La hipocresía del Gobierno Petro y Márquez: ¿Doble rasero en la defensa de la vida?
El reciente “Concierto de la Esperanza” en Bogotá, en apoyo a Palestina, ha puesto en evidencia una preocupante contradicción en las prioridades del gobierno de Gustavo Petro y la vicepresidenta Francia Márquez, nacida en el propio Cauca.
Mientras el país se sumerge en una crisis de violencia sin precedentes, particularmente en nuestra región, el gobierno gasta exorbitantes sumas en eventos culturales que, aunque valiosos, resultan insultantes ante la realidad sangrienta que enfrentan nuestras comunidades.
La Realidad en el Cauca: Un Genocidio Silencioso
La situación en el Cauca es alarmante. Grupos armados ilegales se disputan el control del territorio, dejando a su paso muerte y desolación. El narcotráfico y la minería ilegal son combustibles para esta máquina de violencia que, día tras día, cobra la vida de líderes sociales, indígenas, campesinos, y jóvenes. La población civil está atrapada en un fuego cruzado constante, enfrentando desplazamientos forzados, amenazas y asesinatos. Es un genocidio silencioso que parece no tener fin.
La Contradicción del Gobierno
Es irónico, y francamente hipócrita, que un gobierno que proclama su compromiso con los derechos humanos y la paz internacional se muestre tan insensible y negligente frente a la violencia que asola su propio territorio. Gustavo Petro, en su fervor por apoyar a Palestina, parece haber olvidado que en su propio país se libra una guerra igualmente devastadora. ¿Dónde están las acciones contundentes para proteger a los caucanos? ¿Dónde está la inversión en seguridad, en desarrollo social, en oportunidades para nuestros jóvenes?
Francia Márquez, hija de Morales, Cauca, y defensora de los derechos humanos, debe recordar sus raíces y su compromiso con su pueblo. ¿Cómo puede la vicepresidenta justificar el gasto de más de dos mil millones de pesos en un concierto mientras sus compatriotas en el Cauca claman por ayuda, protección y justicia?
Doble Rasero en la Defensa de la Vida
No se puede defender la vida y los derechos humanos a medias. La solidaridad con Palestina es justa y necesaria, pero no puede ser a costa de ignorar las tragedias domésticas. El Cauca necesita más que promesas vacías y discursos grandilocuentes; necesita acciones concretas y urgentes. Cada peso gastado en eventos simbólicos debería ser invertido en fortalecer la seguridad, en programas de desarrollo, en educación, y en la reconstrucción del tejido social devastado por la violencia.
Un Llamado a la Coherencia y la Acción
Exigimos al gobierno de Gustavo Petro y a la vicepresidenta Francia Márquez que asuman su responsabilidad con el Cauca. Que dejen de lado el doble rasero y actúen con la misma determinación y empatía que muestran por las causas internacionales. El genocidio debe parar en Palestina, pero también debe detenerse aquí, en el Cauca. Las vidas de nuestros ciudadanos no son menos valiosas y su sufrimiento no puede seguir siendo ignorado.
Es hora de que el gobierno actúe con coherencia y priorice la vida y el bienestar de todos los colombianos, comenzando por los más vulnerables y olvidados. El Cauca no puede esperar más. La historia no perdonará la indiferencia ni la hipocresía. Es hora de un cambio real y significativo.