El cerro que Medellín cuida y el cerro que Popayán olvida

Mientras Medellín convirtió el Cerro El Volador en patrimonio y orgullo ciudadano, Popayán mantiene al Cerro de las Tres Cruces en abandono e indiferencia.

El cerro que Medellín cuida y el cerro que Popayán olvida
Vista panorámica del Cerro de las Tres Cruces en Popayán comparado con el Cerro El Volador en Medellín

En Medellín, el Cerro El Volador se erige como un verdadero símbolo de identidad, conservación y orgullo ciudadano; en Popayán, en cambio, el Cerro de las Tres Cruces apenas sobrevive entre el abandono, las invasiones ilegales y la indiferencia colectiva.

El Cerro de las Tres Cruces, patrimonio natural de la capital caucana, enfrenta una gestión deficiente por parte del Departamento del Cauca, su propietario legal. La falta de control ha permitido la ocupación irregular del territorio y la instalación de antenas de telecomunicaciones sin los permisos correspondientes, profundizando el deterioro de un espacio que debería ser protegido como parte de la memoria e identidad de Popayán.

Medellín: patrimonio vivo

El Cerro El Volador, con sus 107 hectáreas, fue declarado Patrimonio Histórico y Natural de la Nación. Hoy es un ecoparque en el que convergen estudiantes, deportistas y familias que entienden que lo público es un legado común. Su cuidado es reflejo de la cultura de una ciudad que asumió sus cerros como parte de su identidad.

https://www.metropol.gov.co/planeacion/areas-protegidas/Paginas/AP/PNRM-Cerro-El-Volador.aspx

Popayán: la desidia en lo alto

El Cerro de las Tres Cruces, ligado al origen indígena y colonial de la ciudad, es hoy una mezcla de potencial y abandono. Aunque muchos lo usan para ejercitarse, lo que predomina son construcciones ilegales, basura y la indiferencia institucional. Un espacio que debería ser orgullo, se convierte en espejo del descuido colectivo.

Popayán se une para la conservación del cerro de las Tres Cruces
En una sesión del honorable Concejo Municipal, se abordó la situación crítica del Cerro de Las Tres Cruces,

La diferencia no está en los recursos, sino en la cultura ciudadana. Medellín comprendió que cuidar sus cerros es cuidarse a sí misma; Popayán, en cambio, aún no logra apropiarse de sus bienes comunes. Y surge la pregunta incómoda: ¿cómo exigir respeto por nuestro patrimonio si lo destruimos o lo ignoramos a diario?

El futuro de las ciudades se mide por cómo cuidan su patrimonio natural y cultural. Popayán necesita reaccionar ya: cada día que se pierde el Cerro de las Tres Cruces es un día más en que se erosiona la memoria y la dignidad de la ciudad.

Aprender de Medellín es una urgencia. Una ciudad que se respeta cuida sus cerros, sus ríos y su historia. Si Popayán quiere avanzar, debe transformar la indiferencia en conciencia, y el abandono en compromiso ciudadano. El Cerro de las Tres Cruces no puede seguir siendo un símbolo de olvido.

Sabemos que las comparaciones son odiosas, pero en este caso resultan necesarias. Es fundamental que cada habitante de Popayán entienda que nuestra tierra es una madre fecunda de la Patria, gestada con luz, como bien lo expresa la letra de nuestro himno. Esa luz debemos serla todos y cada uno de nosotros, porque solo así podremos transformar nuestro territorio, prosperar y mejorar nuestra calidad de vida, siempre con la ayuda y la guía de Dios.

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