Escuela Cultural de Paz: un proceso que transforma comunidades a través del arte en el Cauca

Esta iniciativa es liderada por la secretaría de gobierno del Cauca.

Escuela Cultural de Paz: un proceso que transforma comunidades a través del arte en el Cauca

La Escuela Cultural de Paz se consolida como uno de los procesos comunitarios más significativos del departamento, al demostrar que el arte no solo forma habilidades creativas, sino que también fortalece la convivencia, reconstruye tejidos sociales y ofrece alternativas reales frente a la violencia que históricamente ha afectado a diversos territorios del Cauca.

De acuerdo con la secretaria de gobierno del Cauca, Maribel Perafa, este programa, que integra música, danza, artes plásticas y otras expresiones culturales, ha logrado convertirse en un espacio donde niños, niñas, jóvenes y familias encuentran nuevas formas de relacionarse, de narrar sus propias historias y de reafirmar su identidad cultural.

"Más que un escenario de formación artística, la Escuela Cultural de Paz es un componente social y comunitario que busca generar cambios profundos en la vida de sus participantes, promoviendo el respeto, la solidaridad y el reconocimiento del otro como pilares fundamentales para la convivencia ciudadana", agregó la funcionaria.

Desde la coordinación del proceso se resalta que cada actividad apunta a sembrar confianza y esperanza en las comunidades. En palabras de los formadores, el arte se convierte en un vehículo para sanar, reconciliar y proyectar futuros posibles en zonas donde la violencia ha dejado huellas significativas.

“Cuando un niño construye su primer instrumento, cuando canta una melodía heredada o cuando baila la historia de su pueblo, no solo está aprendiendo arte: está sembrando paz”, destacan por su parte los impulsores de la iniciativa, recordando que estas experiencias fortalecen el arraigo cultural y permiten que los menores crezcan con herramientas emocionales y sociales para afrontar los desafíos de su entorno.

Las comunidades participantes aseguran que el proyecto ha impactado positivamente a las familias, generando espacios de diálogo, cooperación y creatividad que antes no existían. En muchos casos, los escenarios artísticos se han transformado en refugios de expresión y acompañamiento, donde los jóvenes encuentran motivación y nuevas oportunidades.

Con este proceso, el departamento reafirma su apuesta por la cultura como un camino para la reconciliación territorial, entendiendo que la paz también se construye desde los escenarios más sencillos: un aula, un tambor, un cuento o un paso de baile.