"En el bolero todo es personal"
Este es un recuento del impacto de este género musical en la vida de las personas.
Por José Luis Aristizábal
Hace pocos días la Unesco nos brindó una noticia espectacular, el bolero es patrimonio de la humanidad, una noticia que a los amantes de la música nos llega al corazón, como las letras que contienen sus canciones.
Inmediatamente pienso ¿Qué estará pensando el señor bolero? ¿Qué estará armando Manzanero? Seguro, si es con la Libertad que Tania produce, será algo muy personal, pues el BOLERO (sí, en mayúscula, lo estamos celebrando y merece ser resaltado con todas sus letras) es un genero musical que nos brinda una conexión muy personal con diferentes momentos de nuestras vidas, bien sea por el amor o el desamor causado por una pareja, “con los años que me quedan” me dispondré siempre a resaltar las “reminiscencias” que esta música, llena de “nostalgia” nos hace sentir.
En mi caso personal es particularmente complejo escribir sobre boleros sin sentir la “ausencia” de quien le puso “alma, corazón y vida” a mi existencia con sus acordes, pues hacia sonar de manera mágica su acordeón, un Hohner de 120 bajos que silbaba notas hermosas, en otros momentos “cuando su guitarra lloraba” él la calmaba con bellas melodías; Luis Alberto Ramírez Sterling es el nombre de mi papito y para él mi agradecimiento, sin su amor y dedicación estas letras nunca se podrían escribir, definitivamente papito “contigo aprendí” a amar el bolero.
El bolero acompaña de manera permanente la vida de nuestra américa latina, “quizás, quizás, quizás” sea nuestro lenguaje común, lo que nos hace suspirar, “adoro” que así sea, pues nos identifica, nos une, nos hace sentir que es el amor tan universal como la música; ojalá así sea, ¿sabes algo? yo aún “te busco” pues tu “ausencia” es grande y “contigo en la distancia” sueño con subir a una “barca” deseando siempre que el “reloj no marque las horas” pues con su “perfidia” y “fatalidad” el tiempo nos consume en una “noche de ronda” por allá “en mi viejo San Juan”.
Podría el BOLERO, ser la banda sonora de muchos de nuestros momentos más felices y también de esos momentos en los cuales el amor se iba “rondando tu esquina” y de tu voz brotaba un melancólico, “hola, soledad”, no importaba si te servían en una “copa rota” y “con el pucho de la vida apretado entre los labios” te marchabas contando la “historia de un amor” esperando que esas “dos gardenias” sobrevivieran “ayer y hoy”, que fueran eternas como los tres diamantes y “tal vez” hagan un viaje de ida y regreso hasta donde el amor lo hayamos Jurado y en ese momento podamos decir juntos “triunfamos”.
Hoy para cambiar la suerte, necesitamos al menos “tres ases” querida “morenita mía”, y así poder llegar a ver la luna plateada en las “noches de Bocagrande” si, en la playa original allá en el Pacífico tumaqueño en la cual tres maravillosas damas jugaban como niñas, cantando esos “versos para mi madre” dando en un “beso la vida”
El bolero tiene magia, encanto, “si nos dejan” podríamos escribir mil cosas más sobre este maravilloso género musical y seguir haciendo homenaje a todas las personas que invaden nuestra memoria con cada canción, bien sea recreando un recuerdo o creando momentos en nuestra imaginación, quizás llegue “el día que me quieras” al fin de cuentas “SOLAMENTE UNA VEZ SE AMA EN LA VIDA” así que “bésame mucho” y demos gracias al BOLERO por hacer posible que nuestro amor tenga por siempre banda sonora.