El Cauca, rehén de mafias politiqueras: ¿Hasta cuándo?
En el escenario político del Cauca, una realidad inquietante se cierne sobre nuestro departamento: el establecimiento de mafias politiqueras que han secuestrado el poder para beneficio propio.
Es momento de alzar la voz y cuestionar firmemente estas prácticas que corrompen la esencia misma de la democracia.
El reciente nombramiento de los gerentes de las Empresas Sociales del Estado (ESE) por parte del gobernador Octavio Guzmán, fiel escudero del ahora todopoderoso Elías Larrahondo, no es más que una maniobra estratégica para impulsar la candidatura de este último al Senado de la República. Es inaceptable que se utilicen cargos cuya misión fundamental es velar por la salud de los caucanos como peones en un tablero de ajedrez político.
Vale la pena resaltar que Larrahondo durante su mandato como gobernador, su desprecio por Popayán fue evidente, negándose a gestionar un solo peso para el desarrollo de nuestra ciudad, que lo acogió con los brazos y corazón abiertos. ¿Acaso esta es la forma de retribuir la confianza depositada en él por miles de ciudadanos payaneses?
Pero el problema trasciende a una sola figura política. Es una enfermedad que ha carcomido las entrañas de nuestro departamento durante demasiado tiempo. Mafias enquistadas en el poder, que anteponen sus intereses personales y los de sus allegados por encima del bienestar de los caucanos.
¿Hasta cuándo seguiremos permitiendo que estas mafias politiqueras secuestren nuestro futuro? ¿Cuántas oportunidades más les daremos para que sigan enriqueciéndose a costa del sufrimiento de nuestro pueblo? Es hora de decir ¡basta!
Reiteramos nuestro llamado a la conciencia ciudadana. No más complacencia con aquellos que nos han traicionado una y otra vez. Es tiempo de exigir líderes íntegros, comprometidos con el desarrollo genuino del Cauca, no con sus propios intereses.
A los payaneses que dicen tener dignidad, les preguntamos: ¿Volverán a depositar su confianza en Elías Larrahondo para el Senado? ¿Olvidarán tan fácilmente su desprecio por nuestra ciudad? Hasta que la dignidad se haga costumbre sea más que una frase vacía, que se convierta en una convicción inquebrantable que nos guíe hacia un Cauca libre de mafias politiqueras.
El cambio no vendrá de las mismas manos que han contribuido a nuestra decadencia. Debemos ser nosotros, el pueblo caucano, quienes tomemos las riendas de nuestro destino. Sólo así podremos construir un departamento próspero, donde la transparencia y el servicio a la comunidad sean los pilares fundamentales del poder.
¡Cauca, despierta! No más complacencia con aquellos que nos han traicionado. Que la indignación que hoy sentimos se convierta en acción transformadora. Sólo así podremos liberarnos del yugo de las mafias politiqueras y forjar un futuro digno para nuestros hijos y las generaciones venideras. #Esperanza #HastaQueLaDignidadSeHagaCostumbre