La humildad de un Presidente y la realidad de un territorio olvidado: El discurso de Petro en Popayán
Hoy, en el Centro de Convenciones Casa de la Moneda en Popayán, el presidente Gustavo Petro mostró un gesto de humildad y sinceridad que rara vez se ve en la política.
Reconoció abiertamente que en los casi dos años de su gobierno no se ha visto la transformación prometida en el territorio, especialmente en una región que él siempre ha manifestado querer profundamente: el Cauca.
Petro atribuyó esta falta de progreso a un problema estructural profundamente arraigado: el desequilibrio en la asignación de recursos. Señaló que gran parte del presupuesto nacional se destina a tres grandes ciudades de Colombia, que ya disfrutan de un desarrollo económico considerable. Mientras tanto, regiones como el Cauca, olvidadas y marginadas, no reciben los recursos necesarios para su desarrollo. Este desequilibrio se refleja en la falta de infraestructura esencial, como la inexistente doble calzada Popayán-Pasto o la ausencia de una vía al mar para Popayán.
El presidente reconoció que el incumplimiento del Acuerdo Final para la Terminación del Conflicto y la Construcción de una Paz Estable y Duradera y la falta de inversión estatal han impedido la transformación de estos territorios. En un momento particularmente emotivo, Petro leyó una carta del expresidente Juan Manuel Santos, que recordaba el compromiso del Estado con el Acuerdo Final para la Terminación del Conflicto y la Construcción de una Paz Estable y Duradera, firmado en 2016. Este acuerdo, que prometía una paz duradera y una mejora en las condiciones de vida de las regiones más afectadas por el conflicto, sigue siendo un recordatorio de las promesas incumplidas.
En un giro reflexivo, Petro también aprovechó la ocasión para abordar las tensiones interétnicas en el departamento. Frente a la propuesta de la construcción de una universidad para la etnia Misak, Petro abogó por la creación de una universidad indígena que reúna a todas las etnias, promoviendo la convivencia y el entendimiento entre las diversas culturas del Cauca. Este llamado a la unidad y al respeto mutuo es una respuesta necesaria a las divisiones históricas que han plagado la región.
La admisión de Petro sobre los desafíos y la falta de avances en su gobierno es un acto de transparencia que contrasta con la habitual retórica política. Sin embargo, reconocer el problema es solo el primer paso. Los habitantes del Cauca necesitan ver acciones concretas que demuestren un compromiso real con su desarrollo y bienestar.
El discurso de hoy es un recordatorio contundente de que el camino hacia la paz y la prosperidad requiere más que palabras; requiere una redistribución justa de los recursos y una verdadera inversión en los territorios olvidados de Colombia. Solo entonces se podrá cumplir la promesa de una paz estable y duradera para todos los colombianos, o como se le llama ahora, Paz Total.