El silencio cómplice de congresistas y autoridades frente al bloqueo de la Panamericana
Mientras Popayán amanece aislada y su gente protesta en las terminales, los congresistas del Cauca, el gobernador y el alcalde brillan por su ausencia.

El Cauca arde, Popayán está aislada y su gente, las mayorías, los más vulnerables que vive al día, paga las consecuencias de bloqueos que se repiten como un ciclo perverso. Y en medio de la crisis, lo que duele aún más que las piedras en la vía es el silencio de la clase política que dice representar a este departamento.
Un Cauca aislado y una ciudad secuestrada
La vía Panamericana volvió a ser tomada por comunidades indígenas, dejando a Popayán y al Cauca aislados del país. La escena es la misma de siempre: buses represados, alimentos escaseando y familias angustiadas porque no saben cómo llegar a su destino.
La situación llegó al punto de que pasajeros de Expreso Bolivariano protestaron en la terminal de Popayán, exigiendo respuestas ante la imposibilidad de viajar. La desesperación ciudadana contrasta con la indiferencia de quienes deberían dar la cara.

Autoridades departamentales distraídas
Mientras el Cauca se hundía en el caos, la Gobernación prefirió dedicar tiempo y recursos a un acto protocolario de reconocimiento al Defensor del Pueblo. Nada más distante de la realidad que premiar mientras las carreteras son tomadas, los vehículos atacados y la ciudadanía teme por su seguridad.
Ese desfase entre las prioridades del pueblo y las prioridades del poder refleja una verdad incómoda: no hay liderazgo ni sentido de urgencia en la administración departamental.

Congresistas del Cauca: ¿representantes de quién?
Los congresistas del Cauca, que deberían estar en Bogotá defendiendo los intereses de la región, callan o se esconden detrás de comunicados tibios. ¿Dónde están los senadores y representantes que recibieron los votos de este pueblo? ¿Por qué no hay debates de control político, pronunciamientos firmes ni exigencias al Gobierno Nacional para que garantice la movilidad y la seguridad?
El silencio cómplice de quienes ocupan curules gracias al sufrimiento de los caucanos es otra forma de traición.
La mala fe de los bloqueos
Las comunidades indígenas saben, y no pueden alegar ignorancia, cada vez que cierran la Panamericana, Popayán paga el precio más alto. En esta ciudad, la mayoría de su gente vive al día: vendedores informales, transportadores, comerciantes, familias que dependen de lo que venden o producen en la jornada.
Cuando bloquean, no golpean al Gobierno Nacional: golpean al payanés que no puede llevar la leche, vender sus productos o pagar el transporte de sus hijos al colegio. Esa es la verdad que se pretende ocultar detrás de discursos de lucha, pero que en la práctica se traduce en castigo para los más débiles.
El Cauca necesita una clase política que esté a la altura de la crisis, no una que se esconda en el silencio o se entretenga en actos protocolarios. El Cauca necesita congresistas que representen, un gobernador que lidere y un alcalde que defienda a su ciudad.
Y las comunidades indígenas deben entender que el bloqueo no es un camino de dignidad, sino un acto de mala fe con quienes menos tienen.
Porque en Popayán, la mayoría vivimos al día, y cada día de bloqueo es hambre, angustia y desesperanza.
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