Los acercamientos entre la disidencia de las FARC y el Gobierno de Gustavo Petro
Jairo Hernán Ortiz Ocampo Docente Programa de Ciencia Política Universidad del Cauca jhernanortiz@unicauca.edu.co
Quiero subrayar que la situación crítica del Departamento del Cauca frente a un tipo de acercamiento y un posible cese de hostilidades armadas (cese al fuego) y posterior instalación de una mesa de diálogo entre la disidencia de las FARC (Estado Central Mayor liderado por Iván Mordisco y Gentil Duarte) que hace presencia en el sur y occidente del país y el gobierno de Gustavo Petro, no cambiará significativamente su panorama. Por el contrario, lo puede agudizar.
Durante tres días (del 31 de agosto al 2 de septiembre del año en curso) las delegaciones de las disidencias de las FARC que se llama Estado Mayor Central y del gobierno de Gustavo Petro, se reunieron en la zona rural de Suárez (Cauca) para llegar a un posible acuerdo de cese al fuego y posterior inicio de una negociación.
Todo esto se produce en una atmósfera de mucho pesimismo, ya que gran parte de la población no cree que exista una real voluntad de paz de los grupos armados ilegales.
Dicho pesimismo se corrobora en los hechos violentos que han acompañado a los anuncios de paz: el asesinato de cuatro niños indígenas del pueblo Murui (Putumayo), tres ataques con carros bomba en Buenos Aires y Cajibío en la que perdieron la vida cuatro policías y el más reciente ataque en Timba (Cauca) que dejó como resultado dos personas muertas y tres heridas.
Ahora, ¿Qué impacto podría tener en el Departamento del Cauca la instalación de una mesa de negociación con esta disidencia de las FARC y/o en que cambiaría su situación económica, política y social? Para nadie es un secreto que en los últimos años se vienen incrementando los grupos armados ilegales en esta Región. Esto obedece, en gran medida, al bajo interés o rechazo que tuvo el gobierno Duque por implementar los acuerdos de paz, logrados durante el gobierno Santos. Esto trajo como consecuencia el recrudecimiento de la guerra y la consolidación del proceso de reorganización de los grupos armados ilegales. Entre estos están, precisamente, las disidencias de las FARC que no se acogieron a los acuerdos de la Habana, se suelen llamar el Estado Central Mayor y tiene 23 frentes en 16 Departamentos. En el Cauca, además de la que hemos hecho referencia y que le propuso al gobierno instalar una mesa de negociación, se encuentran los frentes Carlos Patiño y Rafael Aguilera y las columnas móviles Jaime Martínez Dagoberto Ramos. Al Departamento también llegaron las disidencias de las FARC cobijadas en la Segunda Marquetalia, liderada por Iván Marquez, con el frente Diomer Cortés y la columna móvil Cristian Pérez. El ELN, el Clan del Golfo y las bandas criminales también hacen parte del escenario del conflicto que no cesa en el Cauca.
Es decir, la presencia estatal que se requería con la salida de las FARC de muchos territorios de la Región, nunca llegó; lo que ha permitido el ingreso de otros actores armados a tomar posición en la nueva dinámica de la geoestrategia de la guerra.
Cada zona del Departamento del Cauca tiene sus particularidades en la dinámica de la confrontación armada y por lo tanto, proponer un cese al fuego sólo con uno de los actores armados involucrado, posibilita reactivar el combate entre grupos armados ilegales en otras zonas del Cauca.
Hay que centrarse en la implementación de los Programas, que ya existen, tales como: Programas de Desarrollo con enfoque territorial (PDET), el Programa Nacional Integral de Sustitución de Cultivos Ilícitos (PNIS), entre otros. En otras palabras, se debe poner en marcha, de una vez por todas, los acuerdos de paz alcanzados en la Habana. Sería un buen punto de inicio para contrarrestar la confrontación bélica en el Cauca. El conflicto armado en el Cauca no es causa, sino consecuencia de las problemáticas estructurales como la concentración de las tierras, la inequidad y la pobreza.
Finalmente, ya había indicado en un artículo acerca de la paz total que dichos acuerdos de paz deben ir más allá de establecer una hoja de ruta para poner fin a los ciclos de violencia y guerra que ha padecido el país y especialmente el Cauca. Deben apuntar hacia la construcción de un nuevo modelo de Estado y de sociedad, equitativos y democráticos. Para ello se requiere una reforma agraria integral e inclusiva y con un desarrollo sostenible. Pero sobre todo se requiere extender y hacer efectiva la legitimidad del Estado Social de Derecho.
No podemos continuar en el imperativo categórico de que en Colombia hay más territorio que Estado. La paz total requiere que avancemos hacia el fortalecimiento de las condiciones que propician un Estado legítimo y eficiente. La paz total requiere condiciones y debemos enfocarnos en ellas.