La casta criolla al desnudo: de Racero y su fruver a la gran farsa de la dignidad laboral

El representante David Racero, abanderado de la reforma laboral oficialista, fue cazado en audios ofreciendo jornadas de 13 horas diarias por un millón de pesos sin prestaciones sociales y tramando la “ubicación” de fichas propias en el SENA.

La casta criolla al desnudo: de Racero y su fruver a la gran farsa de la dignidad laboral

El caso ya motivó indagación de la Procuraduría y amenaza con descarrilar la agenda laboral del Gobierno.

David Racero, un congresista clave para Petro y defensor de su consulta popular, es señalado de precarización laboral y clientelismo
El periodista Daniel Coronell revela audios y chats, en los que el político ofrece un trabajo de 13 horas diarias, seis días a la semana y sin prestaciones sociales para su negocio

Esta escena no es un simple desliz personal: es la postal de una clase política que lleva décadas predicando derechos mientras reparte privilegios. Está élite es “la casta-parásito que corrompe todo lo que toca” y la receta encaja a la perfección en Bogotá: discursos de justicia social para las cámaras y, detrás del telón, contratos amañados, clientelas y negocios familiares.

Sin lugar a dudas, hoy podemos afirmar que el estatismo hipertrofiado alimenta a la casta politiquera, sin distingos de ideologías. En los últimos 40 años, quienes han llegado al poder en Colombia se han enriquecido a costa de la esperanza del pueblo. Cuanto más grande es el Estado, más ventanillas existen para comprar lealtades y más excusas aparecen para saquear el erario en nombre del 'pueblo'.

El episodio Racero deja una lección brutal: no hay reforma laboral, tributaria o educativa que resista si los mismos burócratas de siempre siguen administrando el Estado. Insistimos, el problema no es la ideología política, sino los principios y valores, o la ausencia de ellos, en quienes acceden a cargos de elección popular. Hablar de 'dignificación' mientras se explota a una cajera y se reparten puestos en el SENA es simplemente obsceno; pedir 'solidaridad' mientras se financian maquinarias electorales con el dinero del contribuyente, es imperdonable.

Por eso hay que romper el círculo vicioso: reducir ministerios, cerrar institutos zombis, eliminar curules ornamentales, abrir los servicios públicos a la competencia, digitalizar trámites y blindar la contratación con transparencia radical. Menos Estado no significa anarquía; significa un Estado tan austero que resulte inmanejable para los corruptos y tan ágil que sirva, por fin, al ciudadano de a pie.

Quien todavía dude, que escuche los audios de Racero: ahí está, sin maquillaje, la lógica del statu quo. Colombia no necesita más comisiones ni más subsidios; necesita extirpar la casta que vive de ellos. La elección es simple: seguir financiando el festín o abrazar la libertad y mandar a la burocracia al basurero de la historia.

FALSO RACERO - Daniel Coronell | Los Danieles
Lo más importante es que los ardorosos seguidores de David Racero sepan a quién están defendiendo.