Por la dignidad de los trabajadores de la salud y la transparencia en los recursos públicos
En el Hospital Universitario San José de Popayán, se ha evidenciado cómo los contratos sindicales han sido utilizados para el beneficio de unos pocos, mientras los trabajadores de base de la salud han sido despojados de sus derechos.
Este panorama refleja no solo la precariedad laboral, sino también el desfalco de los recursos públicos destinados a la salud, una problemática que exige una solución inmediata y definitiva.
En casos como el del sindicato Sintrahuempu, se evidencia cómo esta figura ha sido manipulada para evadir responsabilidades. Es inaceptable que durante 18 años este sindicato haya operado sin pagar servicios públicos, utilizando dinero que pertenece a todos y que debería destinarse a mejorar la atención en salud. Este abuso no solo lesiona los derechos de los trabajadores, sino que también representa una burla para los ciudadanos que confían en que los recursos públicos serán utilizados con transparencia.
Peor aún, quienes deberían garantizar el buen manejo de estos recursos gerentes y representantes legales de los sindicatos han sido protagonistas de un contubernio que prioriza intereses personales sobre el bienestar colectivo. En el caso del contrato sindical N.° 108, suscrito en marzo de 2024 por la gerencia anterior del hospital, se evidencia cómo se ignoran las normas básicas de contratación. Este contrato, por un valor alarmante de $11.571 millones, omitió la autorización de la Junta Directiva, un requisito indispensable según el estatuto de contratación del hospital.
Dicha denuncia , debe ser atendida con urgencia por las autoridades de control. Es fundamental que la Procuraduría, la Contraloría y los entes competentes investiguen a fondo este caso y sancionen a los responsables de cualquier irregularidad que comprometa los recursos públicos y la transparencia institucional.
En este contexto, la reforma laboral propuesta por el Gobierno de Gustavo Petro cobra especial relevancia. Esta iniciativa, que busca dignificar el trabajo y garantizar la estabilidad laboral, propone, entre otros aspectos, que el contrato a término indefinido sea la forma principal de contratación en el país, limitando así la tercerización y las formas de contratación que precarizan el empleo.
Además, la reforma plantea la prohibición de contratos sindicales con organizaciones sindicales para la prestación de servicios o ejecución de obras, lo que directamente impactaría en la eliminación de prácticas abusivas como las evidenciadas en el Hospital San José.
Es imperativo que el Congreso de la República avance en la aprobación de esta reforma laboral, que ya ha superado debates en la Cámara de Representantes y se encuentra en discusión en el Senado. La eliminación de los contratos sindicales y la implementación de modelos de contratación dignos y directos son pasos necesarios para garantizar que los recursos de la salud beneficien a quienes más lo necesitan: los pacientes y los trabajadores de base.
Durante la pandemia, llamamos “héroes” a los trabajadores de la salud. Hoy, esos mismos héroes siguen siendo utilizados y maltratados por dirigentes sindicales que ven en el contrato sindical una oportunidad para enriquecerse a costa del sufrimiento ajeno. Es momento de devolverles la dignidad a estos trabajadores.
El dinero de la salud pertenece al pueblo colombiano. Es un recurso sagrado que debe ser administrado con transparencia y responsabilidad. Los payaneses no podemos seguir permitiendo que quienes llegan a cargos de decisión utilicen estas figuras para lucrarse mientras la población enfrenta carencias en los servicios esenciales.
Es curioso cómo algunos creen que el insulto, disfrazado de analogía campesina, es una estrategia válida para argumentar. Eso sí, no deja de sorprender que quien presume de una supuesta superioridad intelectual recurra a los mismos "riendazos" que critica. Si para justificar los contratos sindicales la única herramienta es el desprecio y no datos sólidos, la conversación está en su punto más bajo. ¿Indexación? ¿Ahorros? ¿Resultados? Tal vez el verdadero ejercicio aquí sea desindexar los egos de las cifras infladas y dar explicaciones con fundamento real, no con soberbia. Porque mientras usted "toma la rienda", otros seguimos usando argumentos; esos que, curiosamente, nunca necesitan insultos para mantenerse en pie.
Es hora de actuar, de exigir justicia y de trabajar por un cambio que priorice a las mayorías por encima de los intereses particulares. Porque la salud es un derecho, no un negocio.