Juan Carlos López y su cinismo político sin límites
En la política, la memoria selectiva es un recurso peligroso, y el exalcalde de Popayán, Juan Carlos López Castrillón, parece utilizarlo con maestría.
En su reciente columna, López Castrillón intenta posicionarse como un crítico de la actual administración, cuestionando la falta de decisión del alcalde Juan Carlos Muñoz Bravo para poner en funcionamiento el refugio animal. Sin embargo, convenientemente omite que él mismo nunca logró concretar dicho proyecto durante su mandato, dejando una obra inconclusa, sin operatividad y, sobre todo, sin prever los recursos económicos necesarios para su sostenimiento en futuras administraciones.
Pero esto no es lo único que se le olvida. Durante su gestión, impulsó la creación de una empresa mixta para el alumbrado público, un movimiento que dejó más dudas que beneficios. Se prometió eficiencia y reducción de costos, pero lo que la ciudadanía vio fue manejo discrecional de los recursos y poca transparencia en su ejecución. Ahora, con la comodidad de la distancia, López Castrillón pretende dar lecciones de administración, como si su paso por la Alcaldía hubiera sido un modelo de eficiencia y transparencia.
La respuesta de Muñoz Bravo: firme, pero necesita más liderazgo
El actual alcalde Juan Carlos Muñoz Bravo, sin embargo, ha evitado entrar en un juego de ataques personales, pero su respuesta debe ser más contundente. No basta con ignorar los comentarios de un exfuncionario con antecedentes cuestionables; es necesario demostrar con acciones que la transformación de Popayán está en marcha.
A diferencia de su predecesor, Muñoz Bravo no ha estado envuelto en escándalos financieros ni en acusaciones de uso indebido de recursos públicos. Su administración ha mostrado una voluntad de cambio, aunque le ha faltado decisión en ciertos frentes. El alcalde tiene la oportunidad de desmarcarse de la vieja política y demostrar que su gestión no está orientada al enriquecimiento personal, sino al beneficio de los payaneses.
"No juzgues para que no seas juzgado." (Mateo 7:1)
— Juan Carlos Muñoz Bravo (@JuanCarlosM_B) February 4, 2025
Hablar de administración cuando se dejó en ruinas a Millonarios y se manejaron recursos públicos como si fueran propios es un descaro absoluto. No se pueden dar lecciones de gestión cuando el historial está marcado por el…
El problema no es la crítica, sino quién la hace
Es fácil lanzar señalamientos desde una casa quinta, pero Popayán no necesita políticos con discursos moralistas que intentan limpiar su imagen a costa del desprestigio de otros. Necesita una administración que tome decisiones firmes y avance sin miedo a los ataques de quienes no supieron administrar cuando tuvieron el poder.
En enero de 2024, realizamos una publicación en la red social X cuestionando la capacidad financiera de un alcalde de Popayán, con un salario mensual de 15 millones de pesos, para adquirir propiedades de alto valor, sugiriendo posibles irregularidades en el manejo de recursos. Estas observaciones resaltan la importancia de la transparencia y la rendición de cuentas en la gestión pública.
Es fundamental que los líderes políticos mantengan una conducta ética y transparente, evitando caer en prácticas que prioricen intereses personales sobre el bienestar colectivo. La ciudadanía merece administraciones comprometidas con el desarrollo sostenible y equitativo de la ciudad, donde las críticas se fundamenten en hechos y se orienten hacia la construcción de soluciones efectivas.
Sin lugar a dudas, antes de emitir juicios o críticas, es esencial que los actores políticos reflexionen sobre sus propias gestiones y acciones. La coherencia y la integridad son pilares fundamentales para recuperar la confianza ciudadana y avanzar hacia una Popayán más próspera y justa.
Este rifirrafe entre López Castrillón y Muñoz Bravo es un reflejo de la lucha entre el pasado y el presente. La actual administración tiene la oportunidad de demostrar que la política en Popayán puede ser diferente, siempre y cuando se ejerza con firmeza, liderazgo y transparencia. La ciudad no necesita más cinismo; necesita gobernantes que, en lugar de atacar, se dediquen a trabajar y demostrar con hechos su compromiso con la transformación de Popayán.
El mensaje es claro: menos discursos y más acción.