En Colombia ya son 36 personas que pierden la vida tras padecer fiebre amarilla

Tolima es el epicentro. La fiebre amarilla está mostrando patrones de expansión inéditos, llegando a altitudes y latitudes donde antes no se detectaba.

En Colombia ya son 36 personas que pierden la vida tras padecer fiebre amarilla

La fiebre amarilla, una enfermedad viral hemorrágica transmitida por la picadura de mosquitos infectados principalmente del género Aedes y Haemagogus, ha vuelto a posicionarse en el centro de la preocupación sanitaria en el mundo.

A pesar de ser prevenible con una vacuna desde hace décadas, en 2025 se evidencia un preocupante repunte de casos en América Latina, especialmente en Colombia, Brasil y Perú.

Según datos actualizados del Ministerio de la Salud y Protección Social, Entre septiembre de 2024 y la fecha, en el país se han confirmado 75 casos y 34 defunciones, lo que representa una letalidad acumulada del 45,3 %. Hasta la fecha, se han confirmado casos de fiebre amarilla en los departamentos de Tolima (61 casos), Putumayo (7), Nariño (2), Caquetá (2), Huila (1), Vaupés (1), Cauca (1), Caldas (1), Guaviare (1) y Meta (2). Las defunciones asociadas a la enfermedad se han registrado en ocho departamentos: Tolima (23 muertes), Putumayo (5), Caquetá (1), Nariño (1), Caldas (1), Cauca (1), Huila (1), Meta (2) y Guaviare (1)

El caso de Colombia es especialmente crítico. A mediados de abril, el Gobierno Nacional declaró la emergencia sanitaria y económica tras un brote de fiebre amarilla que ya ha dejado al menos 36 fallecidos, concentrándose en el departamento del Tolima, donde las condiciones ambientales han favorecido la proliferación de mosquitos infectados.

A raíz de esto, el Ministerio de Salud ha iniciado una campaña masiva de vacunación, con más de 54.000 personas inmunizadas en menos de un mes. Se han habilitado puntos móviles de atención en regiones rurales y de difícil acceso. Esta medida ha sido reforzada por brigadas médicas que llevan la vacuna casa por casa en zonas priorizadas, una estrategia que busca frenar el avance de la enfermedad antes de que llegue a zonas urbanas densamente pobladas.

Expertos advierten que la fiebre amarilla está mostrando patrones de expansión inéditos, llegando a altitudes y latitudes donde antes no se detectaba. Las altas temperaturas globales, el crecimiento descontrolado de zonas urbanas y la deforestación masiva han creado condiciones ideales para que los mosquitos vectores se instalen en nuevos territorios.

La OMS ha alertado sobre un riesgo global creciente, sobre todo en regiones que históricamente no han sido endémicas. Países como Venezuela, Paraguay y partes de Centroamérica han incrementado sus niveles de vigilancia epidemiológica ante el temor de brotes.