Lotería y Licorera del Cauca en crisis: el legado de Octavio Guzmán, en riesgo
Gobernador del Cauca está en su hora de la verdad: o gobierna con el pueblo o para los mismos de siempre

La Contraloría General del Cauca ha hablado. Las auditorías a la Lotería y a la Industria Licorera del Cauca evidencian una realidad cruda e innegable: las entidades que deberían estar generando riqueza para el departamento están sumidas en una crisis provocada por el desgobierno, la politiquería y la improvisación. Y esa crisis, gobernador Octavio Guzmán, ya no puede seguir siendo negada ni maquillada con discursos bonitos o hashtags de campaña.

La Lotería del Cauca: una debacle anunciada
Los hallazgos de la Contraloría sobre la Lotería del Cauca son graves: opinión negativa sobre los estados financieros, hallazgos disciplinarios y administrativos, ausencia de registros contables clave, violación de normas del Consejo Nacional de Juegos de Suerte y Azar, y un desorden financiero que compromete su viabilidad futura.

Pero lo más alarmante es que todo esto ya había sido advertido. El 24 de febrero de 2025, el sindicato de la entidad envió un correo a este medio denunciando un escándalo financiero que hoy, lamentablemente, se confirma. Caída en las ventas, gastos desbordados, viajes cuestionables del gerente, persecución laboral a funcionarios de planta y un manejo negligente de la contratación. Todo ello ha contribuido a un déficit que supera los 600 millones de pesos.
Se denunció además la politización de la entidad: la salida del gerente comercial y su equipo, quienes venían cumpliendo su labor con eficiencia, fue una decisión más política que técnica. Hoy, los resultados saltan a la vista: indicadores de rentabilidad y eficiencia incumplidos, recursos perdidos y un escenario de posible intervención o liquidación similar al de la extinta Lotería La Nueva Millonaria en 2007.
Industria Licorera del Cauca: entre impuestos mal gestionados y gerencias improvisadas
La situación de la Industria Licorera del Cauca no es menos alarmante que la de la Lotería. Según la Contraloría General del Cauca, la entidad presenta 11 hallazgos administrativos y uno disciplinario, todos relacionados con deficiencias contables graves, un control interno inoperante, e inconsistencias en inventarios, activos fijos y cuentas por pagar.
En medio de esta crisis, el gobernador Octavio Guzmán acaba de nombrar como nuevo gerente al ingeniero Samuel Londoño Ortega, exalcalde de Miranda. En redes sociales se celebró el anuncio destacando su “liderazgo caucano” y “profundo compromiso”. Sin embargo, la pregunta que muchos se hacen es inevitable: ¿basta un cambio de rostro para revertir el profundo deterioro institucional de la Licorera?

La experiencia reciente dice que no. Para dirigir esta empresa pública, considerada por décadas la joya de la corona del Cauca, el gobernador ya había designado a Maribel Perafán Gallardo, dos veces alcaldesa de Timbío, es decir otra ex alcaldesa, sin experiencia comprobada en mercados de licores ni en comercio exterior. El desenlace era previsible: pérdidas, escándalos y sospechas de corrupción.
Tal como se denuncio el pasado 21 de mayo, el sindicato Sintrabecólicas públicamente:
- Hurto de $600 millones en inventarios.
- Un proyecto de exportación fallido, que habría generado pérdidas por más de $2.800 millones.
- Contratación desbordada: los contratos por prestación de servicios pasaron de 58 en 2022 a 190 en 2024.
- Publicidad excesiva: el presupuesto destinado a pauta se incrementó en $600 millones.
- Caída de ventas en productos tradicionales, especialmente el aguardiente caucano.
- Gerencia sin idoneidad: fuerte crítica a la falta de experiencia técnica de Perafán Gallardo.
- Y lo más grave: un posible detrimento patrimonial superior a los $10.000 millones.
Todo esto en una entidad que debería estar generando riqueza para la salud, la educación y el desarrollo del Cauca.
La llegada de Samuel Londoño podría ser una oportunidad para corregir el rumbo, pero el verdadero cambio no vendrá con discursos de posesión ni etiquetas partidistas. Solo habrá transformación si se gobierna con criterios técnicos, transparencia y responsabilidad fiscal. De lo contrario, el pueblo del Cauca terminará recordando con tristeza cómo dejaron caer sus empresas más valiosas por la codicia y la incompetencia de unos pocos.
El punto de quiebre de Guzmán
Octavio Guzmán llegó a la Gobernación del Cauca con un discurso que prometía representar a los olvidados, a los campesinos, a la gente. Pero los hechos indican que las decisiones administrativas han seguido el patrón de siempre: repartija de cuotas, improvisación en cargos directivos y nula evaluación de resultados.
Este es su punto de quiebre. Aún está a tiempo de rectificar, de nombrar gerentes con idoneidad técnica, rodearse de personas capaces y rendir cuentas con transparencia. Pero si insiste en gobernar con las viejas prácticas de siempre, las consecuencias serán irreversibles.

¿Qué está en juego?
- La sostenibilidad de dos entidades que generan recursos para salud y educación.
- La confianza ciudadana en lo público.
- El legado de una administración que prometió cambio pero está a punto de fracasar por las mismas prácticas de siempre.
Al cierre del 2027, el pueblo del Cauca juzgará. Y quedará claro si la "fuerza del pueblo" fue un lema vacío o una realidad concreta. Gobernador, la decisión es suya: o salva las empresas del pueblo o se hunde con quienes solo han sabido saquearlas.