Joven religioso golpeó con una camándula a un manifestante en plazoleta de Santo Domingo de Popayán
La acción generó una violenta reacción de algunos manifestantes, quienes la emprendieron contra el joven.
La plazoleta de Santo Domingo de la ciudad de Popayán fue escenario del ataque de un joven religioso que, con una camándula, golpeó a un manifestante, situación registrada a eso de las 5:45 de la tarde de este viernes 24 de octubre.
De acuerdo con la versión de un medio de comunicación de la ciudad de Cali, el joven religioso llegó orando a esa plazoleta, donde aun manifestantes permanecían luego del fuerte enfrentamiento entre jóvenes que querían pintar las pareas y defensores del Patrimonio Histórico de la Ciudad.
Después de rezar, de tomar una foto con su celular a las paredes rayadas y el joven caminó por el lugar hasta después se paró frente al grafiti alusivo a la película La Estrategia del Caracol que pintaron los manifestantes tras golpear a las señoras, adultas mayores, que buscaban impedir la destrucción de las fachadas del templo de Santo Domingo y de la facultad de Derecho de la Unicauca.
"La rabia se le notaba en el rostro, como si le hubieran arrebatado algo más que solo pintura", relató la persona que estaba grabando con su celular. Mientras el sonido nostálgico de una canción de Charly García resonaba en el aire, el joven, impulsado por una pasión desmedida, caminó directo hacia el primer manifestante que se cruzó en su camino.
Luego se acercó, como orando, a uno de los jóvenes que aún se manifestaba en la plazoleta para después, con una camándula, golpearlo, de ahí la reacción violenta de este último. Esto generó, por evidentes razones, la reacción violenta.
"¡¿Por qué están haciendo esto?!", gritó, su voz cargada de indignación. Pero antes de que la situación escalara, un grupo de mujeres que se encontraba cerca intervino. Con calma y determinación, lograron contener su ímpetu, mediando entre la rabia del muchacho y la confusión de aquellos que solo estaban expresando sus opiniones en medio de esta manifestación.
"Menos mal que esas peladas ayudaron a mediar, evitando que lo lincharan", comentó el testigo, parpadeando aún incrédulo ante lo que había presenciado. La escena era una mezcla de locura y pasión, donde el arte y la religión chocaban en un torbellino de emociones humanas, violentas, las autoridades solo estaban paradas, mirando.
Mientras las risas y la música seguían fluyendo, el joven, aunque todavía enojado, comenzó a calmarse poco a poco. Las palabras de las mujeres resonaron en su cabeza, recordándole que, a veces, el verdadero mensaje de su fe no se hallaba en la fachada de la iglesia, sino en la comprensión y la paz que podía llevar a quienes lo rodeaban.
Después, tras recibir varios golpes y de pararse porque cayó al piso, donde fue clave la mediación de las jóvenes, el muchacho religioso salió caminando entre las personas y policías que estaban en el sitio, los manifestantes continuaron con su actividad.