Uribe y Petro: perpetuar su legado es un error para Colombia

El país necesita un Estado más pequeño y eficiente. Seguir los pasos de Uribe o Petro sería condenarse a repetir las mismas malas prácticas.

Uribe y Petro: perpetuar su legado es un error para Colombia

Colombia enfrenta un reto histórico: dejar atrás los legados políticos de Álvaro Uribe Vélez y Gustavo Petro. Ambos, en su paso por el poder, dejaron una estela de prácticas cuestionables, donde el Estado terminó al servicio de amigos, familiares y aliados políticos. Repetir ese modelo sería condenar al país a más clientelismo, corrupción y frustración ciudadana.

El poder como herencia de intereses

Uribe usó el Estado para consolidar fortunas y favorecer a sus cercanos, mientras Petro repite el libreto con alianzas que benefician a su círculo íntimo y con escándalos que han salpicado a su familia y a su gobierno. Ambos representan la misma enfermedad: un poder que se olvida del bien común y se enfoca en sostener redes de conveniencia.

Uribe Vélez: riqueza patrimonial y redes de poder

  • Una investigación reveló que la familia Uribe (él, su esposa y sus hijos) concentra 72 propiedades, que suman cerca de 2 100 hectáreas, adquiridas incluso mientras ejercía la presidencia (2002–2010)
  • El programa Agro Ingreso Seguro, durante su segundo mandato, desembocó en subsidios millonarios dirigidos a personas cercanas, incluidos familiares como su primo Mario Uribe, y aportantes políticos, lo que destapó investigaciones y condenas.
  • En el escándalo de la parapolítica, varios de sus aliados familiares y funcionarios fueron condenados por vínculos con grupos paramilitares, revelando un uso del poder para favorecer estructuras violentas.
  • La llamada “Yidispolítica” mostró cómo funcionarios ofrecieron dádivas para lograr su reelección, resultando en condenas penalmente responsables.

Resumen: Uribe deja un legado entremezclado con expansión patrimonial familiar, clientelismo rural y redes de protección política, que convierte su modelo en una amenaza a la imparcialidad del poder.

Gustavo Petro: escándalos recientes de poder y nepotismo

  • El Gobierno de Petro enfrenta la percepción más baja de corrupción desde 2017, impulsada por múltiples escándalos, incluyendo la filtración de aportes irregulares y presuntos actos de nepotismo empresarial.
  • El caso más resonante ha sido el de la UNGRD, donde millonarios recursos destinados a la crisis hídrica fueron desviados para sobornos a congresistas y favorecimiento político, lo que encendió alarmas sobre corrupción en la gestión estatal.
  • La investigación contra su hijo Nicolás Petro y la campaña de 2022, por financiación irregular, avanza junto con acusaciones, aunque la Corte Constitucional frenó oficialmente la investigación sobre la campaña, lo que deja la reputación en entredicho.
  • En agosto de 2025, un cercano asesor de Petro, Carlos Ramón González, obtuvo asilo en Nicaragua mientras enfrentaba imputaciones por corrupción en la UNGRD, lo que genera dudas sobre el entorno presidencial y la responsabilidad política.

Resumen: La gestión de Petro está marcada por corrupción estructural, alianzas políticas cuestionables y una imagen debilitada por la instrumentalización del poder para proteger círculos cercanos.

Lo que está en juego

Colombia no puede seguir atrapada entre quienes se presentan como herederos de estas dos figuras. Cualquier candidato que prometa conservar el “legado” de Uribe o de Petro está en el lugar equivocado. El país no necesita custodios de viejas prácticas, sino líderes dispuestos a desmontar el exceso de burocracia y a devolverle a los ciudadanos el control de sus impuestos.

El próximo presidente deberá plantear un Estado más pequeño, menos costoso y verdaderamente eficiente, que no asfixie a la gente con impuestos ni se convierta en botín para partidos políticos. El futuro no está en seguir a caudillos, sino en liberar a los colombianos de estructuras que sólo han servido para enriquecer a unos pocos.

A los colombianos de a pie, a quienes cada mañana se levantan a trabajar para llevar el pan de cada día a sus hogares, debemos decirles con claridad: para avanzar hay que votar diferente y renovar esa clase política. Seguir con los herederos de Uribe o Petro es perpetuar los mismos vicios de siempre. La verdadera transformación llegará cuando decidamos no volver a entregar el país a quienes han demostrado, una y otra vez, que sólo buscan intereses particulares.

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