Elías Larrahondo: el infiel de la política caucana
El exgobernador del Cauca llamó a votar por candidatos de otro partido en una contienda interna, presuntamente incurriendo en doble militancia y mostrando una incoherencia que los caucanos no pueden seguir normalizando.
En un video reciente, el exgobernador del Cauca, Elías Larrahondo Carabalí, sorprendió al admitir públicamente que promovería un “acto de infidelidad política”, invitando a sus seguidores a votar por candidatos de otro partido durante una consulta interna. Las declaraciones, que se dieron a pocos días de las elecciones, revelan no solo una falta de coherencia, sino una posible violación a la ley de doble militancia.
Un acto de “infidelidad” con sello político
En su intervención, Larrahondo justificó su llamado como un gesto de unidad entre grupos étnicos, pero su propio discurso lo traiciona:
“He pedido que por única vez hagamos un acto de infidelidad política… vamos a un partido distinto al nuestro”, dijo, refiriéndose a su apoyo a Yessid, candidato a la Cámara, y a Ferney Silva, aspirante al Senado.
El problema no es solo semántico. En Colombia, la Ley 1475 de 2011 establece que los miembros de un partido no pueden participar en campañas o consultas de otras colectividades, salvo alianzas formalmente autorizadas. Lo de Larrahondo, lejos de ser un gesto simbólico, es un acto político concreto y sancionable.
Lo más preocupante no es solo la contradicción jurídica, sino moral. Durante su mandato, Larrahondo fue criticado por profundizar las divisiones raciales y étnicas, marginando a Popayán en materia de inversión pública y promoviendo una narrativa excluyente entre “negros”, “indígenas” y “mestizos”.
Hoy pretende hablar de reconciliación, pero sus actos demuestran que la coherencia sigue siendo el bien más escaso en la política caucana.
Mientras tanto, Popayán, que soporta el peso de los desplazamientos, la pobreza y la indiferencia institucional, sigue siendo el epicentro de la resiliencia caucana. Aquí viven personas de todos los municipios y regiones, quienes, pese a los olvidos históricos, han decidido construir futuro.
Lo que Popayán necesita no son discursos de unidad étnica para justificar traiciones políticas, sino gobernantes que cumplan, inviertan y respeten la legalidad.
Porque la doble moral en la política no solo destruye la confianza ciudadana, sino que profundiza la desconexión entre los gobernantes y la gente. Si un exgobernador confiesa públicamente su “infidelidad” y nada pasa, ¿qué mensaje se envía a quienes aún creen en la ética pública?
Elías Larrahondo puede intentar justificar su “acto de infidelidad” con un discurso de unión, pero su propio pasado lo delata. Popayán y el Cauca merecen líderes que no jueguen con la lealtad de sus electores ni con la ley.
En política, como en la vida, la infidelidad siempre deja cicatrices.
Y mientras tanto, ya se murmura una posible nueva candidatura a la de Elías Larrahondo a la Gobernación del Cauca para las próximas elecciones. Ojalá, sobre todo los payaneses y las comunidades que él ignoró, no olviden los años de promesas incumplidas y las actitudes groseras con las que incluso trató a adultos mayores de su misma etnia que se atrevieron a reclamarle por inversiones reales.
La memoria ciudadana será, esta vez, el verdadero acto de fidelidad con el Cauca.

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