¿Rectores o Monarcas? El Colegio Mayor del Cauca y el peligro de la perpetuación en el poder
En Colombia, estamos siendo testigos de un fenómeno inquietante que amenaza con corroer los cimientos de la integridad académica en nuestras principales universidades públicas.
La fiebre de la reelección rectoral se ha desatado con una intensidad alarmante, convirtiendo lo que debería ser un ejercicio democrático en un espectáculo de codicia y manipulación.
Los casos de la Universidad Militar Nueva Granada, la Escuela de Administración Pública (ESAP), la Universidad Nacional, la Universidad Tecnológica de Antioquia y la Universidad de Antioquia, entre otros, han dejado al descubierto los manejos poco santos que imperan en estos procesos. El fin último ya no es velar por el bien de la comunidad académica, sino perpetuarse en el poder a toda costa.
Y ahora, el Colegio Mayor del Cauca se suma a esta vergonzosa tendencia. En un giro kafkiano, el actual rector, quien alguna vez prometió respetar la tradición de una sola reelección, ha decidido cambiar las reglas a su conveniencia. Con una evidente y reprobable falta de ética, ha modificado los estatutos para eliminar los límites que antes existían, abriendo así la puerta a una perpetuación indefinida en el cargo.
¿Acaso este hombre ha olvidado las promesas que lo llevaron a la rectoría? ¿Dónde queda su supuesta defensa de la democracia y la alternancia en el poder? Su discurso inicial, en el que abogaba por períodos rectorales limitados, ha sido descaradamente violado para satisfacer su insaciable ambición personal.
Pero la situación es aún más preocupante. Existen indicios sólidos de que el proceso de elección del representante de los egresados al Consejo Directivo ha sido mancillado por la sombra de la manipulación. Se rumorea que esta elección fue orquestada para favorecer a un candidato afín a los intereses del actual rector, socavando así la integridad misma del proceso.
Ante estas graves acusaciones, la Procuraduría Provincial de Popayán ha sido llamada a actuar con urgencia. Se espera que este ente de control realice una investigación exhaustiva y, de ser necesario, ejerza una vigilancia administrativa sobre el proceso de elección del nuevo rector, el cual se avecina en tan solo quince días.
Es imperativo que la Procuraduría actúe con firmeza y sin contemplaciones. La integridad de nuestras instituciones académicas está en juego, y no podemos permitir que sean secuestradas por los intereses mezquinos de unos pocos. El Colegio Mayor del Cauca merece un liderazgo transparente, ético y comprometido con el progreso genuino, no un continuismo que perpetúe las prácticas oscuras del pasado.
A los miembros del Consejo Directivo, quienes tienen la responsabilidad de realizar esta elección trascendental, les hacemos un llamado a la reflexión. No sean cómplices de esta afrenta a la ética y la democracia. Analicen con detenimiento los antecedentes y elijan a un rector que genere credibilidad, transparencia y un cambio real en la dirección de esta prestigiosa institución.
Es hora de decir ¡basta! a la ambición desmedida y a la perpetuación del poder a cualquier costo. Nuestras universidades públicas merecen líderes íntegros, comprometidos con los valores que encarnan y dispuestos a ceder el paso cuando sea necesario. La reelección interminable no es más que un cáncer que corroe los cimientos de la excelencia académica.
Que esta Crisis sea un despertar, una llamada de atención para todos aquellos que aún creen en la nobleza de la educación superior. Es momento de alzar la voz y exigir un cambio radical, un retorno a los principios éticos que deben guiar a nuestras instituciones. Solo así podremos recuperar la confianza y el respeto que tanto se han erosionado.
El futuro de nuestra educación está en juego. ¿Permitiremos que la ambición personal siga socavando los ideales que deberíamos defender? La decisión es nuestra, y el tiempo de actuar es ahora.