¿Ordenamiento Territorial para la Justicia Social y Ambiental o un Negocio Voraz en Popayán?
Por: Andrés Maíz, defensor de derechos humanos “El territorio no es solo un espacio para vivir, es la base de nuestra existencia y la herencia que dejamos a las futuras generaciones"
Recientemente, el municipio de Popayán y la Corporación Autónoma Regional del Cauca (CRC) anunciaron con entusiasmo el inicio de las mesas técnicas para la concertación de un nuevo Plan de Ordenamiento Territorial (POT). Este proceso, que lleva más de dos décadas de espera, ha generado grandes expectativas, ya que el futuro de la ciudad, la relación de sus habitantes con el territorio y la forma en que se ocupará el suelo dependen directamente de su implementación. La promesa central de este POT gira en torno al cuidado del agua, un recurso vital para el desarrollo sostenible de Popayán y su entorno.
Sin embargo, detrás de los aplausos y la retórica oficialista, persisten graves dudas sobre las verdaderas intenciones detrás de este plan. El POT no solo debe definir la vocación económica del municipio, sino también garantizar justicia social y ambiental, respondiendo al justo reclamo de las comunidades empobrecidas que luchan por el acceso a una vivienda digna y la seguridad alimentaria. El riesgo, como siempre, es que el proceso termine favoreciendo los intereses privados y de los grandes negocios inmobiliarios, mientras que los sectores más vulnerables sigan siendo ignorados.
Es en este contexto que lanzamos una voz de alerta sobre proyectos como ESSENZA, al norte de Popayán, que está vendiendo lotes en suelo rural como si fueran urbanos, en clara violación de la normativa vigente. Esta situación es alarmante, pues ya lo habíamos denunciado anteriormente con otros proyectos como Construsocial, donde se está desecando un humedal frente a la mirada complaciente de las autoridades. ¿Dónde está la Secretaría de Planeación Municipal en todo esto? ¿Qué papel están jugando las Curadurías Urbanas y la CRC, que permiten la venta de estos lotes sin licencias de construcción ni disponibilidad de servicios públicos como acueducto y alcantarillado? ¿Estamos ante un posible caso de captación ilegal de dinero?
El silencio de las autoridades es ensordecedor, mientras proyectos como el de OPEN HOUSE siguen vendiendo viviendas en suelo rural bajo la promesa de que, con el nuevo POT, esos terrenos serán incorporados como urbanos. Esta especulación con el suelo, que se lleva a cabo bajo el amparo de conexiones políticas, es inaceptable y genera aún más desigualdad en una ciudad donde más de 35,000 familias carecen de acceso a una vivienda digna y donde la seguridad alimentaria es un lujo que pocos pueden permitirse.
La Comisión de Ordenamiento Territorial del Senado de la República también ha puesto el dedo en la llaga al señalar la ineficiencia de la CRC para frenar la destrucción de ríos fundamentales como el Sambingo, el Palo y el Cauca, cuyas cuencas están siendo devastadas por la gran minería. Estos ríos, junto con quebradas y humedales, están en estado crítico debido a la falta de tratamiento de aguas residuales, y las políticas del municipio parecen estar más orientadas a generar beneficios privados que a preservar los ecosistemas.
El nuevo Plan de Ordenamiento Territorial de Popayán debe ser un instrumento de justicia social y ambiental, que garantice el uso adecuado del suelo y promueva un desarrollo sustentable centrado en el cuidado del agua y la producción agroecológica. No podemos permitir que las políticas de volteo de tierras, favorecidas por los tierreros y sus cómplices políticos, sigan imponiéndose sobre las necesidades reales de la población y la preservación del medio ambiente.
Demandamos respuestas. La administración municipal debe priorizar la sostenibilidad hídrica y la conservación del territorio, sobre los intereses económicos que desprecian la vida. Los ríos, los bosques y las especies que habitan en ellos, desde la culebra verde hasta la nutria y las abejas, también tienen derecho a vivir. Popayán necesita un POT que respete el territorio, la vida y la dignidad de sus habitantes, no uno que enriquezca a unos pocos a costa del futuro de todos.