La huerta casera: un recurso para la salud mental, el bienestar y la economía del hogar

Por: TR. María Fernanda Varona Taborda

La huerta casera: un recurso para la salud mental, el bienestar y la economía del hogar
Huerta casera con cultivos saludables en espacio urbano

Cultivar alimentos en casa no solo es una opción ecológica y económica, también mejora la salud emocional y fortalece la convivencia familiar.

Según la OMS, la salud mental es un derecho humano fundamental. En este contexto, cultivar una huerta casera en el hogar se convierte en una poderosa herramienta terapéutica, económica y ambiental, con impactos positivos en la vida de personas de todas las edades.

Una actividad que sana cuerpo y mente

La Organización Mundial de la Salud afirma que la salud mental es clave para el desarrollo personal y comunitario. Estudios demuestran que trabajar en una huerta casera reduce el estrés, mejora el estado de ánimo, promueve la concentración y eleva la autoestima.

“El simple hecho de plantar y ver crecer cultivos contribuye a la relajación y al bienestar emocional.”

En pacientes con trastornos mentales, se han registrado mejoras notables: mejor calidad del sueño, disminución del uso de medicamentos, menos hospitalizaciones y mayor optimismo.

Un recurso para todos

Las huertas caseras no requieren grandes terrenos ni costosos materiales. Pueden establecerse en balcones, terrazas o patios, y cultivarse con herramientas básicas. Además, fomentan:

  • Alimentación saludable y libre de químicos.
  • Educación ambiental para niños.
  • Actividades productivas para personas mayores.
  • Ahorro en el gasto familiar.

Paso a paso: cómo iniciar una huerta casera

Para comenzar:

  • Elige un lugar soleado (mínimo 6 horas de luz al día).
  • Prepara un suelo fértil con compost o abono orgánico.
  • Riega con frecuencia, preferiblemente en la mañana o al atardecer.
  • Controla plagas con métodos naturales y rota cultivos cada temporada.
  • Cosecha en el momento adecuado.

¿Huerto o huerta?

Aunque suelen usarse como sinónimos, hay una diferencia técnica:

  • Huerta: pequeña, orientada al consumo doméstico.
  • Huerto: más amplio, incluye frutales, plantas medicinales y puede tener fines comerciales.

Ambos promueven el contacto con la naturaleza y la sostenibilidad ambiental.

Porque en medio del estrés urbano, la inseguridad alimentaria y el deterioro ambiental, la huerta casera emerge como una solución integral: fortalece vínculos, genera autonomía alimentaria y mejora la calidad de vida desde el hogar.

La huerta casera no es solo una moda ni un pasatiempo. Es una herramienta poderosa de transformación social, económica y emocional. En tiempos de incertidumbre, cultivar la tierra es sembrar esperanza.

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