectivamente es una forma de recuperar el espacio público y enviar un mensaje a los actores armados: la comunidad sigue presente y resistiendo pacíficamente en sus territorios.

La noche avanza y el mapa del Cauca se ilumina de manera desigual. En las urbes brilla la fiesta; en la ruralidad profunda, brilla la resistencia. Desde Periódico Virtual, hacemos eco del clamor caucano: que la luz de esta noche no sea efímera y que la voluntad de paz de sus habitantes sea escuchada por quienes tienen el poder de silenciar los fusiles.


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