Petro sí tiene resultados: los logros que los grandes medios no quieren mostrar
Mientras las élites económicas financian una narrativa de fracaso, las cifras oficiales muestran avances concretos en inflación, empleo, pobreza y transición energética.

En medio del ruido mediático, el presidente Gustavo Petro sigue avanzando con hechos. Aunque sus reformas han enfrentado una feroz oposición política y empresarial, en lo que va de su mandato, Colombia ha experimentado transformaciones estructurales que merecen ser contadas con cifras, no con miedos.
Inflación y pobreza a la baja
Entre diciembre de 2023 y abril de 2025, el país logró una significativa reducción de la inflación, pasando del 9,3 % al 5,2 %, según datos del Banco de la República. Esta caída ha sido clave para la recuperación del poder adquisitivo, junto al aumento del salario mínimo en un 12 % en 2024 y 9,5 % en 2025. Como resultado, 1,6 millones de colombianos salieron de la pobreza monetaria. Son hechos, no promesas.
Más empleo y recaudo sin estrangular a los pobres
En abril de 2025, el desempleo nacional cayó al 8,8 %, su nivel más bajo en siete años. Gracias a la reforma tributaria de 2022, el país ha logrado mejorar el recaudo sin afectar a los sectores más vulnerables. Solo entre octubre de 2023 y septiembre de 2024, la DIAN reportó un excedente de 13,5 billones de pesos frente a la meta proyectada.
Reforma agraria sin expropiación
Contrario a lo que repiten ciertos editoriales temerosos, la reforma agraria no ha significado despojo. Al día de hoy, el Gobierno ha entregado más de 570 000 hectáreas a campesinos, y adquirido otras 377 000 ha de forma voluntaria. En paralelo, se han formalizado más de 1,5 millones de hectáreas que estaban fuera del radar legal.
Colombia avanza hacia una matriz energética limpia
La participación de energías solar y eólica en la matriz eléctrica aumentó del 1,5 % en 2022 al 9 % en 2024. Ecopetrol construye ya la planta de hidrógeno verde más grande de América Latina y el país fue elegido como sede de la COP16 sobre biodiversidad. Además, en 2023 la deforestación bajó un 36 %, el registro más bajo en más de dos décadas.
Educación, conectividad y justicia social
Programas como Matrícula Cero han cubierto al 96 % de estudiantes de universidades públicas, beneficiando a más de 846 000 jóvenes. A su vez, el Gobierno ha instalado más de 14 000 puntos de internet gratuito en zonas rurales a través del proyecto Centros Digitales. La nueva ley pensional garantizará un ingreso mensual a dos millones de adultos mayores que nunca pudieron cotizar.
A pesar de los avances, el gobierno de Gustavo Petro aún tiene tareas pendientes urgentes, y la más delicada de todas es la lucha contra la corrupción interna. No basta con señalar los vicios de los anteriores gobiernos si se toleran prácticas cuestionables dentro de su propia administración. El manejo político de ciertas entidades, los escándalos en la UNGRD, las cuotas burocráticas entregadas a oportunistas de turno y la falta de sanciones ejemplares han generado frustración incluso entre quienes creyeron en el llamado “Gobierno del Cambio”. Más preocupante aún es ver cómo, a poco más de un año de finalizar el mandato, varios funcionarios, que se enriquecieron del poder y ocuparon cargos por puro cálculo político, hoy reniegan del presidente, abandonan el barco como las ratas que son y hasta se ofenden cuando se les recuerda que llegaron ahí gracias al petrismo. Si el proyecto de transformación quiere dejar huella, debe blindarse de la politiquería camuflada y aplicar sin titubeos una limpieza ética que comience por casa. Porque no hay cambio real si se permite que los corruptos de siempre lo usen como escalera.
El poder de la verdad frente a los medios al servicio del capital
A pesar de estos logros verificables y medidos, la mayoría de medios tradicionales insisten en un relato apocalíptico. ¿Por qué? Porque el verdadero conflicto no es entre derecha e izquierda, sino entre intereses: los de un gobierno que busca redistribuir poder y riqueza, y los de una élite que no está dispuesta a perder sus privilegios.
Cuando un medio silencia el descenso de la pobreza o ridiculiza avances en energías limpias, no está informando: está protegiendo el modelo que los sostiene. Y es allí donde la ciudadanía debe despertar.
El debate no puede seguir mediado por titulares sesgados, opinadores sin rigor y conglomerados mediáticos que operan más como empresas de lobby que como guardianes del interés público. Colombia necesita una prensa valiente, crítica, pero también justa y honesta. Porque el dato mata al relato… y en este gobierno, hay muchos datos que contar.