Popayán y su crónica falta de cultura vial: una bomba de tiempo en nuestras calles
El video que circula en redes sociales es una prueba más del desorden y la imprudencia que imperan en las calles de Popayán.
En la grabación se observa una escena de caos vial donde no hay respeto por las señales de tránsito, ni siquiera, por la vida misma. Es el retrato perfecto de la anarquía vial que, lejos de ser un caso aislado, se ha convertido en el pan de cada día en la ciudad.
El video muestra claramente cómo un motociclista, de manera irresponsable aunque posiblemente distraído adelanta un vehículo por la derecha sin percatarse de que otra moto tenía la vía. Esto provoca un choque directo entre ambas motocicletas. Sin embargo, lo más impactante no es solo la imprudencia, sino la reacción del motociclista tras el accidente. En lugar de asistir adecuadamente a la parrillera que quedó tendida en el suelo, aparentemente inconsciente, opta por jalarle el brazo de manera brusca, como si intentara hacerla reaccionar a la fuerza.
Por fortuna, tras unos momentos en el suelo, la mujer finalmente reacciona y logra levantarse, evitando lo que pudo haber sido una tragedia mayor. Pero este incidente no debe minimizarse. Es una muestra más de la falta de cultura vial y de la inconsciencia que impera en nuestras calles. ¿Cuántos accidentes más tienen que ocurrir para que entendamos la importancia del respeto por las normas de tránsito? No podemos seguir confiando en la suerte ni en la misericordia de Dios para evitar tragedias. Es hora de que las autoridades actúen con firmeza y que, como ciudadanos, asumamos nuestra responsabilidad en la vía.
La imagen es clara: no es solo imprudencia, es una completa falta de cultura vial que pone en riesgo a todos. ¿Hasta cuándo vamos a normalizar este comportamiento? ¿Cuántas vidas más se perderán por culpa de la irresponsabilidad en las calles?
La realidad es que Popayán enfrenta una crisis de movilidad agravada por la falta de autoridad y el irrespeto generalizado por las normas. La ausencia de controles efectivos, la permisividad con el transporte informal y la falta de sanciones contundentes han convertido la ciudad en un escenario donde impera la ley del más fuerte. Aquí no importa quién tiene la razón, sino quién tiene más prisa o quién es más hábil para esquivar a la autoridad.
Este problema no se soluciona solo con campañas de sensibilización ni con multas simbólicas. Se necesita un cambio profundo en la manera en que se regula y sanciona a quienes atentan contra la seguridad vial. Es urgente que las autoridades ejerzan un control real sobre las calles, con operativos constantes y sanciones ejemplares para quienes insistan en poner en peligro la vida de los demás.
Pero también es un llamado a la ciudadanía. No podemos seguir culpando únicamente a las autoridades cuando es evidente que la irresponsabilidad parte de cada uno de nosotros. Respetar las normas de tránsito no es una opción ni un capricho, es una obligación que garantiza la seguridad de todos. Es hora de dejar de justificar la imprudencia con frases como "es que aquí todos lo hacen" o "es solo un momento". Cada decisión irresponsable en la vía puede costar una vida.
Popayán merece un tránsito ordenado, seguro y respetuoso. No esperemos a que una tragedia nos obligue a reaccionar. La cultura vial no es un lujo, es una necesidad urgente.