Esposo de turista y docente Judy Agredo denuncia negligencia tras su muerte en una clase de buceo en Santa Marta

El compañero sentimental hizo la denuncia en un reconocido programa de la televisión colombiana.

Esposo de turista y docente  Judy Agredo denuncia negligencia tras su muerte en una clase de buceo en Santa Marta

La muerte de la turista y docente caucana Judy Milena Agredo, de 43 años de edad, ocurrida en octubre de 2025 durante una jornada de buceo recreativo en la ciudad de Santa Marta, dio origen a una denuncia por presunta negligencia contra la empresa Barracuda Dive Center y contra el instructor responsable de la actividad.

Su esposo, Alejandro Calambás, aseguró en el programa televisivo de investigación Séptimo Día que el rescate fue tardío y que la atención de emergencia estuvo marcada por graves fallas en los protocolos de seguridad de dicha empresa.

Agredo, licenciada en educación infantil y madre de una niña de 11 años de edad, había viajado junto a su familia al Parque Nacional Natural Tayrona para disfrutar de unas vacaciones.

Como parte del plan turístico, la pareja decidió tomar un minicurso de buceo ofrecido por la escuela en Taganga, con un costo de 330.000 pesos por persona. Según Calambás, la empresa promocionaba instructores certificados por la Asociación Mundial de Buceadores.

La familia llegó a Santa Marta el 6 de octubre de 2025, fecha en la que se programó la actividad. De acuerdo con el testimonio entregado al programa, fueron recibidos inicialmente por un administrador identificado como Santiago y luego por el instructor Fernando Enrique Waldron, quien estaría a cargo de las dos inmersiones planificadas, acompañando a la pareja, a su hija y a otra turista.

Calambás relató que la inducción previa fue breve y que la primera inmersión transcurrió sin inconvenientes. No obstante, señaló que el instructor parecía distraído y más atento a la otra turista que al grupo en general.

“Estaba preocupado por la señorita que estaba con nosotros, quería impactarla y al momento de hacer eso nos dejaba a nosotros a un lado”, agregó el esposo de la víctima.

Hacia las 10:00 de la mañana inició la segunda inmersión. Calambas contó que él y su hija regresaron a la superficie sin dificultades, pero su esposa no emergió.

Al notar su ausencia, pidió de inmediato al instructor que descendiera a buscarla. Sin embargo, según su testimonio, Waldron insistía en que Agredo saldría por sí sola:

“Él me decía: ‘Tranquilo, Alejandro, que ella ya va a salir’”.

De acuerdo con su versión, habrían pasado cerca de 20 minutos antes de que el instructor lograra ubicar a la mujer bajo el agua y llevarla a la superficie. Una vez en la embarcación, fue un turista extranjero —y no el personal del centro de buceo— quien inició las maniobras de reanimación.

Calambas también denunció la ausencia de un botiquín, oxígeno y mascarilla de primeros auxilios en la lancha. Además, aseguró que, aunque el instructor contaba con radio, este no fue utilizado para reportar la emergencia ni para solicitar una ambulancia.

Al llegar a la playa de Taganga, relató que no había personal preparado para recibirlos y que, según su denuncia, el administrador se enfocó en cobrar el servicio.

Agredo fue trasladada posteriormente a un centro hospitalario, donde el médico confirmó que ingresó sin signos vitales. Los testimonios recogidos por Séptimo Día indican que la presunta causa de la muerte fue ahogamiento.

El esposo responsabilizó tanto a Barracuda Dive Center como al instructor por la falta de protocolos de seguridad y por la supuesta omisión frente a sus llamados de auxilio.

El programa intentó obtener la versión del administrador de la escuela de buceo, pero la empresa se abstuvo de pronunciarse y señaló que esperará los resultados de la investigación para establecer posibles responsabilidades.

Por su parte, Katherine Marroquín, instructora de buceo con más de una década de experiencia, explicó en el espacio televisivo que todo personal a cargo de actividades submarinas debe contar con formación en primeros auxilios, y que las embarcaciones destinadas al buceo están obligadas a disponer de oxígeno, botiquín y radio operativo.

Para la experta, resulta inadmisible que transcurrieran cerca de 20 minutos sin activar un protocolo de emergencia por parte de los trabajadores de la entidad.