"Me dan mi plata o no lo dejo enterrar", así les cobró un gota a gota a los asistentes de un funeral
Una de estas escenas se presentó recientemente en un velorio en el que un ’pagadiario’ impidió que el fallecido ingresara a la bóveda debido a que no le había terminado de pagar una deuda

En una escena que genera toda clase de comentarios en las redes sociales, un sujeto buscó impedir un entierro, todo porque la persona fallecida le debía dinero. Al parecer, los hechos se registraron en un cementerio de la ciudad de Quibdó, departamento del Chocó.
Como bien se observa en un video que se viralizó en redes sociales, decenas de personas aguardaban por el entierro cuando un ciudadano se paró en frente de la bóveda a la que iban a ingresar el catafalco. Este hombre, que vestía camiseta negra y pantalón azul, parecía estar reclamando ese dinero a los dolientes, quienes mostraron su repudio frente a lo que sucedía.
Por eso, uno de los asistentes al acto se acercó al presunto prestamista y, visiblemente enfadado, comenzó a increparlo tras golpearlo con un envase de plástico. Después de algunos segundos discutiendo en la zona en la que permanecía el hombre que reclamaba el dinero, este optó por bajar nuevamente a la superficie cuando algunos de los presentes buscaban agredirlo.
Y es que muchas personas vivían la insólita escena. En el video se ve que, incluso, había algunos jóvenes sentados sobre las mismas tumbas debido a que el espacio era bastante reducido en esa parte del cementerio.
Así las cosas, una vez permitió que el ataúd pudiera ser ingresado en el espacio que le fue asignado, el presunto prestamista se quedó conversando con algunas personas durante varios minutos, lo que dispersó la atención de quienes buscaban agredirlo inicialmente.
El vídeo que cuenta con más de 60.000 visualizaciones en X, generó múltiples comentarios en redes sociales. Por ejemplo, hubo quienes tomaron con buen humor la situación, así como también algunas personas se mostraron molestar frente a este tipo de episodios en todo el país.
“Cada día se cae más bajo en este cagadero, no hay fondo”, “Algunas cosas que pasan en Colombia son como irreales jaja”, “Fácil que lo entierre con el finado”, “Este país si es una recocha”, son algunos de los comentarios al respecto.
Escenas de este tipo no serían novedad en el territorio nacional. De hecho, modalidades como las de gota a gota parecen se posicionó cada vez más en el país.
El sistema de préstamos informales afecta a una proporción significativa de la población colombiana. Estudios indican que aproximadamente el 41 por ciento de los hogares de bajos ingresos y el 12 por ciento de las microempresas recurren a este tipo de financiamiento, a pesar de las altas tasas de interés que pueden superar el 600 por cien anual.
Este fenómeno se ve impulsado por la exclusión financiera, ya que más de 23 millones de colombianos no tienen acceso a la banca tradicional. Como resultado, muchos recurren a prestamistas informales que imponen condiciones abusivas, incluyendo cobros de intereses que superan ampliamente la tasa de usura legalmente establecida.
Además del impacto económico, el “gota a gota” está vinculado a actividades delictivas, como el lavado de activos y la financiación del terrorismo. La falta de regulación y la alta demanda de crédito mantienen estas prácticas activas en diversas regiones del país, afectando principalmente a sectores vulnerables de la sociedad.
Es importante anotar que las autoridades colombianas han implementado múltiples alternativas para dar freno a este tipo de casos; sin embargo, los casos continúan en ascenso, incrementando el temor en la comunidad.