Proyectos estratégicos en Popayán: entre la demagogia y el clientelismo
La administración de Juan Carlos Muñoz prometió un proyecto emblemático por año, pero a casi dos años de gestión no hay avances y la ciudad sigue esperando.

La “Alianza con Popayán” se presentó como el inicio de un cambio. Se creó un equipo de proyectos estratégicos con la promesa de entregar cuatro grandes obras: la renovación de la galería del barrio Bolívar, el Pueblito Patojo, el teatro Bolívar y el malecón del río Molino. Hoy, la realidad es otra: ni un solo proyecto ha arrancado, mientras la nómina crece y el clientelismo se consolida.
De la ilusión al fracaso
La administración anunció con bombos y platillos la creación de un área para proyectos estratégicos, dirigida por Néstor Barbosa, recordado por el fallido POT de la anterior alcaldía, la del célebre exalcalde de Popayán Juan Carlos López Castrillón, hoy jefe de campaña presidencial de Claudia López en el Cauca.
La idea inicial, que generó expectativa en la comunidad, era conformar un equipo reducido de máximo siete contratistas. Hoy, sin embargo, son más de 35 contratistas cuyo trabajo nadie conoce, mientras los proyectos prometidos siguen empantanados en el papel.
Los proyectos que nunca arrancaron
Los cuatro llamados proyectos estratégicos no son de esta administración, sino reciclados de gobiernos anteriores:
- Renovación de la plaza de mercado del barrio Bolívar, con estudios desde 2010 y recursos frustrados en 2017 y 2022, que aún no pasa del diagnóstico.
- Adecuación del Pueblito Patojo, sumido en el abandono y el deterioro.
- Recuperación del teatro Bolívar, cerrado y esperando voluntad política real.
- Construcción del malecón del río Molino, presentado como obra insignia y todavía sin un solo ladrillo.
La promesa era entregar uno por año. Estamos en el segundo año y no se ha materializado ni el primero.
Estudios costosos, cero resultados
El único “avance” visible ha sido la firma de un nuevo convenio. Y decimos nuevo porque ya parece tradición en Popayán: cada alcalde contrata un estudio distinto, todos con idéntico final, diagnósticos costosos que terminan empolvados en algún cajón, mientras los contribuyentes seguimos pagando la cuenta.
Y, por supuesto, la administración de Juan Carlos Muñoz no iba a quedarse atrás en esta competencia de despilfarro. De la mano de Néstor Barbosa, sí, el mismo de los grandes anuncios y nulos resultados, se suma otro capítulo a la novela de cómo gastar dinero público sin mover una sola piedra.
Más adelante hablaremos de la “capacidad” de Barbosa para gestionar recursos públicos; por ahora, veamos cómo se han evaporado millones de pesos de los payaneses en el barrio Bolívar.
Plan Parcial de Renovación (2010-2011) – Alcaldía de Ramiro Navia
El alcalde Ramiro Navia impulsó la formulación de un plan parcial para el barrio Bolívar, como zona de influencia del centro histórico. Este instrumento, adoptado en 2011, delimitó un polígono de unas 20 hectáreas, incluyó estudios urbano, ambientales y buscaba recuperar espacio público, ordenar el tráfico, formalizar la economía y hasta cambiar el uso del suelo de la galería.
Aunque sentó bases técnicas importantes, nunca se ejecutó. Las restricciones de la Ley 550 y la complejidad social del sector frenaron el avance. El plan quedó vigente más de una década, hasta que fue derogado en 2024 por obsoleto.
Proyecto de nueva galería (2017) – Alcaldía de César Cristian Gómez
El alcalde César Cristian Gómez presentó la idea de trasladar la galería a la plazoleta Carlos Albán de manera transitoria y construir allí una moderna plaza de mercado, con una inversión estimada de $15.000 millones. El proyecto se financiaría con endeudamiento y apoyo de Findeter. La meta era entregar la obra en 2018.
Nunca se inició. Las dificultades jurídicas para usar un bien de uso público y la oposición política frenaron el plan. Quedaron los estudios y diseños, pero la “nueva galería” fue otro sueño aplazado.
Renovación con apoyo nacional (2021-2022) – Alcaldía de Juan Carlos López
El alcalde Juan Carlos López logró recursos del Departamento de Prosperidad Social: $12.800 millones, de los cuales $11.200 millones eran aporte nacional. Era la primera vez que Popayán aseguraba dineros externos para la galería.
Pero el proyecto se cayó por falta de concertación. Los comerciantes denunciaron que no fueron consultados, que el diseño solo contemplaba 450 vendedores cuando en realidad subsisten más de 1.200, y que corrían el riesgo de perder ingresos durante la construcción. En abril de 2022, los 23 sectores de la galería votaron un NO rotundo. Sin aval social, el convenio se hundió y el proyecto fue cancelado.
Una constante: promesas incumplidas
Durante más de 15 años, Popayán ha pagado estudios, planes y consultorías, pero la realidad de la galería Bolívar y de los proyectos estratégicos es la misma: abandono, improvisación y clientelismo. Los comerciantes siguen trabajando en condiciones indignas, mientras la administración suma contratistas, convenios y promesas vacías.
Hoy con la Fundación Universitaria de Popayán para realizar un estudio socioeconómico en la galería Bolívar por casi 800 millones de pesos. Este se suma a la larga lista de diagnósticos previos 2010, 2017, 2021, que nunca se tradujeron en obras.
Clientelismo y burocracia improductiva
Para lo que sí ha servido el famoso equipo de “proyectos estratégicos” es para engordar la nómina con favores familiares. Primero, contratando a la esposa del señor Barbosa; luego, acomodando una OPS para su hermano, para lo cual no dudaron en inventarse un perfil en gastronomía dentro de un proyecto de emprendimiento, solo para que cuadrara.
Sin lugar a dudas, la cereza en el pastel, es el convenio con la Fundación Universitaria de Popayán para realizar otro estudio socioeconómico en la galería del barrio Bolívar, por un monto cercano a ochocientos millones de pesos. Un estudio más, que seguramente terminará igual que los anteriores: archivado, acumulando polvo en una estantería, sin aportar nada distinto a justificar la existencia de esta nefasta secretaría convertida en agencia de empleos.
La galería Bolívar, con más de 50 años de abandono, necesita una renovación real; el Pueblito Patojo y el teatro Bolívar son símbolos patrimoniales en ruinas; el malecón del río Molino es vital para revitalizar el centro histórico. Popayán no necesita más diagnósticos ni nóminas infladas, sino proyectos que se conviertan en obras y transformen la vida de la gente.
Los recursos públicos no caen del cielo: son el fruto del esfuerzo de cada ciudadano que paga impuestos con la esperanza de ver a su ciudad progresar. No es justo que ese dinero, sagrado porque nace del trabajo de todos, se dilapide en sostener a una legión de parásitos que viven cómodamente de la teta del Estado, sin producir resultados y sin rendir cuentas. Popayán no necesita más burócratas de bolsillo, sino proyectos que devuelvan en obras reales cada peso que sale del bolsillo de la gente.
Señor alcalde: el despilfarro también es corrupción. Es preferible desarmar una nómina de incompetentes que seguirle fallando a la ciudad. Los proyectos estratégicos no pueden seguir siendo el cuento repetido de cada administración. Popayán merece obras, no excusas.
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