Paloma Valencia y el oportunismo político que ignora la realidad de Popayán
Una vez más, la senadora Paloma Valencia, oriunda de Popayán pero con intereses bien distantes de nuestra tierra, ha intentado posicionarse como defensora de los caucanos con una denuncia basada en suposiciones y falta de conocimiento profundo de los hechos.
Mientras desde Bogotá, donde ella concentra sus verdaderos intereses, la senadora aparece esporádicamente por el Cauca para hacer ruido mediático, desconociendo por completo la realidad que vivimos aquí.
Recientemente, Valencia lanzó una denuncia afirmando que en el Hospital San José de Popayán se ejerce una "presión" indebida sobre los trabajadores para que se afilien a sindicatos que, según ella, no cotizan en seguridad social y generan una crisis en la prestación de servicios. Sin embargo, aquí estamos para desmentir categóricamente sus afirmaciones y demostrar con pruebas que su denuncia carece de fundamento.
Valencia dijo: “Se acuerdan que les he venido contando que en el hospital San José de Popayán hay una especie de presión para que la gente se tenga que meter en unos sindicatos (…) hemos mandado derechos de petición tanto al Ministerio del Trabajo como a la Procuraduría (…) no vamos a permitir que esto termine en una crisis en la prestación del servicio.” Pero la realidad es otra, y la evidencia en mano lo demuestra.
En primer lugar, vale la pena recordar que, hace unos días, celebramos en esta misma tribuna el avance en la formalización de más de 500 trabajadores del Hospital San José, anunciado por el gerente Juan Carlos Arteaga. Esta medida responde a un proceso de transición apoyado por el presidente Gustavo Petro y el ministro de Salud, para dignificar las condiciones laborales del personal de salud y poner fin a la tercerización laboral que durante años ha secuestrado el hospital bajo el control de sindicatos prestadores de servicios.
La realidad de estos sindicatos, como bien lo sabemos, dista mucho de lo que la senadora Valencia describe. Lejos de defender los derechos de los trabajadores, estos sindicatos han operado como intermediarios que negocian servicios y ganancias bajo contratos sindicales, ocultando una profunda tercerización laboral. Para ilustrar el alcance de este problema, basta un ejemplo práctico: un servicio X en el Hospital San José tiene un costo mensual de 1.000 millones de pesos, lo que representa 12.000 millones al año. Estos sindicatos cobran un 10% de administración al hospital, lo que les genera ingresos de 1.200 millones al año, además de cuotas administrativas del 2% al 3% que cobran a los trabajadores, acumulando así un total de aproximadamente 1.680 millones en concepto de administración bruta.
Sin lugar a dudas, estos sindicatos han lucrado durante años, mientras los verdaderos trabajadores han sido sometidos a condiciones laborales indignas. Sin embargo, la senadora Valencia omite estos hechos en su denuncia, tal vez porque su interés no es realmente el bienestar de los caucanos, sino mantener un protagonismo político que le permite aparecer de vez en cuando en los titulares, aprovechándose de la coyuntura sin entender la complejidad de los problemas locales o le estará haciendo los mandados a una de sus "amiguis" en Popayán.
Los documentos que tenemos en nuestro poder –facturas entre el hospital y los sindicatos, además de desprendibles de pago que evidencian los cobros abusivos a los trabajadores– dejan claro lo que Paloma Valencia pretende ignorar: el Hospital San José ha sido durante años víctima de un esquema de explotación laboral encubierto. La formalización que hoy celebramos es, sin duda, un paso hacia la dignidad de los trabajadores de la salud, y no una crisis en la prestación de servicios, como erróneamente insinúa la senadora.
Hacemos un llamado a los caucanos a no dejarse engañar por discursos vacíos que buscan dividir en lugar de construir. La formalización laboral en el Hospital San José es un avance histórico, y cualquier intento por desacreditarlo, como lo hace Paloma Valencia, debe ser visto por lo que realmente es: un oportunismo político más, sin respaldo en la realidad.
Finalmente, es fundamental que los actores políticos y sociales respaldemos este proceso de formalización que dignifica a los trabajadores de la salud y ponga fin a los abusos que durante años se han cometido en nombre de los sindicatos prestadores de servicios. Es hora de dejar atrás las viejas prácticas de tercerización y avanzar hacia un futuro en el que los caucanos puedan tener acceso a un sistema de salud que verdaderamente defienda sus derechos.
¡Que no nos engañen más con discursos vacíos!