El verdadero enemigo de Popayán: la entrega de lo público a privados
En respuesta a la reciente columna del exalcalde de Popayán Juan Carlos López Castrillón titulada “El enemigo público es el tiempo”.
Considero que es necesario plantear un análisis más profundo sobre la situación de Popayán. Exalcalde López, el tiempo no es el enemigo público; el verdadero enemigo es la falta de compromiso de quienes han gobernado la ciudad en las últimas administraciones. La evidencia de esto está en la manera en que los servicios públicos, que deberían servir al interés de la ciudadanía, se han entregado sistemáticamente a manos privadas.
Recordemos cómo el exalcalde Ramiro Navia, en su mandato, cedió el servicio de recolección de basuras a un privado, creando un precedente de entrega del patrimonio público que ha marcado a la ciudad. Este acto fue el inicio de una tendencia que se ha mantenido hasta la fecha, donde el interés privado prevalece sobre el bienestar colectivo.
Luego, Francisco Fuentes, en lugar de asumir el control del alumbrado público como era su deber, optó por extenderle cinco años más a la concesión privada, una decisión que usted, señor López, aprovechó para consolidar una empresa mixta, ‘Ciudad Moderna’, que ha sido objeto de numerosas críticas y denuncias por su falta de transparencia y cuestionable administración. Esta empresa, lejos de representar un beneficio para Popayán, se ha convertido en un símbolo de cómo se negocia con lo público para favorecer a unos pocos.
Bajo su administración, también vimos cómo se entregaron más contratos y concesiones, dejando en evidencia una connivencia con el Concejo Municipal de la época. Estas decisiones no pueden justificarse con argumentos técnicos o financieros; responden a una lógica política que privilegia a grupos de poder y a los intereses particulares.
El exalcalde César Cristian Gómez también tuvo su cuota en esta entrega del patrimonio público. Durante su gobierno, algunos servicios de tránsito, incluidos los relacionados con fotomultas, fueron concesionados a la empresa Quipux, que ha recibido la exorbitante suma de 120 mil millones de pesos desde su adjudicación. Es inaceptable que una cantidad tan significativa de recursos, que podría haberse utilizado para mejorar la infraestructura y servicios en la ciudad, termine en manos de privados, sin que haya claridad sobre el beneficio real para la ciudadanía.
Señor López, su llamado a considerar al tiempo como el enemigo público parece, más bien, una estrategia para desviar la atención de los verdaderos problemas. Los ciudadanos de Popayán no deben ser confundidos con discursos que pretenden naturalizar la falta de gestión y responsabilidad. La historia reciente de nuestra ciudad demuestra que no ha sido el tiempo el que nos ha perjudicado, sino la falta de amor y compromiso de quienes han gobernado. No se ha gobernado con amor por la gente, sino con amor por el dinero, el cual, es el principio de todos los males y eso ha generado un profundo daño a nuestra comunidad.
Los popayanejos necesitamos gobernantes que tengan la capacidad de defender lo público, que lo administren con transparencia y que respondan a las necesidades de todos, no a los intereses de unos pocos. El reto no es solamente avanzar en proyectos, sino hacerlo de manera honesta y eficiente, con la convicción de que lo público es sagrado y debe permanecer en manos de la gente.
En lugar de hacer llamados a la acción urgente para evitar que los proyectos se estanquen, el verdadero llamado debe ser a una reflexión profunda sobre el tipo de administración que necesita Popayán. Es hora de un cambio real, donde la honestidad y el respeto por lo público sean los principios que guíen a quienes buscan liderar nuestra ciudad. La ciudadanía no necesita más promesas; necesita resultados concretos y una gestión comprometida con su bienestar.
Por eso, señor López, el enemigo público no es el tiempo. El enemigo público son quienes, elegidos para administrar lo que es de todos, terminan entregando lo que es de todos a unos pocos. Esos pocos son los verdaderos enemigos del progreso de Popayán, y contra ellos debemos alzar nuestra voz.