Programa de maestras y maestros itinerantes del Gobierno ha beneficiado a 3.729 niños y niñas
Cada semana, la profe Erminda recorre hasta cinco horas de camino para llegar a las comunidades más aisladas de Rioblanco y Herrera en el sur del Tolima.

Los menores tienen acceso a la educación a través de la estrategia de Educación Inicial Rural Itinerante, que llega hasta las veredas, fincas y montañas, gracias a la labor de 493 maestras y maestros que llevan la escuela a pie, en moto o a caballo, un proceso que tiene una inversión que supera los $ 9.500 millones.
Erminda Prieto, docente del sur del Tolima, es un ejemplo de la itinerancia de la educación, cada semana recorre hasta cinco horas de camino para llegar a las comunidades más aisladas de Rioblanco y Herrera. Allí, en territorios marcados por el conflicto, hoy florece una nueva historia contada por los niños y niñas que aprenden bajo los árboles y en patios de tierra.
“No importa si hay que cargar la maleta al hombro o atravesar trochas bajo la lluvia. Lo hacemos porque nuestros estudiantes merecen las mismas oportunidades que los de las ciudades”, comentó la profesora Erminda.
En zonas donde aún faltan grados completos y la educación inicial nunca existió, el Gobierno del Cambio ha asumido el compromiso de no esperar a que los niños lleguen a la escuela, sino llevar la escuela hasta donde están ellos. Desde el 2023, esta estrategia se ha fortalecido para llegar a territorios con enormes brechas educativas, garantizando el derecho a aprender desde la primera infancia.
“Esta inversión en la Estrategia de Educación Inicial Rural Itinerante representa el compromiso inquebrantable del Gobierno del Cambio con la equidad educativa. Cada uno de los y las docentes no solo lleva conocimiento a los territorios más apartados, sino que materializa nuestra promesa de que ningún niño o niña se quede atrás. Cuando invertimos en educación rural, también invertimos en la paz y el futuro de Colombia", afirmó el ministro de Educación, Daniel Rojas Medellín.
Jonnier Palacio, padre de familia, dijo que “este programa les ha cambiado la vida a mis hijas. Cada semana esperan con alegría a la profesora. La escuela llega hasta nuestro potrero”.
Cada maestra itinerante es un puente entre el Estado y las familias rurales. Son la prueba de que la educación transforma vidas y reconstruye territorios. En lugares donde por años solo hubo abandono, hoy hay cuadernos, canciones y juegos.