La fuerza del sur nace del abandono: Cauca y Nariño toman la palabra
Mientras desde el centro del país se repiten discursos, promesas incumplidas y cifras manipuladas, en el sur los hechos son otros

Comunidades desplazadas, líderes asesinados, jóvenes atrapados entre la pobreza y la violencia, y un sentimiento creciente de frustración y olvido. Pero en medio del abandono, surge una señal de esperanza y dignidad: la decisión de los gobernadores de Cauca y Nariño de unirse para construir una agenda común por el bienestar del suroccidente colombiano.
En tiempos en que la violencia recrudece y el Estado parece haber delegado sus responsabilidades en comunicados de prensa, esta articulación interdepartamental es mucho más que un gesto político: es un grito institucional de autonomía territorial, de liderazgo con sentido de urgencia y de compromiso real con los territorios que han cargado históricamente con las heridas del conflicto y el olvido.
Octavio Guzmán (Cauca) y Luis Alfonso Escobar (Nariño) entienden que sus pueblos no pueden seguir esperando. La paz no se decreta desde un escritorio en Bogotá, se construye con hechos, con inversión en vías, salud, educación, empleo digno y seguridad. Y eso no ha llegado. A más de un año y medio del gobierno de Gustavo Petro, el sur sigue esperando lo que se prometió con bombos y platillos en campaña: transformación estructural, justicia social y prioridad en la agenda nacional.
El mensaje de los gobernadores es claro y contundente: “El sur no camina solo, camina junto.” Es un llamado a sumar fuerzas, a romper la inercia y a tomar decisiones conjuntas frente a los grandes desafíos que comparten nuestros departamentos: control territorial por parte de grupos armados, economías ilegales que se imponen ante la ausencia de Estado, y comunidades que luchan a diario por vivir con dignidad.
Esta iniciativa debe trascender la foto y el titular. Tiene que convertirse en un plan serio, financiado, con metas claras, cronogramas y participación comunitaria. Porque si algo ha enseñado la historia reciente, es que el centralismo no resuelve las crisis del país profundo. El sur debe hablar por sí mismo, y esta articulación es un primer paso para hacerlo con fuerza, con legitimidad y con sentido de pertenencia.
Desde este medio, saludamos esta alianza como un acto de valentía institucional. Pero también lanzamos una advertencia al Gobierno Nacional: no subestime la capacidad de los territorios para organizarse, para resistir y para exigir lo que les corresponde. El sur no es una periferia a la que se le pueda seguir dando la espalda. Es un corazón que late con fuerza, que reclama respeto, inversión y justicia.
Cauca y Nariño han dicho “basta” al abandono. Han decidido caminar juntos. Y nosotros, como ciudadanía consciente, debemos acompañar ese paso.