Racismo en Pleno Siglo XXI: Un Llamado a la Conciencia de Popayán y el Cauca
En pleno siglo XXI, cuando la humanidad debería haber superado los prejuicios y las barreras de la ignorancia, un hecho lamentable sacude nuestra conciencia colectiva.
A la redacción de Periódico Virtual llegó una denuncia respaldada por evidencias contundentes: en el centro de cuidado Cofre de Sorpresas del Norte, una profesora cometió un acto que no puede tener justificación alguna. En lugar de identificar el maletín de un estudiante por su nombre y apellido, como dicta el sentido común y el respeto básico, optó por etiquetarlo con un término denigrante: "Matías negro".
Este acto no es un simple error ni una anécdota trivial. Es un reflejo de un racismo estructural que persiste, silencioso y tóxico, en espacios donde debería primar la educación en valores, la empatía y la igualdad. Nos enfrentamos a un acto que no solo vulnera la dignidad de un niño, sino que perpetúa estereotipos racistas que deben ser erradicados de raíz.
¿Cómo es posible que en una ciudad como Popayán, que se precia de su riqueza cultural y diversidad étnica, todavía ocurran episodios que recuerdan épocas de discriminación y opresión? ¿Qué clase de mensaje se está transmitiendo a los niños cuando una figura de autoridad, llamada a educar, reproduce actos de exclusión y desprecio por la identidad de otro ser humano?
No se trata de un hecho aislado. Es un síntoma de una enfermedad social que sigue latente. El racismo no siempre se presenta en gestos violentos o palabras altisonantes; también se manifiesta en acciones cotidianas, en el lenguaje, en la indiferencia, en las etiquetas que deshumanizan. Y eso es exactamente lo que ocurrió en este caso.
Exigimos respuestas. Las autoridades educativas deben tomar cartas en el asunto, no con comunicados tibios ni excusas burocráticas, sino con acciones concretas que incluyan investigaciones rigurosas, sanciones ejemplares y programas de formación en derechos humanos y diversidad para todo el personal educativo.
Pero esto va más allá de una institución o una profesora. Es un llamado urgente a la sociedad payanesa para que reflexione sobre el racismo cotidiano que se normaliza en comentarios, chistes, actitudes y decisiones. Es una invitación a mirarnos al espejo y preguntarnos qué estamos haciendo para construir un entorno verdaderamente inclusivo.
Nadie nace racista. El racismo se aprende. Y, por lo tanto, se puede y se debe desaprender.
Hoy, Periódico Virtual alza su voz no solo para denunciar, sino para exigir un compromiso colectivo: que nunca más un niño sea definido por el color de su piel en lugar de su nombre, su historia y su humanidad. Porque todos somos iguales ante Dios, la ley y la vida misma. Y porque el respeto y la dignidad no son privilegios; son derechos inalienables.
Que este hecho indignante no pase al olvido. Que sea el punto de partida para conversaciones difíciles pero necesarias, para políticas más firmes contra la discriminación y, sobre todo, para un cambio real en la manera en que nos relacionamos como sociedad.
El racismo no tiene cabida en Popayán. Ni hoy, ni mañana, ni nunca.