Murió el periodista Fabio Castillo, el reportero que enfrentó a la mafia del narcotráfico
El periodista y columnista de El Espectador investigó a los carteles de la mafia cuando nadie se atrevía. Su libro Los jinetes de la cocaína marcó un antes y después en el periodismo investigativo en Colombia. Semblanza a un reportero que no se dejó silenciar.
El periodista, escritor e investigador Fabio Castillo, murió este martes 28 de octubre. El reportero judicial, que trabajó durante más de 37 años en El Espectador y se convirtió en uno de los mejores comunicadores del país, dedicó su vida a la investigación periodística durante la época del narcoterrorismo y el auge de la violencia paramilitar.
Ingresó a la redacción de dicha casa periodística en septiembre de 1979, cuando tenía 20 años de edad y un premio Simón Bolívar de periodismo en su hoja de vida. Había hecho escuela en el periódico El Nuevo Siglo, en donde perfiló su inclinación por el periodismo judicial. Una elección que lo terminó acercando a Guillermo Cano y a su interés de ponerle la lupa el poder económico y criminal de los narcotraficantes.
Con una breve pausa en 1982 para ser secretario privado del procurador Carlos Jiménez Gómez, Castillo regresó a El Espectador y se convirtió en la mano derecha del director en los momentos cruciales de la misión periodística de Guillermo Cano. Fue reportero clave en las denuncias del periódico a raíz de la confrontación con el Grupo Grancolombiano en el llamado escándalo de la crisis financiera de los años 80.
En 1983, Castillo, el editor Judicial, Luis de Castro, y el director del diario, encontraron la evidencia de que el representante a la Cámara, Pablo Escobar Gaviria, sí tenía antecedentes en el narcotráfico. En la edición del 25 de agosto de 1983, reprodujo en versión facsimilar la nota original con la evidencia de que “Escobar estuvo preso”.
El contundente hallazgo marcó la lucha del periódico en contra de los capos de la mafia. Castillo privilegió la prueba documental y la verificación en múltiples fuentes, por encima de la figuración mediática o el afán por la primicia. Por decisión suya, no hablaba de su vida personal y le huía al protagonismo. Por eso, siempre evitó las fotografías y la exposición mediática.
Tras el asesinato de Guillemo Cano el 17 de diciembre de 1986, Fabio Castillo publicó el libro “Los jinetes de la cocaína”, un trabajo inédito que expuso las sociedades, testaferros y engranajes del cartel de Cali cuando poco o nada se sabía de los alcances de esta organización criminal. La obra, publicada en 1987, fue dedicada, entre otros, a Guillermo Cano.
Al poco tiempo de la publicación y el éxito de su libro, Fabio Castillo tuvo que huir del país. Estuvo exiliado con identidades de paso en Quito, Miami, Madrid y París, pero nunca dejó de la reportería de lado. Volvió a Colombia en la década de 1990, solo después de la muerte de Pablo Escobar en diciembre de 1993. Allí continuó su trabajo como periodista investigativo.
Estuvo vinculado a El Espectador hasta 2016, en donde además de sus reportajes, escribió una columna titulada “Palabra más, palabra menos”. Tras su salida del diario, se desempeñó como editor de Investigaciones en La Revista, un medio mexicano con amplia presencia en el país centroamericano.
En octubre de 2020, fundó su propio medio de comunicación digital: El Diario Alternativo. En sus propias palabras, Castillo definió su rol en este proyecto periodístico como el encargado de “dirigir un equipo de periodistas de investigación, documentación y gestión de datos para presentar una historia según nuestro propósito: la verdad en su contexto”.
Hasta sus últimos días, Fabio Castillo insistió en los principios que marcaron su personalidad y su trabajo periodístico. En una de sus últimas y escasas apariciones en público, recordó la importancia del periodismo que investiga con pruebas y documentos en mano y agregó que el oficio de contar la verdad debe convertirse, en últimas, en un acto cívico.
En el pasado mes de mayo, durante la Feria del Libro de Bogotá, Castillo hizo una de sus últimas apariciones públicas. En el evento habló con la periodista María Jimena Duzán sobre los 100 años del natalicio de don Guillermo Cano.
Allí, contó anécdotas de su llegada a El Espectador y de cómo, de la mano con el director del medio, lideraron grandes investigaciones en materia judicial. “Hice esa investigación en El Nuevo Siglo y Guillermo Cano me llamó. Me dijo: ‘yo quiero que usted me monte un equipo de investigación así en El Espectador’. Así hicimos lo que se llamó en ese momento el equipo de informe especial de El Espectador”, recordó.
Esa unidad llevó a cabo varias investigaciones, dentro de las que recordó las relacionadas con “los antecedentes del Clan Ochoa, de los Rodríguez Orejuela, de Pablo Escobar y Carlos Lehder. Yo nunca firmaba, siempre figuraba como ‘informe especial El Espectador’”, dijo Castillo.