Semáforos inteligentes: una propuesta ilusoria que no aborda los verdaderos problemas de movilidad en Popayán
Comienzan las campañas políticas locales y al mismo tiempo comienzan a verse sobre la mesa una serie de promesas que se hace necesario revisar.
Por: Ruben Caicedo Celis
Sin lugar a dudas, muchas de ellas no pasarán de ser planteamientos demagogos para tratar de convencer y captar adeptos, pero resultan en propuestas fundadas en poco conocimiento y sin saber cómo podrían llegar a materializarse.
En este caso, de los mismos creadores de “Metrocable en Popayán” llegan los “Semáforos Inteligentes”.
Llama la atención, no porque sean “tecnologías” que no existan, sino por lo desproporcionadas y alejadas de la realidad local, lo que muestra un serio desconocimiento en la materia de Movilidad que hoy por hoy debe ser la bandera del grupo llamado a direccionar los destinos de la ciudad en el próximo cuatrienio.
La improvisación registrada en este cuatrienio tiene muy pocas comparaciones con otras anteriores, y los desaciertos los vemos cada día en el abandono al que se ha sometido Popayán en movilidad, a los errores constructivos, a los errores en la infraestructura colocada, a la poca viabilidad del sistema de transporte público, pero fundamentalmente a la intranquilidad e insatisfacción que es manifiesta en toda la comunidad por la falta de competencia en los responsables y en la toma de decisiones.
Es por lo anterior, que una de las principales líneas de campaña de los aspirantes, debe ser una propuesta clara, concreta, bien definida, realizable y técnicamente analizada que atienda las necesidades en material de Movilidad en el menor tiempo posible, aunque recuperarse de estos cuatro años dormitando sobre el tema será difícil de cambiar.
Veamos, los semáforos inteligentes existen, y son dispositivos que eventualmente dados ciertos parámetros que obedecen a una programación humana pueden tomar decisión de cambio de color por sí mismos; haciendo de esta manera más prolongados los tiempos de “verde” o “rojo”, dependiendo de la situación del tráfico en una intersección en donde se encuentren localizados.
Este tipo de equipos puede incorporar sistemas más avanzados como equipos de GPS, elementos para el conteo vehicular, sensores de velocidad entre otros, que buscan viabilizar movilidad para algunos de los sentidos y aportar información complementaria que permite mejorar el análisis del tránsito. Todos ellos conectados a una central que registrará la información para hacerla analizable, y soportada en algoritmos que pueden mejorar la toma de decisiones en materia de paso.
En algunos lugares del mundo y dependiendo del fabricante, están conectados a redes móviles, o a dispositivos bluetooth que permiten a las autoridades de tránsito tomar control de la señal y ajustar su comportamiento si eso fuera necesario. Los beneficios son altos en términos de cantidad y calidad de información, y pueden habilitar un análisis más comedido de los eventos. Solo que a un alto costo.
En Estados Unidos inició su implantación con controles de Inteligencia Artificial desde el 2018, utilizando software que combina imágenes de cámaras, radares, dispositivos de radio frecuencia e inteligencia artificial. Lo mismo que en otras ciudades de oriente con problemas de movilidad masivos, y que han hecho extensivos los controles de tecnología a los pasos tipo cebra en función de la cantidad de peatones detectados (peatones, no motos haciendo retorno).
El proceso de implementación de semáforos inteligentes conlleva una serie de desafíos técnicos y logísticos que no deben subestimarse. La infraestructura de conectividad y energía debe ser suficiente para soportar el funcionamiento de estos dispositivos, lo que puede requerir inversiones significativas en redes y sistemas eléctricos. Además, la ciudad debe estar preparada para gestionar la enorme cantidad de información que estos sistemas generan y aprovecharla adecuadamente para mejorar la movilidad.
Además de los desafíos técnicos, también se debe tener en cuenta el aspecto financiero. La implementación de semáforos inteligentes y su posterior mantenimiento implican costos significativos que pueden afectar el presupuesto de la ciudad. Los recursos destinados a este tipo de proyectos podrían limitar otras inversiones y mejoras necesarias en infraestructura vial y transporte público.
Lo que trae como consecuencia que su proceso de implementación sea lento, y su entrada en funcionamiento aún más, generando costos de mantenimiento que sí o sí, serán transferidos en mayores tributos para los habitantes de la ciudad.
Todo ello requiere de un denso estudio de ingeniería que revise las necesidades y los requerimientos que se harán al sistema, y para que ello ocurra debe partirse de la contratación de la consultoría que lo ejecute. Posteriormente el análisis claro de la relación costo beneficio, y los costos asociados al mantenimiento y conservación, respaldo eléctrico, reemplazo y reparación, que garanticen la sostenibilidad del sistema.
Sin ir muy lejos, solo en Cali en el 2021 se aprobó la contratación de una Consultoría Especializada por más de $3 mil millones de pesos para pensar como se haría una red de semáforos inteligentes, es decir recursos para que la próxima administración evalúe si es posible montar tal tecnología. Aquí no estamos ni en pañales.
Es importante mencionar que, aunque los "Semáforos Inteligentes" puedan ser tecnologías reales y efectivas en algunas ciudades, su implementación en Popayán no debe considerarse como una solución mágica y automática para los problemas de movilidad. La ciudad tiene sus particularidades y limitaciones, por lo que cualquier propuesta debe ser cuidadosamente adaptada a su realidad.
El SEPT está desfinanciado, y con riesgo de viabilidad por recursos para lo cual están intentando crear un fondo que da recursos a los privados para sostenerse, y ahora la propuesta es darle una nueva exprimida a los recursos de la cartera de transito con la idea de una tecnología que supera el alcance requerido por la ciudad y que no va a solucionar los problemas de movilidad. Por favor seamos serios.
Esto es, en otras palabras, el mismo proyecto de concesión de la red semafórica que la desafortunada administración ya casi saliente, deseaba implementar en el año 2022 sin mayor tenor de estructuración y de los costos que ello representaría para toda la comunidad. Es así como se mantiene un interés de negocio que se sostendría con los recursos públicos y que no resuelve de manera expedita y definitiva la situación de precaria movilidad imperante en muchos puntos de la ciudad. Sin contar que entre tanto se implementara un proyecto de ese calibre, se hace necesario mantener y poner en funcionamiento a toda la red existente, pues no podemos seguir en la caótica situación actual con los auxiliares de tránsito dedicados a cuidarle el mar parqueo a los centros comerciales y al terminal (nuevamente privados).
En este sentido, es fundamental que los candidatos a cargos públicos sean transparentes con la ciudadanía y expliquen detalladamente cómo piensan financiar esta iniciativa y cuáles serían las posibles fuentes de ingresos para mantenerla a largo plazo. No se trata solo de ganar votos con promesas atractivas, sino de ser responsables y realistas en las propuestas que se planteen.
Resulta difícil de creer que solo en este cuatrienio el 90% de los semáforos se vandalizaron, ¡así nada más! ¡de repente! En tanto que en todos los periodos anteriores era posible mantenerlos, reprogramarlos, ajustarlos e inclusive colocar uno que otro más que solucionara problemas sensibles como la subida al tablazo. Y aún no se tiene explicación de por qué, existiendo contrato de mantenimiento de semáforos, no se direccionaban las acciones concretas a reparar los más necesarios.
Un ejemplo de esos procesos se viene dando en Medellín y Bogotá, y solo para algunos tramos viales específicos que cuentan con estudios que vienen avanzando desde el 2016 y que arrojaban, léase bien, para final del 2018 un costo aproximado de $ 250.000 millones en el caso de Bogotá (eso es aproximadamente la mitad del presupuesto anual para operación de la ciudad de Popayán). Y ya está bien documentado el colapso en movilidad de Bogotá, aún con algunas de estas funcionalidades en operación
Así que no nos llamemos a engaños, pues con los recursos de la ciudad no se alcanza a suplir un proyecto de esas características y hay necesidades más urgentes y formas más cercanas y viables de mejorar la movilidad. ¿Necesaria la tecnología? ¡por supuesto! No puede existir duda de ello, pero lo que sí hay que hacer es poner los pies en la tierra y entender lo que implica en términos de recursos para la ciudad un proyecto de esas características para llegar a la conclusión de que más y más detenciones es lo mas restrictivo para la movilidad y eso no la va a mejorar como se espera. Los discursos llenos de infinitivos y demagogia no van a sacar a la ciudad de los problemas actuales, los van a acentuar.
En Ingeniería Vial, y mal harán asesores en construir otro escenario, la movilidad se logra al alcanzar un desplazamiento a una velocidad regular, con el menor numero de interferencias posible y en condiciones adecuadas de seguridad. ¡Eso es movilidad! En tanto más detenciones se generen, no se esta generando movilidad, se va en contra de ella; y es por esto que los semáforos son la medida última a utilizar para resolver las interferencias en intersecciones cuando la separación de flujos no ha sido posible.
La movilidad efectiva se logra mediante soluciones integrales que incluyan la planificación de intersecciones a desnivel, la optimización de la infraestructura, el ajuste de flujos de tráfico, la modificación de trayectorias y sentidos, canalizaciones, controles de velocidad naturales y estrategias sostenibles. Estos aspectos, más que la simple implementación de tecnología, son los que construyen una movilidad eficiente y funcional para la ciudad. La propuesta bandera de una campaña no puede ser apuntarle a “Semáforos Inteligentes” que, nuevamente, y en últimas reviven un proyecto de Concesión de Red Semafórica que como intención ya fracasó.
Es importante resaltar que, si bien la tecnología y la innovación son aspectos valiosos que pueden contribuir a mejorar la movilidad en la ciudad, no deben ser considerados como la única solución. Es necesario que cualquier propuesta de campaña aborde de manera integral los problemas de movilidad, considerando aspectos como la planificación urbana, el transporte público, la regulación del tráfico, la educación vial y el fomento de alternativas de movilidad sostenible.
No se habla de temas como la informalidad y qué tratamiento tendría, no se habla del Sistema Estratégico de Transporte, no se habla de nuevos cupos de taxis, del manejo de la restricción por dígitos de placa, de ubicación estratégica de pasos peatonales, de solución a los problemas actuales, sencillamente porque se desconoce del tema y se necesita conquistar en campaña con una aparente promesa novedosa pero que en la práctica se cae de recursos y no resuelve los problemas.
Si bien es cierto que la tecnología es una herramienta valiosa para mejorar la movilidad, es crucial entender que su implementación no debe ser tomada a la ligera. Popayán merece soluciones concretas y efectivas que aborden los problemas reales de movilidad, y no promesas ilusorias que puedan acentuar los desafíos actuales. Es necesario que los candidatos sean conscientes de las limitaciones presupuestarias y técnicas de la ciudad, y enfoquen sus propuestas en medidas factibles y adecuadas para lograr una movilidad eficiente y segura para todos sus ciudadanos.
Es comprensible que los ciudadanos demanden mejoras y soluciones concretas para la movilidad en Popayán, pero es responsabilidad de los candidatos presentar propuestas realistas y fundamentadas en estudios técnicos y análisis de factibilidad. Las promesas vacías y la demagogia solo generarán decepción y frustración en la población si no se traducen en acciones concretas y efectivas una vez en el poder.
Debemos observar con objetividad y dentro de las reales posibilidades de la ciudad, ese tipo de propuestas “maravillosas” que hablan de la moda de la Inteligencia Artificial sin tener conocimiento al respecto, de tecnologías de “punta” cuando siguen haciendo parcheo con equipos de hace 20 años, de una terminología en el discurso que plantea extremas “novedades” pero no dejan de ser un lenguaje ilusorio que busca solamente votos y que en la práctica no resolverá problemas.
En conclusión, el tema de los "Semáforos Inteligentes" es solo una parte de un complejo rompecabezas que representa la movilidad en Popayán. Los candidatos deben tener una visión más amplia y profunda del problema, considerando todas las variables y buscando soluciones efectivas y viables que beneficien a la ciudad en su conjunto. Es necesario que la ciudadanía sea consciente de las implicaciones y retos que conlleva cualquier propuesta de este tipo, para poder tomar decisiones informadas y responsables en las elecciones venideras.
Las promesas son muchas, los incumplimientos mayores, no se puede caer en lo mismo y en la línea de estos. Hay que darle el Verde a los que sepan. Popayán merece y reclama más.