La politiquería que se extiende desde la Alcaldía hasta la Universidad del Cauca por cuenta de un concejal

Por: Alexander Casas Prado

Imagen tomada de la página en Facebook de Armando Meléndez
Fotografía tomada de la página en Facebook de Armando Meléndez 

La honestidad y la ética son valores fundamentales que deben prevalecer en la política para erradicar la corrupción.

El país político se encuentra sacudido debido al escándalo de escuchas ilegales, confesiones, extorsiones y traición protagonizado por el exembajador del gobierno de Petro en Venezuela, Armando Benedetti, y las confesiones dadas a la revista Semana, que involucran a la exjefa del gabinete, Laura Sarabia. Este escándalo no es menor y está causando una tremenda crisis en el gobierno nacional, poniendo en peligro el avance de las reformas que se están llevando a cabo en el Congreso, como las relacionadas con la salud, el trabajo y las pensiones. La pregunta que todos se están haciendo es: ¿de qué cambio estaban hablando si están haciendo exactamente lo mismo que antes criticaban? La corrupción, como se había dicho, no tiene colores políticos ni ideologías, y al final, aquellos que se eligen con un discurso para hacer exactamente lo contrario.

Pero si en el ámbito nacional está lloviendo, en Popayán no escampa. El tristemente célebre concejal del Pacto Histórico y la Colombia Humana, Andrés Felipe Velasco, quien fue elegido con la promesa de luchar por las clases desfavorecidas y trabajar en favor de las causas sociales, olvidó rápidamente esas promesas y se convirtió en un fiel seguidor del alcalde López Castrillón. Él y su grupo de amigos de la Universidad del Cauca estaban listos para presentar sus currículums y ser contratados por la administración de Pollo López. Esto, por supuesto, a cambio de que votara a favor de todos los acuerdos presentados por la administración, incluyendo aquellos relacionados con los impuestos prediales y la entrega del alumbrado público a William Vélez durante más de 20 años, en contra de los intereses de la ciudad y en perjuicio de sus habitantes.

La politiquería desplegada por el concejal Velasco no tiene límites. Entre sus fichas en la administración del alcalde no podía faltar su compañera sentimental, quien había estado trabajando bajo contrato en el área de movilidad futura. Tal vez por eso no ejercía control político sobre el alcalde. Pero en medio de todo este embrollo, se ha escrito un nuevo capítulo. Tan solo una semana después de que se publicara en redes sociales una foto del rector de la Universidad del Cauca, Deibar René Hurtado Herrera, con políticos como Martha Agredo y Andrés Felipe Velasco, se acaba de conocer el nombramiento y la posesión de la compañera sentimental del concejal Velasco como jefa de la oficina de relaciones internacionales de la Unicauca.

Es una vergüenza que toda la politiquería y el intercambio de favores que antes denunciaban en el alma mater de los caucanos ahora sean prácticas recurrentes entre aquellos que lideraban la lucha contra la corrupción que había invadido la Universidad del Cauca. Es lamentable que una persona como Deibar René Hurtado Herrera se involucre en estas prácticas que dañan la imagen de la universidad pública y dejan en entredicho los altos estándares y la calidad de los servidores públicos de la institución.

Al parecer, la corrupción y el abuso de influencias solo eran considerados malos cuando eran practicados por otros, pero ahora que son llevados a cabo por aquellos que se creen dueños de la política y engañan con la promesa de cambio, parece que ya no importa. Solo el tiempo dirá cómo amanece la situación.