La historia del niño caucano que conoce a más de 500 aves y sueña con protegerlas
Thiago Rosero es un embajador del cuidado de las aves. Vive en Santander de Quilichao, pero ya es ponente en el mundo del cuidado de las aves.
Por: Zhaluna Ramírez | Centro de Medios UAO - COP16, Especial para El País
En pleno corazón de Santander de Quilichao, Cauca, un niño de 11 años ha ganado renombre por una pasión de admirar: es un amante de las aves y un embajador del cuidado de las mismas en Colombia.
Su nombre es Thiago Rosero Lasso, pero ya es conocido como “Thiago Birds”, un ornitólogo empírico que se conoce el nombre y las características de más de 500 especies de aves y que vive en el municipio caucano que justamente es considerado “La primera ciudad de las aves de América del Sur”, título otorgado por la Environment For the Americas y American Bird Conservancy, en marzo del 2023.
La enseñanza del cuidado y preservación de las aves es una tarea que hace Thiago con el corazón y que cobra vigencia en el marco de la COP16, que se realiza en la ciudad de Cali este mes.
Un pequeño pajarero de corazón
Su pasión empezó durante los días de cuarentena por la pandemia del covid-19. Mientras la mayoría de los ciudadanos permanecía con las puertas cerradas, a Thiago se le abrió el mundo y la curiosidad, cuando, acostado en una hamaca junto a su padre, Samir Rosero, vio llegar a un Sicalis Flaveola (semillero común) al comedero de la parcela de su abuela Gladys.
Como no conocía el nombre del ave que lo cautivaba, le preguntó a su papá por el dato. Pero tampoco lo conocía. Fue su abuela, quien pasaba cerca, quien decide aclarar la duda del niño regalándole un libro que se conservaba en la casa titulado “Avifauna Colombiana” de Fernando Ayerbe, quien es primo de la familia.
Recorrer las páginas de este ejemplar fue el trampolín para sumergirse en un nuevo mundo, uno que creó él mismo, en el que sueña con cuidar a las aves del planeta, construirles casitas y fortalezas en las que puedan ser libres; ser un protector de la naturaleza, un embajador de la vida.
Desde aquel instante comenzó un recorrido lleno de aventuras, como sus primeras pajareadas en la zona urbana de Santander de Quilichao, entre parques residenciales rodeados de cables, postes y calles de cemento.
Pero Thiago no quería ver a las aves solo. Apoyado por Samir, su padre, nació la propuesta inocente de contarle a los demás niños sobre las aves y enamorarlos de su belleza, así como él ya lo estaba.
Este fue el inicio de “Thiago Birds”, un proyecto en el que este pajarerito habla sobre la importancia de las aves, su cuidado y sus historias y que le ha valido renombre internacional entre los expertos y amantes de estos animales.
“Las aves son como flores volando, de ellas dependen los ecosistemas y la vida, muchos árboles no podrían crecer y plagas podrían acabar con cultivos, si ellas no existieran”, contó este niño caucano.
Su buen ojo para las aves lo hizo volar a una oportunidad única: convertirse en embajador de la ACO (Asociación Colombiana de Ornitología), y miembro de ACOAVES (Asociación Caucana de Observadores de Aves) y de PAU Colombia (Programa de Aves Urbanas).
Para muchos, un proyecto exitoso, para Thiago, una oportunidad de hacer amigos; incluso fuera de Colombia, pues en 2023 viajó a Gramado, Brasil, para asistir al II Ornithological Congress of the Americas, una de las conferencias más importantes organizadas por La Asociación de Ornitólogos de Campo (AFO), y en la que se convirtió en el primer niño participante.
Hace tan solo un mes, en septiembre de 2024, fue aceptado en el Delta Burning Festival, un punto de encuentro anual para ornitólogos y amantes de la naturaleza en el Parque Natural del Delta del Ebro, en Barcelona, en el que convocó a más de 100 personas, siendo el primer niño de América en presentar una ponencia, experiencias de las que le llenan el alma, y le aumentan las ganas de mirar más hacia el cielo, detallar lo que esconde la tierra y observar lo que vive entre los árboles.
“Nuestro planeta es maravilloso, somos afortunados de vivir en un lugar mágico, es el único que tenemos, si lo destruimos, nos extinguimos, por eso lo tenemos que cuidar”, le contó Thiago a El País.
Aprender a volar
Las aves para él significan vida, todos los días quiere seguir aprendiendo maneras de protegerlas y ayudarlas a perdurar de la manera en que se merece. Es un niño sencillo y amable que no se intimida para dar charlas ante decenas de personas.
Es un amante de la película “Río”, le gusta dibujar, la comida de mar, el color verde, jugar a las escondidas, ser un buen amigo y las historias de la mitología griega.
Está convencido de que además de amar a las aves, la amabilidad, y el amor por los otros son las fuerzas que mueven al mundo. Ser buena persona es una de sus prioridades, junto a terminar los libros que habitan en su imaginación, cuidar pájaros en la casa e ir a la escuela.
Quienes lo rodean no dudan en admirar su perseverancia, empatía y cordialidad. Como si fuera un superhéroe, Thiago Rosero es la demostración de que los niños no solo son el futuro del mundo, sino también, el presente.