John Jairo Cárdenas: la crítica sin pruebas y el olvido selectivo de su propio pasado

El exrepresentante a la Cámara reaparece con duros señalamientos contra figuras del Pacto Histórico, pero sus palabras dejan entrever apoyo a Jorge Bastidas y una preocupante falta de coherencia política y jurídica.

John Jairo Cárdenas: la crítica sin pruebas y el olvido selectivo de su propio pasado

John Jairo Cárdenas declaraciones temerarias sin soporte verificable

Las más recientes declaraciones de John Jairo Cárdenas, exrepresentante a la Cámara por el Cauca, han causado revuelo no tanto por su contenido político, sino por el tono temerario y sin sustento jurídico de sus acusaciones. En audios supuestamente difundidos por el mismo a través de WhatsApp, Cárdenas lanza señalamientos contra líderes del Pacto Histórico, entre ellos Ferney Silva, sin aportar prueba alguna, en un discurso que mezcla resentimiento, contradicciones y una aparente alineación con Jorge Bastidas, su nuevo aliado político.

⚖️ Cuando la crítica cruza la línea jurídica

En Colombia, la libertad de expresión política es amplia, pero no ilimitada. El Código Penal, en sus artículos 220 y 221, establece que incurren en injuria o calumnia quienes lanzan imputaciones deshonrosas o falsas sin respaldo verificable.
Cárdenas no hace una simple crítica: atribuye hechos y supuestos acuerdos “indecorosos” sin pruebas documentales ni fuentes identificables. Desde la perspectiva jurídica, ese tipo de declaraciones no están amparadas por la libertad de opinión, porque dejan de ser juicios de valor y se convierten en afirmaciones fácticas que pueden afectar la honra de terceros.

En términos simples: opinar es un derecho; imputar sin sustento es un riesgo jurídico.

Resulta llamativo, por no decir irónico, que John Jairo Cárdenas cuestione la llegada de Ferney Silva al Senado de la República, argumentando que no tiene legitimidad, cuando él mismo ocupó su curul en la Cámara tras el fallecimiento del representante Felipe Fabián Orozco.
Es decir, llegó por el mismo mecanismo legal que hoy intenta descalificar: el reemplazo en lista cerrada por corrimiento, una figura plenamente válida en el sistema electoral colombiano.
Del mismo modo, Ferney Silva asumió su cargo luego del fallecimiento de la senadora Piedad Córdoba, tal como lo establece la ley.

En política, la coherencia no es un accesorio: no se puede condenar lo que en su momento benefició.

🔍 De la U al “progresismo”: metamorfosis o conveniencia

No se puede pasar por alto que Cárdenas fue representante por el Partido de la U, colectividad que nació bajo el ala de los seguidores del expresidente Álvaro Uribe Vélez. En aquel entonces, el discurso de Cárdenas se alineaba con la defensa de la “unidad nacional”.
Hoy, en 2025, el mismo político se autodefine “progresista” y lanza juicios morales contra otros dirigentes de izquierda.
Por eso cabe la pregunta inevitable:

¿Quién se disfraza de progresista en 2025? ¿Quién cambia de ideología según la dirección del viento político?

La respuesta parece más evidente que nunca.

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🗣️ El guiño a Bastidas y la nostalgia del poder

En sus declaraciones se percibe algo más que simple análisis: nostalgia de poder. Cárdenas, otrora congresista, se muestra hoy más como un actor desplazado que como un analista objetivo.
Su tono vehemente deja entrever una apuesta clara por Jorge Bastidas, a quien defiende con fervor, y al mismo tiempo ataca a quienes considera su competencia interna.
Eso está bien, la política permite tomar partido, pero no otorga licencia para difamar ni sustituir la evidencia con especulaciones.
La crítica con nombre propio exige responsabilidad, equilibrio y pruebas, tres elementos ausentes en su reciente intervención.

Curioso contraste el de John Jairo Cárdenas. En mayo de 2024, como lo muestra la publicación en su pagina en Facebook, proclamaba con devoción casi pastoral que “Gustavo Petro es un incorruptible” y que “creía en la inocencia de Luis Fernando Velasco, su ministro”. Un año después, en los audios de 2025, habla del mismo Velasco como un político en “serios problemas con la justicia” y lo asocia con supuestas maniobras corruptas. Es decir, pasó de la fe ciega al sermón acusador con la misma facilidad con la que cambia de camiseta política. Parece que la coherencia, en su caso, tiene fecha de vencimiento y depende del libreto que más audiencia le garantice en el momento.

Porque lo dicho por un excongresista no es una simple opinión de café. Cárdenas fue legislador, conoce la ley y sus límites.
Por eso, cada vez que un político experimentado usa su voz para señalar sin verificar, no solo afecta la reputación de otros, sino también la credibilidad del discurso progresista que dice defender.

En tiempos donde el país demanda menos ruido y más verdad, la coherencia no debería ser una rareza sino un principio.

Las palabras de John Jairo Cárdenas son un espejo incómodo de la política caucana: una mezcla de viejos rencores, nuevos intereses y una alarmante falta de autocrítica.
La defensa de la verdad no admite selectividad. Si el exrepresentante pretende volver al debate público, deberá hacerlo con argumentos verificables, no con discursos cargados de memoria selectiva.
Porque en política, y en derecho, quien lanza acusaciones sin pruebas no demuestra fuerza moral, sino ausencia de poder real.

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